Buscar este blog

jueves, 12 de noviembre de 2009

A vueltas con la corrupción

I
Comienzo a pensar que una sociedad democrática está realmente corrupta cuando cualquiera de sus ciudadanos se siente moralmente superior a todos sus políticos.

II
Una democracia debería ser también un hacerse cargo colectivo de que no hay soluciones definitivas para la política, por ejemplo porque cada actuación bien intencionada tiene, como los mejores medicamentos, efectos secundarios (y con frecuencia en política son completamente imprevisibles).

III
Se extiende la idea de que hay una solución milagrosa contra la corrupción: la modificación del sistema electoral. La convicción, bien intencionada que la sustenta, es que cuanto más próximo esté el poder político al ciudadano, menos posibilidades hay de corrupción. Creo que convendría pensar antes de establecer conclusiones excesivamente optimistas sobre las ventajas de la proximidad, en nuestra reciente experiencia municipal. Los ayuntamientos se han lanzado con más alegría que nadie a la economía del ladrillo porque les permitía obtener ingresos magníficos para hacer promesas insensatas, que han lastrado los presupuestos municipales para las próximas décadas de forma grave.

El ciudadano no tiene ninguna garantía de pureza por ser ciudadano. Y por lo tanto, la proximidad al ciudadano, en sí misma, tampoco.

IV
El sistema electoral británico no ha impedido la corrupción de sus parlamentarios. Más aún, cuando se les ha exigido la devolución del dinero que han cobrado de manera abusiva, algunos han preferido dejar su escaño antes que el dinero.

V
Josu Jon Imaz, hablando de la creación de circunscripciones electorales, ponía en guardia, aquí mismo, en Barcelona, hace unos meses, contra la ingenuidad. ¿Seguro que es siempre más conveniente que los cargos electos sean más fieles al electorado que a sus partidos? Ponía el ejemplo de la Alemania de Helmut Kohl, especialmente pertinente estos días de celebraciones murales. En contra de la opinión de la inmensa mayoría de sus ciudadanos y de la mayoría de su propio partido, Kohl se atrevió a ser impopular y a aceptar el despliegue de los llamados "euromisiles" de EEUU en su país tras la modernización por parte de la URSS de sus misiles (los SS-20). La valentía de Kohl fue decisiva para el derrumbamiento del muro. Él, y no los pacifistas, tenía razón. Fue el alejamiento del deseo inmediato de sus ciudadanos lo que se demostró, en este caso, inteligente.

22 comentarios:

  1. Quizá, como Vd. bien señala, la modificación de la ley electoral no sea la panacea. Pero si algo ha quedado claro es que el actual sistema es inicuo para con los intereses del ciudadano.

    No, el ciudadano no tiene garantía de pureza, por eso la democracia debería ser también un sistema que vigile a los vigilantes con mecanismos de control recíproco. Cosa que, huelga decir, nuestro sistema no tiene.

    Trevijano, creo, dio en el clavo al diferenciar la corrupción personal (la británica en este caso?) inevitable y, al fin y a la postre inocua, de la constitutiva, que acaba pudriendo a las propias instituciones.

    Un saludo

    ResponderEliminar
  2. Extrapolas lo que es una condición del hombre, la corrupción, a una categoría social: la sociedad no es nada; lo son las personas; si hubiera listas abiertas no nos librariamos del pecado, pero en las manos del votante estaría librarse de los pecadores.

    ResponderEliminar
  3. i.) ¿Y eso no haría de ese ciudadano cualquiera un político?

    ii.) ¿Y hacerse cargo de que los problemas políticos son exactamente aquellos que crean los políticos, no?

    iii.) ¿Bien intencionada? ¿Ironía?

    v.) Era fácil. Los pacifistas jamás han tenido razón.

    ResponderEliminar
  4. Tumbaíto: los pacifistas siempre han tenido razón. El problema es que la realidad suele preferir lo irracional.

    ResponderEliminar
  5. Los pacifistas, Croix, siempre han tenido un problema con la realidad, al menos tan enorme como el que usted señala.

