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lunes, 30 de noviembre de 2009

Filebo 28 c

"Todos los sabios -asegura Sócrates en Filebo 28 c- proclaman al unísono (symphônoûsin), dándose coba a sí mismos , que hay una inteligencia (noûs) gobernando tanto el cielo como la tierra. Y probablemente dicen bien.”

En este "probablemente" hay una gota del corrosivo humor platónico. Al hacer uso de este término, Platón consigue crear una distancia higiénica entre él y "los sabios".

¿Quienes son los sabios? Los que defienden que la inteligencia gobierna todo. Pero probablemente al obrar así se están exhibiendo ellos mismos como seres dignos de veneración.

Quizás entonces la tan cacareada cosmología de la inteligencia universal (llámese Noûs o de cualquier otra manera) tenga que ser vista, más que como una descripción objetiva del mundo, como la ideología de los intelectuales.

domingo, 29 de noviembre de 2009

Futesas de un abuelo tras un día de lluvia

I
Sólo en el amor descansamos de la lucha por el reconocimiento y disfrutamos, al menos ocasionalmente, de paz.

II
Pensaba en el recién nacido volviendo a casa mientras por la radio andaban liados con el balón del último partido del siglo, que iba para aquí y para allá. Las calles de Barcelona, tras la lluvia, estaban desiertas. El asfalto, aún húmedo reflejaba las luces de los cuatro coches perdidos en una ciudad un poco fantasmal. Las luces de navidad adornaban la calle de melancolía, apagadas y vacías de simbolismo, como promesas que no nos atrevemos a formular.

III
No sé si podemos elegir alguna vez a quienes amamos. En este caso, desde luego, no. Lo amamos simplemente porque está ahí y es de los nuestros. Porque es un recién venido al ámbito más íntimo de los nuestros.

IV
Ni lo hemos elegido ni lo amamos por lo que hace. De hecho no hace casi nada. Es pura biología en un estado bastante pasivo. Lo amamos por ser quien es, haga lo que haga. Y al amarlo lo dotamos de identidad. Ahora tiene una identidad casi únicamente administrativa. Todo lo que es cabe en una ficha: su nombre y apellidos, cuatro datos, peso, medida, constantes, número de habitación, etc.

V
Llegará el día en que tendrá que salir al mercado de las relaciones sociales a poner en venta sus cualidades. Y le pondrán un precio que coincidirá o no con su valor. Saldrá a competir por un reconocimiento social que nosotros, los que lo amamos por ser quien es, no le podremos dar. Nosotros no lo querremos por lo que sepa hacer.

VI
Saldrá a reclamar reconocimiento exponiéndose, en cierta manera, como una herramienta. Y lo mirarán de arriba abajo pensando en lo que pueda dar de sí.


VII
Nosotros lo hemos reconocido como nuestro a pesar de que su valor instrumental, su valor de herramienta, es nulo. Y sin embargo, siendo tan poca cosa, nos ha hecho felices con su mera llegada.

VIII
Si los que lo recibimos como un recién llegado lo sabemos hacer razonablemente bien, se sabrá aceptado por ser quien es (sea lo que sea lo que sepa hacer) y de esta manera dispondrá de un ámbito en el que poder reparar las inevitables heridas que le causará la lucha por el reconocimiento, ya desde el patio de la escuela.

IX
No hay institución menos capitalista que la familia, me digo a mi mismo, y me quedo un poco perplejo ante este pensamiento.

X
Toda mi imaginación está ocupada por su carita y esos ojos que aún son incapaces de reconocerme.

viernes, 27 de noviembre de 2009

27 de noviembre




















Hoy, 27 de noviembre, ha nacido mi nieto.

Platón y las cosas humanas

La opinión del anciano Platón de Leyes 803 b-e sobre las cosas humanas debería escribirse en el frontispicio de todo manual de filosofía platónica, porque ninguna afirmación de los diálogos incompatible con este texto debería tomarse –creo yo- demasiado en serio.

