Por razones que no vienen ahora a cuento, estoy leyendo bastantes cosas sobre las complejas relaciones entre Sartre y Camus. La mayoría de los autores que tratan de esta cuestión, acaban aceptando que la historia le ha dado la razón a Camus. Me parece que este es un argumento que ayuda muy poco a las tesis de Camus, precisamente porque si algo intentó denodadamente este filósofo fue buscar algún fundamento no histórico que le permitiese enjuiciar la historia; mientras que Sartre sometió de manera muy consciente la moralidad a la historia. Así que decir que la historia le ha dado la razón a Camus supone aceptar que la historia es el juez que da y quita razones, es decir, que es el juez que dictamina de manera inapelable quien tiene razón. Pero si esto es así, ¿este historicismo no le acaba de dar la razón a Sartre? Es decir, si la historia le ha dado la razón a Camus, entonces la razón última la tiene Sartre, y no Camus, puesto que, de los dos, sólo Sartre hubiese aceptado el veredicto de la historia. Veo todo esto bastante claro, pero tengo la sensación de que me encuentro dentro de una especie de paradoja que no sirve ni para dar ni para quitar razones.
Dicen, las malas lenguas, que Sartre a veces no jugaba limpio. Aunque ahora mismo no sé qué quiere decir exactamente eso.
ResponderEliminarA lo mejor con el tiempo puede que lo sepa.
En el fondo y por encima de teorías diversas todo es sentimiento, la pura realidad es que Camus nos cae más simpàtico por muchas razones, además de tener abuela menorquina.
ResponderEliminarLa estética como fundamento de la verdad: Nos decidimos por lo que nos parece estéticamente más atractivo y después buscamos argumentos para justificar nuestra elección...
EliminarA Raymond Aron no le cabía ninguna duda : Sartre era un gigante aunque se hubiese equivocado y Camus un escritor apreciable y un tío simpático , pero un filósofo manqué.
ResponderEliminarNo sé si esto ayuda algo.
El esfuerzo de Camus por rechazar la indignación selectiva, a la que era tan adicto Sartre, ¿ha de tener solamente una respuesta histórica?
ResponderEliminarAron es otro gigante, aunque mucha gente prefería equivocarse con Sartre antes que acertar con él. El intento de reencontrarse finalmente con Sartre que ensaya Aron con ocasión del compromiso de ambos con la "boat people" se saldó con la negativa de Sartre a responder ni si quiera al saludo de Aron ("Bon jour, non petit camarade"). Sartre era, efectivamente un gigante... que cultivaba la indignación selectiva.
Sí claro. Pero estamos hablando de mérito intelectual , no de la posición "correcta" ante la guerra de Argelia por ejemplo ; ¿por qué se me ocurre este ejemplo?. Aron se refería a eso.
EliminarMe parece que Camus (y también sería el caso de Orwell) son escritores muy útiles en tanto se mantenga cierta manifestación de problemas más 'de fondo', que ellos nos ayudan a tener más clara y a evitar costosas soluciones.
ResponderEliminarSí, las analogías posibles entre Camus y Orwell... un buen tema.
ResponderEliminarNada que ver. He pensado que le puede interesar.
ResponderEliminar1. Este parte de guerra.
http://www.pbs.org/weta/reportingamericaatwar/reporters/pyle/waskow.html
2. Esta peli, muy relacionada con el anterior.
http://youtu.be/OSaLIBfeS_E
'Hence you will not say that Greeks fight like heroes but that heroes fight like Greeks'
Winston Churchill
Como historiador me quedo con Sartre en este asunto, aunque sea menos estético...
ResponderEliminarUna vez, en la Universidad de Sevilla intenté defender con vehemencia que se podía ser histórico sin por ello defender el historicismo. No me entendió nadie. O dicho de otra manera: que cuando se confunde la historia con el historicismo, la conclusión coherente es el nihilismo.
