En 1994, cuando llevaba dos años en prisión, la prensa se interesó por sus lecturas carcelarias: Maquiavelo, Voltaire, Hemingway, Scott Fitzgerald, y biografías de Marx, Mao, Gengis Kan, Aníbal, Cromwell, Alejandro... Creo que también leyó el Corán.
Se hizo tatuar el rostro de Mao en el brazo derecho. Hace unos años visitó su tumba en China.
Entre su gusto por los grandes hombres, los conquistadores, los audaces (en el fondo, una fascinación por la violencia y el poder) y sus nuevas inquietudes filosóficas, solo Dios sabe en acabará todo eso, pero yo recomiendo tenerlo vigilado.
En 1994, cuando llevaba dos años en prisión, la prensa se interesó por sus lecturas carcelarias: Maquiavelo, Voltaire, Hemingway, Scott Fitzgerald, y biografías de Marx, Mao, Gengis Kan, Aníbal, Cromwell, Alejandro... Creo que también leyó el Corán.
ResponderEliminarSe hizo tatuar el rostro de Mao en el brazo derecho. Hace unos años visitó su tumba en China.
Entre su gusto por los grandes hombres, los conquistadores, los audaces (en el fondo, una fascinación por la violencia y el poder) y sus nuevas inquietudes filosóficas, solo Dios sabe en acabará todo eso, pero yo recomiendo tenerlo vigilado.
Ah, por cierto, el enlace no funciona. ¿Era éste?
ResponderEliminarProblema arreglado -espero-. Gracias, don Gato.
EliminarEs una metáfora nitzscheana cobrando vida!
ResponderEliminar