"Los asuntos de los hombres (ta tôn anthrôpôn prágmata) aunque no merecen gran consideración, no hay más remedio que tomarlos en serio, lo cual no es precisamente un motivo de regocijo (eytykhés) (…). Hay que tratar en serio lo que es serio (spoudaîon spoudázein), pero no lo que no lo es. La divinidad es por naturaleza digna de la mayor seriedad, pero el hombre no es más que un juguete inventado por la divinidad. Y esto es precisamente lo mejor que hay en él. Hay que aceptar, en consecuencia, este destino. Todo hombre y toda mujer deben pasar su vida jugando a los juegos más hermosos (kallístas paidiàs) que puedan jugar. Hay que vivir jugando determinados juegos, es decir, sacrificando, cantando y danzando de manera que nos sea posible, de una parte, conseguir el favor de los dioses, y de otra, defenderse contra los enemigos y vencerlos en combate”.

La conclusión (804 b): “La manera de ser (tòn trópon) del hombre es propia de quien, no siendo por regla general más que un títere, participa algunas veces en pequeño grado de la verdad”.

Los dioses. ¿Pero qué son los dioses para Platón?

jueves, 26 de noviembre de 2009

Futesas de un día de noviembre

I
11 h.

- Ferrer y Guardia -me dice F., en catalán- fue el creador de "l'Escola Moderna".
- ¡En absoluto! - le contesto.
- ¿Como que no?
- Fue el creador de la " Escuela Moderna"
- ¿Y qué diferencia hay?
- Para él, mucha.

II
14 h

Como en el Parlament de Catalunya con Irene Rigau. Se acerca a nuestra mesa Salvador Giner y aprovecho para interesarme por sus años de estudiante en la Universidad de Chicago, donde fue alumno de Leo Strauss. Me cuenta que le presentó un trabajo sobre Aristóteles y que Strauss le echó una bronca en su despacho por haberse atrevido a opinar: "No quiero que me diga su opinión sobre Aristóteles. Quiero que me diga lo que piensa Aristóteles". ¡Bien por Strauss! Quedamos para una larga entrevista, con Giner, claro.

III
18.30 h

En la librería Documenta. Comenta un famoso escritor catalán que escribe siempre en catalán: "Los autores mejor tratados en Cataluña son los que nadie ha leído. Los que leemos todos son insoportables".

IV
19.30 h

Conferencia en el "Institut d'Estudis Catalans". Inauguración del curso de la Societat Catalana de Filosofía a cargo del amigo Toni Bosch. Una conferencia magnífica.

V
21.30 h

Vuelta a casa en tren. Leo en el "Diccionario del dandi" de Giuseppe Scaraffia: "A una dama que, percatándose de su palidez, le preguntó si no se encontraba bien, Oscar Wilde le respondió: 'No, sólo estoy cansado. Ayer en el bosque recogí una prímula, pero era tan débil que la he tenido que cuidar durante toda la noche'"

VI
0:13 h

Vuelvo a leer en el mismo libro lo que Baudelaire le preguntó a Nadar: "¿No crees tu también que el cerebro de los niños debe tener un gusto parecido al de las avellanas?"

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Programa para lo que me quede de vida

"... salir a la caza de la realidad (epikheiroî thêreúein tôn óntôn)."

(Sócrates, Fedón, 66a)
pero...
  1. Quizás sea más cómodo seguir leyendo a Platón.
  2. ¿Qué zurrón, qué montes, qué calibre...? demasiados problemas de intendencia.
  3. Salir a media mañana. Echarse a dormir a la sombra de una encina. Esperar que las perdices acudan misericordiosamente dando saltos, se retuerzan ellas mismas el cuello y con el último suspiro se cuelguen de los ganchos de la canana. Despertarme, contar las presas, volver a casa cantando.
  4. Suspicacias ecologistas. Uno, lo quiera no, es postmoderno.
  5. Un día de estos...
  6. Josep Pla me diría que a la realidad se la reconoce por la cantidad de moratones que nos ha dejado su encuentro con ella.
  7. ¿Sentirse presa de la realidad? ¿Quién va a la caza de quién?
  8. Ver la realidad por la tele.
  9. ¿Los estados de ánimo de uno forman parte de la realidad?
  10. Mi gata, Bacallà Salat, me mira perpleja. Ronronea. Refriega su nuca contra mi barbilla. Esta a punto de tumbarse sobre el tecladuufggjjhhhhssnnnnccsnnsjdjdddkdkkdk

martes, 24 de noviembre de 2009

El cine en un fotograma

Si tuviese que quedarme con un fotograma de la historia del cine -cosa bastante absurda, pero de alguna manera tengo que empezar este post-, elegiría, sin ninguna duda, éste, porque con esta cara, capaz de absolver al más abyecto criminal de todas sus culpas, saliendo súbitamente de la penumbra (tal cual, así, con esa síntesis imposible de mensajes que reflejan todo lo que no quisiéramos ser, pero tememos poder llegar a ser... e incluso sospechamos que anda latiendo bajo lo que creemos ser), con ese gesto cinematográfico genial que demuestra cuanta irrealidad puede mostrarse con el más estricto realismo, descubrí con doce años el cine. Y de fondo, claro, aquella inolvidable música de cítara.