EliminarCreo que la cuestión de fondo es, precisamente, a la que está dedicada prácticamente la totalidad de "El hombre rebelde" de Camus: una crítica, a partes iguales al marxismo mal entendido y al cristianismo, así como de de cualquier doctrina que disuelva la libertad individual e intersubjetiva.
ResponderEliminarAntes de nada, debemos tener en cuenta que el hecho de que Camus no fuera abiertamente comunista no equivale a presentarlo hoy como un conservador. Su orientación, claramente de izquierdas, intenta ceñirse a una idea de libertad y de justicia que no queden eclipsadas ni subordinadas a ningún absoluto más allá de la realidad tangible: la historia y Dios serían dos de ellos. Camus se esmera en explicar en qué se equivocan los intérpretes de Marx y en el peligro potencial que implica su concepción de la historia; sin embargo, no deslegitima a Marx, le reconoce el mérito de aportar herramientas teóricas fundamentales para detectar los principales problemas en las sociedades industriales y postindustriales jerarquizadas. Lo que no puede es comulgar con aquellos que erigen la historia en objeto de culto, su experiencia le demuestra precisamente que ello cristaliza en la ausencia total de moralidad, en tanto que negación generalizada de libertad, en los ejemplos de regímenes comunistas existentes en su momento histórico.
El problema es, pues: Sartre cree, paradójicamente, en la revolución y el final de la historia en aras de la consecución de la libertad; Camus, en cambio, reclama una libertad necesariamente presente y no proyectada como un "momento" del devenir de las sociedades humanas.
Creo que ambos argumentan sus posturas con el mismo rigor. La cuestión de si debemos elegir entre Camus o Sartre hoy es más sencilla que entonces. Ahora los que, en un ejercicio narcisista, quieran autodenominarse intelectuales no necesitan estar del lado de Sartre, dado que era el único que en el momento en que ambos discutieron podía tener la razón por tener el reconocimiento del campo intelectual por entero.
No creo que la historia haya dado exactamente la razón a Camus y no a Sartre, sigue tratándose de lo mismo: de la concepción de libertad, justicia e historia que tengamos en mente cuando intentamos comprenderlos.
Las consecuencias de la Guerra de Argelia o el final de la URRS no son motivos directos para "dar la razón a Camus", al menos en absoluto la "razón histórica". por ello creo que podemos disolver la paradoja que proponía la entrada. Camus hubiera sido consciente de que no se hubiese tratado de historicismo, sino de variables cambiantes, humanas, en conflicto. Ahora bien, ya que Camus no se ciñe a unas concepciones que sí han quedado algo estancadas en las últimas décadas del siglo XX, lo que deberíamos plantearnos es si cabe intentar aprovechar la alternativa camusiana para seguir pensando el presente.
En su respuesta -cabreada- a la reseña que había aparecido en "Les Temps modernes" de "El hombre rebelde", Camus dice algo que a mi parecer es de la mayor importancia para comprender su proyecto: ""mi verdadera tesis: concretamente, que quienquiera que busque servirse de la historia en su propio beneficio termina en el nihilismo".
EliminarConfieso que no acabo de entender a Camus y que en cierta manera tiene razón Sartre cuando lo trata de ambiguo, pero mi objeción va exactamente en la dirección contraria: Yo creo que lo que no se atreve a decir Camus es que simplemente, quien quiera servirse exclusivamente de la historia, está ya en el nihilismo. Esto lo ha visto perfectamente Heidegger, y por eso es el más grande de todos los existencialistas. Pero, insisto, es lo que no se atreve a ver Camus. Pero claro, buscar un criterio exterior a la historia para juzgar a la historia significa, se quiera reconocer o no, reivindicar a Dios.