    ResponderEliminar
  6. La frustración (y la desepción) abre una y otra vez las puertas de la conciencia... y la fatiga las cierra a veces antes de ser plena, a veces para reconducir a sus hijos hacia remozados mitos. No obstante, me permito saludar la desecepción que tanto duele. Quizás desde mi falta de "raigambre cafetero", je... ¡Salud!

    ResponderEliminar
  7. Dos acotaciones, si me permite:

    Cuando hay listas abiertas se vota a quien se conoce; es decir, a quien es popular. Lo cual es más que temible. Pavoroso.

    ¿Por qué limitar al caso municipal los efectos contraproducentes de la proximidad? En Andalucía, para no ponernos con lo de aquí, la administración autonómica ha detraído -como mínimo tanto como atraído- recursos de todo tipo. Hay quien propone el contrafactual de los dineros europeos -alemanes, por supuesto- llegados al mediodía española sin existencia de la red de intereses autonómicos y, como siempre con los contrafactuales, sale, efectivamente, una maravilla: ¡California!

    Finalmente, también si me permite, señalar una coincidencia y, en parte, entonar un mea culpa. Soy de los que, en ocasiones, siente la llamada de la FAI. Oi que m'entèn? Pero reconduzco con rapidez el tema. Efectivamente, nunca me dedicaré a la política profesional, pero asumo que son imprescindibles.

    ResponderEliminar
  8. Yo comienzo a pensar que una sociedad democrática está realmente corrupta cuando cualquiera de sus ciudadanos se sabe moralmente a la altura de sus políticos corruptos.
    ¿O es que creemos que los ciudadanos de a pie somos inocentes seres de moral intachable? ¿Que ocurre entonces con el agricultor , el empresario o el presidente de asociación cultural que solicita subvenciones sin fin, aun sabiendo que en justicia no le corresponden, a pesar de la falta efectiva de controles hará que les sean concedidas? ¿Que pasa con el don nadie que pretende no pagar el IVA de cualquier factura que le sea presentada? ¿Y con el modesto empresario autónomo que declara la mitad de lo que factura? ¿Y con el funcionario de medio pelo que manipula sus días festivos hasta acabar disfrutando del doble de los que le corresponden? ¿Y con el presidente de comunidad de vecinos o de peña recreativa que mete la mano en la caja? ¿Y quien simplemente no hace su trabajo a pesar de que cobra por ello? ¡En fin! Un todo, oigan. Un todo, por cierto, del que nadie quiere acordarse, pero que hará imposible acabar con los políticos corruptos, mientras la política se nutra de la sociedad y nadie tenga los cojones necesarios para "cantarle las cuarenta" al pueblo soberano.
    Saludos :-D

    ResponderEliminar
  9. Ser pacifista, como ser un puritano moral o creer que la corrupción puede evitarse, es lo mismo que ser partidario de la salud. Tarde o temprano llega la enfermedad, una detrás de otra.

    ResponderEliminar
  10. Por cierto, después de esto, el canciller Kohl apareció involucrado en un escándalo de financiación irregular de su partido. E investigado por ello, como un ciudadano normal, sin que sus méritos políticos le sirvieran de excusa. Y así debe ser en democracia.

    ResponderEliminar
  11. Carlos: Creo haber solucionado el problema de raigambre.

    ResponderEliminar
  12. Eliminar la corrupción en este país se me antoja tan complicado como prohibir la siesta. Sin embargo no estaría de más establecer una serie de mecanismos de control. Se me ocurre, así a bote pronto, prohibir a los cargos públicos que acepten regalos y, como sucede en Noruega (y no sé si en toda escandinavia), hacer públicos los ingresos anuales de todos los ciudadanos, incluido el rey.
    Y si además de todo esto, el sistema judicial español fuera eficiente (y mucho se han guardado de no darle las herramientas para ello) entonces ya sería la leche.