domingo, 22 de noviembre de 2009

Un instrumento pedagógico fundamental

Ningún docente que quiera ser alguien -o meramente un algo con una miajilla de dignidad profesional- podrá ignorar de aquí en adelante esta maravilla de la tecnología educacional (está en francés, pero ¿acaso no nos marcan nuestros vecinos con toda precisión el camino más corto a la debacle?)

sábado, 21 de noviembre de 2009

La identidad francesa y la mano de Henry

I
Los franceses discutían sobre su identidad nacional, sin darse cuenta de que la identidad nacional sólo aparece cuando no se la busca. Es como el silencio, que en cuanto lo nombras, lo rompes.

II
Y justo cuando se les ocurre nombrar el silencio de la identidad nacional, va Thierry Henry y mete un gol fatídico con la mano.

III
Como los franceses son infinitamente más laicos que los argentinos, son incapaces de hacer teología con la mano de Henry. Un gol tramposo es un gol tramposo y una victoria deshonrosa es una victoria deshonrosa.

IV
Lo cierto es que en la posmodernidad la teología política parece ser cosa de competiciones deportivas. Allá donde las naciones parecen manifestarse "como un solo hombre" es frente a las pantallas de televisión. El patriotismo constitucional resulta indistinguible del patriotismo de la hinchada deportiva. En España, por ejemplo, nadie parece querer saber nada de los soldados desplegados por medio mundo. Lo que mola es "la roja". No son noticia las venturas o desventuras cotidianas de nuestros soldados en Afhganistán, donde arriesgan la vida continuamente, sino las noches de farra de nuestros deportistas.

V
La tarde del 18 de noviembre de 2009 Francia se jugaba su pase al mundial frente a Irlanda. Y Argelia frente a Egipto. Mientras la mano de Henry dejaba a un buen número de franceses confundidos, intentado digerir el agridulce sabor de la victoria tramposa, las calles de Francia se llenaban de eufóricos seguidores de la selección argelina, con banderas de Argelia, cánticos de Argelia, gritos de apoyo a Argelia, entusiasmo argelino. Muchos de ellos legalmente eran ciudadanos franceses.

VI


Los colores de la bandera argelina, rojo, blanco y verde, eran los colores de la fiesta en las calles francesas.

VII
Thierry Henry declaraba a Le Parisien que él no estaba en el campo para hacer de árbitro. Alain Finkielkraut proponía volver a repetir los dos partidos de la eliminatoria Francia-Irlanda. Elisabeth Lévy defendía que la "patria de los derechos humanos" no podía presentarse en Sudáfrica con la cabeza gacha.

VIII
De repente los franceses sienten envidia. O de los perdedores, los irlandeses, que abandonaron el campo dolidos, pero sin insultar a nadie, o de los vencedores argelinos, que pueden hacer patriotismo futbolero. No saben qué hacer con su perpleja identidad.

jueves, 19 de noviembre de 2009

Se ha ido el Fari

Se ha ido el Fari.

Ha cogido sus cuatro bártulos y se ha vuelto para África, donde lo espera su madre viuda y sus dos hermanos. Antes de marchar nos pidió un teléfono para su madre. Hicimos una colecta en Vins i Divins y se lo dimos. Y se fue. Y ahora echamos en falta lo que reía cuando A. le decía: "Fari, cuando cruces la carretera, sonríe, que si no, no se te ve". Y él sonreía para nosotros, agradeciendo nuestro interés y nuestras bromas y el vaso de agua que le dábamos, pero todos sabíamos que al día siguiente volvería a cruzar la vía del tren y la N-II en plena noche, arrastrando su carro de la compra lleno de abalorios.