Estoy completamente de acuerdo con lo que dices en la cita. Quizá que haya hablado de "El hombre rebelde" y el cristianismo ha hecho un poco caótico lo que quería decir. En definitiva se trata de eso, de que estoy de acuerdo con la cita. Es exactamente lo que intentaba decir: para Camus, la historia como entidad abstracta pero rectora de todo desemboca en el nihilismo. Lo que dice Camus es, en definitiva, que pensar desde abstracciones y generalidades, en este caso desde la historia, es una forma de vender la moral y la libertad humanas. Todo esto, traducido a lo concreto y enfocado en la disputa entre él y Camus, quiere decir, a mi modo de ver, que por sacralizar la historia (en el caso de Sartre ser fiel a los regímenes comunistas vigentes y sus dictadores) se tiende a la muerte, a la aniquilación de la libertad. En ese sentido Sartre se sintió ofendido por Camus. Y arremetió con toda la fortaleza de su posición privilegiada y también brillante inteligencia contra Camus.
ResponderEliminarNo sé si comprendo lo que dices, al final de tu comentario, cuando hablas de reivindicar a Dios. Veo que la discusión se mueve en torno al problema del historicismo. Pero cuando hablamos de él no hablamos de historia en el sentido en que lo hacen Camus y Sartre. Creo que cuando ellos lo hacen tienen en mente una concepción marxista de ésta y su cristalización, más degenerada para el uno que para el otro, fundamentalmente en las dictaduras soviéticas.
Abstrayéndonos algo del problema Sartre-Camus, creo que si habláramos de historicismo sólo podríamos hacerlo en el caso de Sartre, es cierto; porque era el único que dada su concepción materialista de la historia podría apuntar algún modo de descifrarla. Sin embargo, si se dice "la historia ha dado la razón a Camus" no se está dando necesariamente la razón a Sartre. Cuando se dice esta frase, que afecta exclusivamente a Camus, no tiene por qué creerse que éste contemplase "etapas" o "leyes" históricas, como, de otro lado, sí al menos se acercaba a hacer Sartre. Al final, volvemos a lo mismo. Si quién dice la frase piensa en la historia como la entendía Sartre, resultará ser una cosa; si lo hace pensando en la historia como lo hacía Camus, otra.
Si existe algún criterio suprahistorico que sirva para enjuiciar la historia, a ese criterio bien le podemos dar el nombre de Dios, se llame "voluntad de poder" o "eros" o como quiera que queramos llamarlo.
ResponderEliminarEn el siglo XX se dijeron muchas cosas, algunas de ellas importantes. Entre ésas siempre me han llamado la atención cuatro.
ResponderEliminarLa primera la pronunció Heinrich Luitpold Himmler, en su famoso “Discurso de Posen” del 4 de octubre de 1943 dirigido a altos cargos civiles, militares y de las SS, y refiriéndose a la “Solución Final”, en ella afirmó: “La mayoría de vosotros sabéis lo que significa cuando hay tendidos 100 cadáveres, o 500, o 1.000. Haber pasado por eso y –salvo las excepciones producidas por la debilidad humana- haber seguido siendo decentes, es lo que nos ha endurecido. Ésa es una página de gloria en nuestra historia que nunca se ha escrito y que nunca se escribirá…”
Por alguna razón siempre he visto en esas frases alguna relación con un personaje de Stendhal, no recuerdo si en La Cartuja de Parma o en El Rojo y el Negro. Es un revolucionario español en París que se lamenta del fracaso de la revolución en España. Un francés le responde que la razón del fracaso está en que los revolucionarios españoles no han logrado la complicidad del pueblo con sus crímenes.
La segunda la pronunció Stalin cuando dijo que un muerto es una tragedia, pero que un millón de muertos es solamente una estadística.
La tercera es obra de Albert Camus: "Si me han de hacer elegir entre la justicia y mi madre elegiré, sin ninguna duda, mi madre".
Y la cuarta la dijo Pier Paolo Pasolini al responder a unos estudiantes de clase media y de izquierdas que querían hacer la revolución, y que al manifestarse habían recibido los golpes de porra de la policía que: "los policías eran los verdaderos hijos del proletariado".
La frase de Pasolini es casi una afirmación cristiana sin seguramente él saberlo, pero explicarlo sería demasiado largo, en todo caso, decir sólo que tiene que ver con el verdadero texto fundacional del Cristianismo, el Sermón de la montaña de Jesús.
