"Era (...) afirmador valent de la realitat del món i de la seva causa. (Ah! la causa del món, heus-aquí, en fons, la qüestió verament debatuda!)." O sea: "Era (...) afirmador valiente de la realidad del mundo y de su causa. (¡Ah! la causa del mundo, esta es, en el fondo, la cuestión verdaderamente debatida).
Y por estas palabras de mossèn Carles Cardó en el prólogo de la "Doctrina Estética" (1919) del obispo Josep Torras i Bages, me he comprado este minúsculo librito que comienza, para ir abriendo el apetito, tratando de la "estética ontológica".
Todo iluminado -y a mi me parece que Torras i Bages pertenecía a este humano gremio- batalla en defensa de la realidad del mundo, que ve puesta en cuestión por los miopes. En la vanguardia de todos ellos cabalga altivo y frágil don Quijote. Y todos los miopes, que andamos apagadizos, los seguimos porque necesitamos iluminar nuestra cotidianidad con sus arrebatos de luz. Quizás por eso a medida que abandono la novela me acojo a la teología, que me parece la literatura apropiada para la edad que anda en avanzada.
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