Durante el verano aún iba tirando, pero estos dos últimos meses lo único que vendía era elefantes anticrisis con la trompa levantada, a un euro la unidad.
- Compra, esto contra la crisis. Elefante buena suerte.
Yo solía acompañarlo por las mesas para animar a los clientes a que combatieran la crisis por un euro. Con irregular fortuna, todo hay que decirlo. Además un cliente que se lo compró tuvo un accidente y apareció una noche con muletas y un humor corrosivo que le espantó muchos compradores potenciales.

Más de una vez estuvieron a punto de atropellarlo. Un desalmado arremetió una noche contra el carrito voluntariamente, desparramando toda la carga de pulseras y collares por la Nacional II. Era triste oír su crujido bajos las ruedas de los coches mientras el Fari se llevaba las manos a la cabeza.

- Fari, sonríe cuando cruces, que si no, no se te ve.

Nos dijo que para estar aquí sin hacer nada, prefería estar sin hacer nada en su pueblo de Senegal.

Ahora, sin más ni más, más de una noche nos hemos sorprendido mirando a la oscuridad, por el punto en el que emergía milagrosamente de la nada, con su carro de la compra repleto de bisutería barata. Quizás el día menos pensado, cuando apunte la primavera, lo veamos reaparecer.

martes, 17 de noviembre de 2009

Futesas de una mañana con gripe

Nietzsche lo dice explícitamente en un fragmento de 1881: "La supuesta finalidad de la naturaleza (...) quizás sea la última forma de representar a Dios". Desde esta perspectiva la renaturalización del hombre (del hombre en general, y no del filósofo) tendría lugar cuando todos los hombres comprendiesen la verdad del sin sentido de las cosas... y vivieran de acuerdo con la misma.

Claro que también pudiera ser que en la naturaleza del hombre se encuentre una verdadera demanda de consuelo que sea incompatible con la verdad del sinsentido.

El hombre podría ser esta contradicción, este conflicto entre "su" naturaleza (la esperanza, la confianza, la fe en que podemos ser herederos de nuestros actos) y "la" naturaleza (la falta de finalidad de todo). ¿Podemos descartar que, como Nietzsche nos sugiere continuamente, el hombre sea una enfermedad de la naturaleza, una patología, un mal que no pude curarse -"renaturalizarse"- sin acabar con el hombre mismo?

El hombre... un minuto de orgullo de la naturaleza. Pero la naturaleza se reserva siempre la última palabra. Las "moenia mundi" de Lucrecio, etc.

Todo lo que llamamos cultura podría ser entonces un intento de hacer compatible el sinsentido de "la naturaleza" y nuestra natural demanda de sentido. O sea, el conjunto de artilugios que nos permiten mantener vivo a un Dios en situación terminal.

domingo, 15 de noviembre de 2009

¿Es innato el talento?



Si tuviese que elegir la idea más innovadora surgida en el mundo de la educación en las últimas décadas, señalaría un libro, "The Talent Code", de Dan Coyle, en la medida en que veo en él el resumen más logrado de una teoría desarrollada inicialmente por Anders Ericsson y actualmente seguida por varios psicólogos, especialmente en los Estados Unidos..

Ericsson es un psicólogo de origen sueco que defiende, sin tapujos, que si merece la pena aprender una cosa, hay que aprenderla con esfuerzo. En este sentido es el promotor del "Expert Performance Movement”, un movimiento educativo que ve en la “deliberate practice”, la práctica consciente y continuada, la clave de eso que se llama "talento". Su tesis central es que el ejercicio es mucho más determinante que los genes en la adquisición de destrezas complejas.

Siguiendo la estela de Ericsson se encuentran Geoff Colvin y Daniel Coyle. Los tres ponen en cuestión incluso la existencia de algo que pueda llamarse "talento innato", si por talento innato se entiende una milagrosa capacidad de aprender sin esfuerzo. Los deportistas notables, como los científicos o los artistas, no han sido premiados por la naturaleza con unos genes privilegiados, sino que se caracterizan por su privilegiada capacidad de trabajo. El talento, en definitiva, está sobredimensionado.

Es evidente que para ser un buen jugador de
basquet, una buena altura no supone ningún estorbo, pero -nos dirían Ericsson y los otros- no todo los altos son Pau Gasol. Ninguna característica del cerebro de Gasol lo predetermina para ser un gran jugador de basquet. Lo que lo diferencia de un jugador mediocre es la “deliberate practice”, la práctica consciente en la que el ejercicio continuado va acompañado de un esfuerzo concentrado.