La frase de Camus conlleva un peligro, su perversión puede llevarnos a la moral mafiosa. Su contrario estaría en Sartre y Stalin y en Platón y su creencia que en los sabios se encuentra la salvación de la República cuando, en realidad, sólo hallamos el olor a cadáver del burócrata.
Cada uno debe de elegir lo que cree mejor, como afirma Roberto Saviano en su último libro, Cero, cero, cero, hay dos clases de dinero, el que se cuenta y el que se pesa. Sartre lo pesaba y Camus lo contaba.
Saludos
Albert Camus es muy superior a JP Sartre, como autor y especialmente como persona. Albert Camus es uno de los mayores humanistas libertarios del siglo XX. Miembro de la Federación Anarquista, redactor de Le Libertaire y de Solidaridad Obrera, su posición ante la vida y su concepto del hombre es plenamente anarquista.
ResponderEliminarJP Sartre fue un teórico mediocre (padre intelectual de luminarias como Pol Pot) y como persona, bastardo. Matón, con tendencia a la pederastia y al vicio, prepotente, sobrevalorado, cabal exponente de la superficialidad francesa más extrema, durante décadas trabajó al servicio del estalinismo, horrendo monstruo, engendro de las chifladuras de Marx.
La clave está en que un idealista como Camus que asume valores espirituales como la libertad, la dignidad, la generosidad, como centrales y lo más sublime de la herencia que nos ha legado el cristianismo y la filosofía griega; es lo más opuesto a un teórico oportunista que estructura su pensamiento de acuerdo con una cosmovisión materialista, roma, y plana del mundo. Si la libertad es un espejismo, como dice Marx, desaparece la conciencia y la ética, y todo se reduce a leyes de la historia, económicas, a-humanas, que inevitablemente llevan a un fin previsto. Con esas premisas, todo está permitido ("¿libertad para qué?, dijo Lenin, que también afirmó que "la mentira es revolucionaria") con tal de coadyuvar a ese doloroso y estéril parto. Estéril, ya que ninguna de las predicciones de Marx de ha cumplido. Decía que los países más industrializados (Inglaterra, Holanda) serían los primeros en aplicar la dictadura del proletariado. Pues eso.
Una de las claves de todo este asunto es la primera (¿quizá la mejor?) obra de Sartre. Durante décadas la borró deliberadamente de su Résumé, por si a alguien le daba por chivarse y purgarlo. Bar-Jonás, el hijo del Trueno. Al final de sus días, sin embargo, en un acto de grandeza, JP renegó de aquella triste frase de la mota de polvo que cae en el vacío y afirmó creer en Dios, en la libertad humana y en un sentido pleno de la vida. Sólo alguien que en el fondo no ha dejado nunca de ser cristiano en el sentido más profundo del término puede escribir una obra tan conmovedora acerca de la Navidad como la que Sartre escribió en el campo de concentración en 1940. El equilibrista se bajó del alambre, se quitó la careta y mostró su rostro más humano, algo que algunos no le perdonaron. Camus no necesitó esa catarsis en tiempo de descuento. Era, es, uno de los grandes.
Un tipo que escribe en "El ser y la nada" lo que sigue no puede ser un santo de mi devoción: "La obscenidad del sexo femenino es la de cualquier cosa abierta: es una apelación al ser, como lo son por otra parte todos los agujeros; en sí la mujer apela a una carne extraña que debe transformarla en plenitud de ser por penetración y dilatación. Y, a la inversa, la mujer siente su condición como una apelación, precisamente porque ella está "agujereada." Sin duda el sexo es una boca, boca voraz que engulle el pene -lo que puede conducir a la idea de castración: el acto amoroso es castración del hombre-, pero ante todo el sexo es un agujero". Pero hasta yo, don Eusebi, soy un poco más generoso que usted con Sartre.
ResponderEliminarNo sé si conocen ustedes un furioso texto que Céline le escupió a Sartre. Se titula "A l'agité du bocal".
ResponderEliminarYo no, desgraciadamente no conozco este texto de Céline.
