I
Los franceses discutían sobre su identidad nacional, sin darse cuenta de que la identidad nacional sólo aparece cuando no se la busca. Es como el silencio, que en cuanto lo nombras, lo rompes.II
Y justo cuando se les ocurre nombrar el silencio de la identidad nacional, va Thierry Henry y mete un gol fatídico con la mano.III
Como los franceses son infinitamente más laicos que los argentinos, son incapaces de hacer teología con la mano de Henry. Un gol tramposo es un gol tramposo y una victoria deshonrosa es una victoria deshonrosa.IV
Lo cierto es que en la posmodernidad la teología política parece ser cosa de competiciones deportivas. Allá donde las naciones parecen manifestarse "como un solo hombre" es frente a las pantallas de televisión. El patriotismo constitucional resulta indistinguible del patriotismo de la hinchada deportiva. En España, por ejemplo, nadie parece querer saber nada de los soldados desplegados por medio mundo. Lo que mola es "la roja". No son noticia las venturas o desventuras cotidianas de nuestros soldados en Afhganistán, donde arriesgan la vida continuamente, sino las noches de farra de nuestros deportistas.V
La tarde del 18 de noviembre de 2009 Francia se jugaba su pase al mundial frente a Irlanda. Y Argelia frente a Egipto. Mientras la mano de Henry dejaba a un buen número de franceses confundidos, intentado digerir el agridulce sabor de la victoria tramposa, las calles de Francia se llenaban de eufóricos seguidores de la selección argelina, con banderas de Argelia, cánticos de Argelia, gritos de apoyo a Argelia, entusiasmo argelino. Muchos de ellos legalmente eran ciudadanos franceses.Los colores de la bandera argelina, rojo, blanco y verde, eran los colores de la fiesta en las calles francesas.
VII
Thierry Henry declaraba a Le Parisien que él no estaba en el campo para hacer de árbitro. Alain Finkielkraut proponía volver a repetir los dos partidos de la eliminatoria Francia-Irlanda. Elisabeth Lévy defendía que la "patria de los derechos humanos" no podía presentarse en Sudáfrica con la cabeza gacha.VIII
De repente los franceses sienten envidia. O de los perdedores, los irlandeses, que abandonaron el campo dolidos, pero sin insultar a nadie, o de los vencedores argelinos, que pueden hacer patriotismo futbolero. No saben qué hacer con su perpleja identidad.
Identidad francesa es agachar la cabeza ante una victoria inmerecida! Que gran patria!
ResponderEliminarFerran: Pero no hay que despreciar nunca lo que nuestro vecino haga con su barba.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho esa imagen: romper el silencio cuando lo nombras. Y cómo enlazas cuestiones como ese intento de Sarkozy con el fútbol. Inteligente y sugerente (qué feo queda todo en ente, lo siento), como siempre.
ResponderEliminarUn abrazo.
A los ingleses esto les debe parecer el mejor mundo posible: los irlandeses, fuera; los franceses, confundidos. Le Hand du God, veritablemente.
ResponderEliminarBel: Que todo sea "ente" es algo que ya decía Parménides. No debe usted justificarse por coincidir con el.
ResponderEliminarrA: No había pensado en eso. Y tiene usted -of course- razón. Por si fuera poco el otro día leía una estadística de resultados escolares en las escuelas inglesas donde se pone de manifiesto que los peores escolares son los irlandeses, por debajo de los ingleses pobres, que ya es decir, porque estos últimos están por -este orden- por debajo de los negros, los paquistaníes, los británicos ricos, y los orientales.
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