Se acostumbra a
presentar, en defensa de la importancia de la dotación genética, el caso del joven Mozart. Pero Ericsson observa que Mozart escribió el primer concierto que puede ser considerado una obra de arte cuando tenía 21 años, es decir, cuando ya llevaba 10 años de práctica intensiva. Aquí radica la clave de su éxito, en estos 10 años de "deliberate practice".

El libro de Dan Coyle ha sido traducido aquí como "Las claves del talento". En él describe diferentes casos de práctica intensiva, que ha recogido en todo el mundo, con resultados aparentemente milagrosos. Lo que descubre una y otra vez es que la genialidad se basa en la práctica intensa, tanto sea en el tenis, el rock o la física cuántica. La conjunción de práctica intensa y motivación es el camino a la genialidad. Un caso próximo: La Masia, la escuela de fútbol del Barcelona. Coyle no se limita a constatar los hechos y busca una explicación. La encuentra, neuronalmente, en la estructura de la mielina y, pedagógicamente, en el buen maestro, al que Coyle le da el nombre de "susurrador de talento".

Añado (a las 23:25 h) una dirección, la de las escuelas KIPP, que integran el norteamericano "Knowledge Is Power Program", una experiencia estimulante para quienes se atrevan a creer que hay vida más allá del constructivismo.

Añado también (martes 17, 18:56 h) la aparición de Dan Coyle en la Contra de La Vanguardia


sábado, 14 de noviembre de 2009

Nietzsche, un fragmento de 1880

En una nota del verano de 1880, Nietzsche hace del oído el principal órgano filosófico. Sin duda quiere polemizar con la imagen tradicional de la filosofía, que se ha visto a sí misma, al menos desde Platón como una sabiduría de la mirada, una especie de oculo-sofía. Rorty, como se sabe, siguiendo a Nietzche (y a Heidegger) organizó toda una cruzada filosófica contra la preeminencia de la mirada en la filosofía, llamando la atención -la afilada atención de la sospecha- sobre el hecho de que buena parte del vocabulario filosófico (de "teoría" a "definición", de "sinopsis" a "idea") es un vocabulario óptico.

Nietzsche intuye que la filosofía óptica tiende a ver, de manera natural, fines en las cosas, y él quiere enfrentar al pensamiento ante el reto tremendo -a mi parecer ningún otro filósofo se ha propuesta nunca una tarea más descomunal- de la ausencia de fines, esto es, de la ausencia de providencia, ¿porque qué significa matar a Dios sino desprenderse de todo teleologismo?

"Así como la naturaleza no procede según fines -escribe-, así tampoco debería el pensador pensar según fines, es decir, no debería pretender buscar nada ni demostrar ni refutar nada, sino escuchar como cuando uno escucha música: uno se lleva una impresión según lo mucho o lo poco que haya atendido".

Personalmente tiendo a creer que toda percepción sensorial lleva en sí misma una tendencia a la forma, es decir, una referencia a un relato que desborda semánticamente lo estrictamente presente en la sensación (y supongo que esta diferencia de contenido entre lo presente en la sensación y el sentido percibido es la clave del platonismo). Nietzsche, sin embargo, no parece ser consciente de que con su vocabulario tampoco es posible escapar del platonismo. ¿Se puede hablar del "más" y del "menos" de la percepción obviando los problemas implícitos en la comparación de la intensidad? Quizás lo que realmente le interesa en esta nota es resaltar que la captación de la intensidad del mundo -de los sonidos del mundo- requiere más ingenuidad que sabiduría. El refinamiento del gusto exigiría siempre una distancia con respecto a la presencia inmediata del sonido. Dicho de otra manera: el refinamiento del gusto nos condena al platonismo, a ver -o al menos a intuir- formas en las cosas. En este sentido, si se trata de escuchar los sonidos propios del mundo, el niño lleva ventaja al filósofo.

¿El filósofo sería, entonces, aquel que capta, más que el mundo, las diferentes sensibilidades frente al mundo? ¿El hombre capaz de entender la diferencia entre el oído del niño y y el sordo refinamiento del oído del erudito? ¿Aquel que sabe que no puede ser niño?

jueves, 12 de noviembre de 2009

A vueltas con la corrupción

I
Comienzo a pensar que una sociedad democrática está realmente corrupta cuando cualquiera de sus ciudadanos se siente moralmente superior a todos sus políticos.