ResponderEliminarSiempre que releo a Camus encuentro cosas buenas y nuevas aunque nadie es perfecto. Cuando en la Universidad me hicieron leer La Náusea me pareció ya, de entrada, un libro viejo i sórdido.
El señor Eusebi tiene toda la razón.
Saludos
Estimados Sr Luri,
ResponderEliminarcomparto la angustia, desazón y hasta repulsión que pueden producirle algunas ocurrencias de Sartre. En cuanto a lo que dice referente a su mayor benevolencia con él, lo entiendo como un noble acto de generosidad por su parte que no estoy seguro de que JP mereciera. Hubiera sido absolutamente imposible que nadie, apoyándose teóricamente en la obra del gran Camus, montara un tinglado tan repulsivo como lo de los Jemeres Rojos. Asunto turbio donde los haya que llevó al pueblo camboyano a atesorar el dudoso honor de ocupar el primer lugar en el ranking de personas represaliadas y desaparecidas a nivel mundial, seguida en segundo lugar por la España del nazi-fascismo y sus 188 campos de concentración. Algo que sí sucedió con el sr bizco boxeador. Cuando uno se pone en plan dogmático a sentar cátedra como Sartre hacía debe asumir la responsabilidad de sus palabras y actos. Las majaderías de un Pol Pot son una excrecencia de lo peor del ser humano cuando se aleja de su ser más profundo.
Aprovecho para agradecer al Sr Peletero sus generosas palabras, su amabilidad y cortesía. Decía el gran pensador humanista libertario el Dr Fèlix Martí Ibáñez acerca de la virtud de la cortesía que "si los pueblos del mundo escribieran más a amigos en otras naciones, habría mayor comprensión y acercamiento entre ellos. Porque el retorno al arte epistolar es un retorno a la cortesía sin la cual el hombre retrocede a la selva; pese a que sepa usar un teléfono o dictar un telegrama”. Cuánta razón tenía.
Tras su fallecimiento sus admiradores y amigos decidieron rendirle cada año un sentido homenaje en la Catedral católica de Saint Patrick, en Manhattan, NY, por su labor científica y humanística.
Saludos
Vint-i-setena Missa Memorial (1999) a la Catedral de Sant Patrici de NY en honor del Dr Fèlix Martí Ibáñez, filòsof de la FAI i militant de la CNT. " A twentyseventh Memorial Mass in loving memory of Dr. Felix Marti-Ibanez will be celebrated at the Lady Chapel of St. Patrick's Cathedral on June 17th at 3 PM".
ResponderEliminarFont: New York Times
http://www.nytimes.com/1999/06/16/classified/paid-notice-memorials-marti-ibanez-felix.html
Yo creo que quienes usan la expresión "la historia ha dado la razón a X" no quieren decir con ella algo como la tesis sartriana de que la razón sea histórica, sino más bien que la historia es un proceso en el que se termina desplegando una razón objetiva, con independencia de los deseos u opiniones de los individuos.
ResponderEliminarNO acabo de entender la diferencia que tu ves entre una "razón histórica" y una "razón objetiva" que se despliega en la historia. Pero, en cualquier caso, me parece que una u otra acaban instaurando al presente como el tribunal absoluto de la historia. Y es ahí donde yo presento mis objeciones. Por ejemplo creo que Platón nos ha comprendido a nosotros mejor de lo que nosotros nos comprendemos a nosotros mismos. Y creo que Tucídides sigue siendo de absoluta actualidad para entender la política, etc.
EliminarHoy he leído otro de esos innumerables artículos sobre Sartre y Camus.
ResponderEliminarhttps://aeon.co/ideas/how-camus-and-sartre-split-up-over-the-question-of-how-to-be-free
Aunque este post es un poco antiguo, ahí dejo el enlace porque me ha parecido que deja muy claro por qué el tío Leo consideraba la contribución de Camus muy por encima de la de Sartre. Se puede enunciar de forma muy sencilla: la vieja virtud de la moderación.