I
No leo periódicos. A veces mi mujer se empeña en comentarme alguna noticia. Otras veces por las redes sociales me llegan ecos de acontecimientos diversos. Pienso que tal como están funcionando los medios de comunicación, su función parece ser que no es otra que la de enemistarnos con la realidad.
II
Llega julio y, por lo tanto, llegan los periodistas que, como cada año, me hacen las mismas preguntas sobe los deberes de verano de los escolares. Les digo que si no nos damos vacaciones corporales -en ninguna época le hacemos más barrabasadas al cuerpo-, no tiene mucho sentido que nos demos vacaciones intelectuales. Me temo que no me entienden. Me molesta profundamente que den por supuesto que estoy en contra de los cuadernos de ejercicios. Los periodistas también transmiten prejuicios. Son grandes moralistas.
III
Hoy como con Luis Moctezuma. México a la mesa.
IV
En algún sitio recóndito del verano nace una brisa fresca que hace habitables estos días de julio. Escribo, leo, intento pensar; porque pienso porque rumio algo que he leído y escribo porque me empuja lo rumiado, que quiere verse con una forma ante mí. Leer, pensar y escribior son la Santa Trinidad de mis mañanas.
Rumiar sería como pensarlo dos veces antes de escribir. Rumiar es Anąlisis.
ResponderEliminarDigerir o hacer la digestión sería como metabolizar lo rumiado en una teoría. Hacer la digestión es Síntesis.
Finalmente, rumiar y tener un corte de digestión, (con diarrea incluida) sería como pensar lo paradójico o en la peor de las digestiones, lo caótico.
EnRi