No hay manera de escapar de la historia. Sería como intentar escapar de la gravedad tirando de los cordones de nuestros zapatos. Estamos de historia hasta el cuello. Y, sin embargo, para ser moral, hay que luchar contra la corriente. Esta es la única manera de mantener viva la fe en esa parte nuestra que no queremos que se confunda con el agua. Podríamos decir, entonces, que en el hombre la ley natural (la ley que le permite ser hombre) consiste en negar el imperio de la naturaleza.
¡Claro que sí! Y no rendirse nunca. Hay muchas cosas buenas en las buenas universidades estadounidenses, pero hay muchas cosas buenas en España, incluso en esta España tal como la han dejado. Y la mejor son los españoles, los de todas partes, los de todas las creencias (or lack thereof) y los de todas las tendencias políticas, incluso aquellas que detesto.
ResponderEliminarQue pensar en el St. John's y en otros buenos sitios nos ayude y nos anime para hacerlo lo mejor que podamos. A meterse en ese río hasta la cintura y a nadar contra la corriente.
¿La pregunta es qué hay en el hombre diferente de la naturaleza animal? ¿O es, más bien, cuánto hay en el hombre de naturaleza animal y qué efectos produce? La primera pregunta introduce la moral en la Historia, la segunda distingue lo histórico de lo moral.
ResponderEliminarE. García Vargas