    ResponderEliminar
  13. Arrebatos (y el resto): Efectivamente, somos un país de satisfechos pícaros. Hacemos de la corruptelilla con frecuencia un motivo de orgullo social. Pienso ahora, por ejemplo, en la famosa "chuleta". ¿Quién no a copiado nunca en un examen? Y sobre todo ¿Quién no se ha jactado después de ello?
    Me sorprendió comprobar que en Finlandia copiar es un motivo de vergüenza. En primer lugar, propia, y, en segundo lugar, un motivo de escarnio colectivo.
    Bienvenidos -¡faltaría más!- sean todos los controles. Pero creo que aunque los triplicásemos, ns seguiría faltando una educación del sentido de la vergüenza.

    ResponderEliminar
  14. Me viene a la cabeza una viñeta de Mauro Entrialgo que decía "Borracho es todo aquel que bebe más que yo". Pues eso, el español es un tipo que piensa "Corrupto es todo aquel que mangonea más que yo"

    ResponderEliminar
  15. Una pregunta :

    Supongamos que para construir en un terreno suyo Ticio se ve obligado a pedir una licencia al ayuntamiento, y para conseguirla compra al consistorio (¡qué malo!). ¿Dónde está la corrupción en la necesidad de licencias o en la compra?

    ResponderEliminar
  16. Tiene Ticio bien merecido su castigo, por venir a este café con trampas saduceas.
    Habrá quien diga que la corrupción está en el "suyo" de ese terreno.

    ResponderEliminar
  17. ¡Ya se ha hecho justicia! (que, como siempre, no es ni suficiente ni absoluta, je...) Merces...

    En cuanto al contenido: lo dicho. ¡Nada proveniente de La Razón impregnará esta Tierra!

    ResponderEliminar
  18. Y dirá gran verdad, don Gregorio, quien denuncie la corrupción "de tal cosa". ¿Ha visto a alguien hacerlo con los ojos empañados?

    ResponderEliminar
  19. Estoy con el primer comentario -creo que de Armando-. Diferenciemos entre corrupción personal y constitutiva. La primera es inevitable, la segunda no. La segunda es la consecuencia de una reglas de juego. La modificación de esas reglas puede incidir en la corrupción. Si se elaboran estructuras inteligentes, de separación y contrapeso de poderes, de representación ciudadana, de filtros continuos, etc. la corrupción constitutiva pude llegar a desaparecer -no así los corruptos, eso sería una ingenuidad por mi parte-. España nos parece un país de sinvergüenzas porque su constitución refrenda una sistema eminentemente corrupto. Y todos los sinvergüenzas acuden a él y campan a sus anchas. La no separación de los tres poderes y la irrepresentación ciudadana -que obliga, a su vez, al españolito a no responsabilizarse en la cosa pública- son dos aspectos de este tipo de corrupción.

    Por otro lado, el sistema electoral no influye demasiado, es cierto, pero sí es un eslabón más en la cadena de reformas. Para que haya representación -no representatividad- es obvio que el sistema anglosajón es el más eficaz, pero también debe haber mecanismos para que los electores no sólo puedan elegir a sus representates y gobrenantes, sino deponerlos. A todo esto habría que unir, por supuesto, las elecciones diferenciadas para el legislativo y ejecutivo.

    Un saludo,

    David López Sandoval. www.deseducativos.com

    ResponderEliminar
  20. No creo que la corrupción hispana sea muy diferente de la británica, la francesa, la alemana o la estadounidense; ni creo, tampoco, que nuestros partidos políticos sean instituciones mafiosas. De hecho es a ellos a los que les pedimos que hagan una reforma electoral.
    Personalmente, prefiero un sistema de partidos, con todas sus limitaciones, a un sistema asambleario, en cualquiera de sus formas.

    ResponderEliminar
  21. ¿Para que las considerase organizaciones mafiosas, don Gregorio, deberían cobrar más del tres por ciento, no?

    ResponderEliminar
  22. Creo, sinceramente, que las organizaciones mafiosas están infravaloradas.

    ResponderEliminar

22 de diciembre

 I Se mire como se mire: el 22 de diciembre debiera ser la fiesta nacional de España. Nada nos une más que la lotería de navidad. II Esa ale...