—Muy fácil: agarras a un conejo y le empiezas a dar bofetadas y a decirle que vas a matar toda su camada... hasta que confiese que en realidad es un león disfrazado de conejo.
Este chiste no tiene mucha gracia... excepto cuando era contado en la URSS de Stalin... que te podía costar nueve años de cárcel. Y eso sí que no tiene nada de gracia.
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