Buscar este blog

lunes, 20 de abril de 2015

La impaciencia de la opinión

Me paso la mañana diciendo que no a diferentes medios que insisten en que les de mi opinión sobre la conducta asesina de un alumno desquiciado. De hecho el primero que me ha llamado -una radio-, me ha pillado totalmente ignorante de lo sucedido. Nada más informarme de lo ocurrido, ya quería que le dijera algo.

¿Por qué tengo que decir algo? ¿Para decir algo a un medio no es imprescindible tener algo meditado que decir?

Yo, desde luego, no tenía nada que decir, más allá de lamentar el hecho, tan triste. Pero insistían en que les interesaba mi opinión sobre las causas, que querían saber lo que pensaba sobre las mismas. Con una periodista me he enfadado. "No sé lo que pienso, por la sencilla razón que no conozco los hechos".

Cuando la sangre arbitraria es tan evidente la prudencia es un gesto mínimo de respeto a la verdad.

¿Qué demonios sé yo de las causas de lo sucedido?

De una televisión me invitan a un debate y dan por supuesto que iré (tengo una buena relación con el director del programa). Les digo que no y explico mis razones. Me insisten en que mis razones no les convencen."A quien tienen que convencer es a mi", les digo. Me aseguran que para tratar de la conducta del alumno han llamado a una psiquiatra. Yo hablaré después para tratar de la disciplina en las escuelas. Me vuelvo a negar. Tampoco entienden que me escandalice la mera sucesión de los temas. ¿Por qué mezclar un problema psiquiátrico con los problemas pedagógicos? ¿Es que acaso hay alguien -sea médico, ingeniero, cura o músico- que esté a salvo del arrebato de un desquiciado?

Hegel hablaba de la impaciencia de la opinión como el principal mal moderno. Hay que reconocer que Hegel dice con frecuencia cosas muy sensatas.

Ya entiendo que para un periodista la noticia y la verdad no tienen por qué ir de la mano. Pero es que yo no soy periodista.

9 comentarios:

  1. Alguien dirá que estamos cosechando los frutos de la Logse, la educación parusíaca y "democrática" que la sociedad demanda (según el inmemorable sr. ministro de la época).

    ResponderEliminar
  2. Szymborska :

    " A menudo, cuando voy a algún sitio, me ponen un micrófono en la boca, porque ha sucedido algo en cualquier parte del mundo y me preguntan: ‘¿qué piensa usted sobre esto?’. Siempre respondo lo mismo: ‘Tengo que pensarlo’. ‘No, no -me dicen-, lo necesitamos ahora’. ‘Necesito tiempo para reflexionar sobre ello, tal vez mañana pueda responderles’. ¡Y nunca lo aceptan! Que alguien se tome un día para pensar qué dice sobre algo importante está fuera de su lógica. Hay mucha gente que acepta dar esa respuesta inmediata, y a menudo se trata de frases estúpidas. Soy de esas personas que todavía creen que todo debe ser pensado un poquito, y que la primera impresión no siempre es la más acertada, la más coherente y la mejor. De hecho, escribo de la misma forma: tengo que andar, pensar, darle vueltas, ir de un sitio a otro…”

    ResponderEliminar
  3. Por la tarde me han seguido llamando. Sólo una periodista me ha dicho que entendía mi silencio.

    ResponderEliminar
  4. Con algo de la maldad del mal salvaje que soy, pienso que esa periodista lo aceptaba y lo respetaba, pero que no lo entendía...
    Opiniones compulsivas quieren, atajos... "Azar es una palabra económica. Evita largas explicaciones.", decía Bioy Casares.

    ResponderEliminar
  5. http://www.jotdown.es/2015/04/todo-sobre-rato/

    ResponderEliminar
  6. Cual és el limite entre considerar-lo un caso aislado y en el otro extremo transferir la responsabilidad a... lo que sea. Me parece muy sensata su posicion pero me gustaria oir su opinion - aunque sea el año que viene - porque creo que usted puede discernir esto para nosotros. Ni podemos ignorar la responsabilidad sobre los propios actos ni tampoco ignorar que todo tiene un contexto que le da vida.

    ResponderEliminar
  7. Estoy muy de acuerdo, así que entono un sincero mea culpa: http://www.diariodecadiz.es/article/opinion/2011098/matar/profesor.html
    Gracias.

    ResponderEliminar
  8. Ahora mismo leo la nota de un amigo que me cuenta como están las cercanías del instituto afectado,sitiadas por los vehículos y montajes de los medios de 'comunicación', no sé como se permiten esos circos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Nosotros mismos, con la intimidad expuesta sin cortapisas en las redes sociales, creo que hemos colaborado a esa ceremonia de la exhibición constante (y me incluyo aunque no debiera, la verdad; debe de ser un tic de tipo solidario...)

      Eliminar

Un amor perdurable a fuerza de no serlo

I En las últimas décadas del siglo XIX vivió en Oviedo un hidalgo llamado don Pepito Alegre, considerado unánimemente como «cumplido caballe...