martes, 15 de diciembre de 2009

Cuenta Al Farabi...

... que en una ciudad gobernada por un cruel déspota vivía un hombre honesto, piadoso y asceta que, sintiéndose objeto de la ira del tirano, decidió exiliarse.

Como en aquella ciudad el miedo había convertido a los ciudadanos en delatores, pronto llegaron a oídos del tirano las intención del hombre honesto. Ordenó a sus guardias que de ningún modo le permitieran abandonar la ciudad.

El
hombre íntegro decidió entonces disfrazarse de vagabundo, y tocando un tambor se presentó en una de las puertas de la muralla, cantando como si estuviera borracho. Cuando el guardia le preguntó quién era, dijo que era el honesto y piadoso asceta que quería huir del poder del tirano.

El guardia lo dejó pasar sin creer lo que decía.

7 comentarios:

  1. extraño cuento...
    pronto, viendo como está el patio, podremos escapar todos.

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  2. ¿Y qué queda entonces del honesto y piadoso asceta?

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  3. muy apropiado Don Gregorio, pero egoistamente espero que no sea el caso, sería doblegarse a la sinrazon, y a la sinrazon solo hay que doblegarse ante peligro de muerte, solo para seguir viviendo, solo para desenmascarar a la sinrazón, aunque sea desde el exilio, y en eso ya se tiene experiencia en la piel de toro. Ni en 24 horas ya ha empezado el proceso natural de la autofagotización.

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  4. Y que fue del honesto ciudadano fuera de la ciudad, sin sus amigos, sus gentes, el azul del mar.....??? Siempre hay un tirano o tiranillo, pero que mas da, cuando uno se sabe conocedor de su honestidad?? Pelillos a la mar.......

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  5. Y si esa no es la sabiduría, la sabiduría dónde está? Abrazos.

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  6. Os lo juro, era sólo un cuento de Alfarabi.

    Y, diciendo esto, ¿aclaro o confundo las cosas?

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