II
Una democracia debería ser también un hacerse cargo colectivo de que no hay soluciones definitivas para la política, por ejemplo porque cada actuación bien intencionada tiene, como los mejores medicamentos, efectos secundarios (y con frecuencia en política son completamente imprevisibles).

III
Se extiende la idea de que hay una solución milagrosa contra la corrupción: la modificación del sistema electoral. La convicción, bien intencionada que la sustenta, es que cuanto más próximo esté el poder político al ciudadano, menos posibilidades hay de corrupción. Creo que convendría pensar antes de establecer conclusiones excesivamente optimistas sobre las ventajas de la proximidad, en nuestra reciente experiencia municipal. Los ayuntamientos se han lanzado con más alegría que nadie a la economía del ladrillo porque les permitía obtener ingresos magníficos para hacer promesas insensatas, que han lastrado los presupuestos municipales para las próximas décadas de forma grave.

El ciudadano no tiene ninguna garantía de pureza por ser ciudadano. Y por lo tanto, la proximidad al ciudadano, en sí misma, tampoco.

IV
El sistema electoral británico no ha impedido la corrupción de sus parlamentarios. Más aún, cuando se les ha exigido la devolución del dinero que han cobrado de manera abusiva, algunos han preferido dejar su escaño antes que el dinero.

V
Josu Jon Imaz, hablando de la creación de circunscripciones electorales, ponía en guardia, aquí mismo, en Barcelona, hace unos meses, contra la ingenuidad. ¿Seguro que es siempre más conveniente que los cargos electos sean más fieles al electorado que a sus partidos? Ponía el ejemplo de la Alemania de Helmut Kohl, especialmente pertinente estos días de celebraciones murales. En contra de la opinión de la inmensa mayoría de sus ciudadanos y de la mayoría de su propio partido, Kohl se atrevió a ser impopular y a aceptar el despliegue de los llamados "euromisiles" de EEUU en su país tras la modernización por parte de la URSS de sus misiles (los SS-20). La valentía de Kohl fue decisiva para el derrumbamiento del muro. Él, y no los pacifistas, tenía razón. Fue el alejamiento del deseo inmediato de sus ciudadanos lo que se demostró, en este caso, inteligente.

martes, 10 de noviembre de 2009

Don Cógito en Ocata


Hoy martes nos ha visitado Don Cógito y, evidentemente, no ha decepcionado. Nos ha contado, por ejemplo, lo que piensa del infierno:

El más bajo círculo del infierno. Contra la opinión generalizada no lo habitan ni déspotas,
ni matricidas, ni quienes rondan tras el cuerpo ajeno. Es el asilo de los artistas, lleno de espejos, instrumentos y retratos. A primera vista, la más confortable sección del infierno.
sin alquitrán, fuego o torturas físicas.
Todo el año se celebran aquí concursos, festivales y conciertos. No hay temporada alta. El lleno es permanente y prácticamente absoluto. Cada trimestre surgen nuevos rumbos y,
según parece, nada está en disposición de detener el triunfal avance de la vanguardia.
Belcebú ama el arte. Jáctase de que sus coros, sus poetas y pintores ya casi sobrepujan
a los celestes. Quien tiene el mejor arte, tiene el mejor gobierno -por supuesto. Pronto podrán
medirse en el Festival de los Dos Mundos, Y entonces veremos qué queda de Dante, Fra Angelico o Bach.
Belcebú apoya el arte. Asegura a sus artistas paz, buena pitanza y estricto aislamiento de la vida infernal
Zbigniew Herbert, 1974
Traducción de Xaverio Ballester.

No ha sido mala compañía la de Herbert. De hecho creo que estamos en racha. El mes pasado nos visitó Philip Larkin. Hoy
Manuel Bellmunt nos ha presentado su traducción de "Un bàrbar al jardí" (Editorial labreu) y Miquel Adam y yo mismo hemos leído algunos poemas. Me parece que Miquel estaba un poco decepcionado. Yo le había dicho que quizás aparecería Aida C. R. y ha sido que no.

Por si todo esto fuera poco, Mercedes Delclós, en plan rompe y rasga, nos ha recitado y cantado sus poemas, dejándonos, como siempre, prendidos de su sinceridad.

lunes, 9 de noviembre de 2009

Un poco de terapia para egos melancólicos...

Como el otoño ya anuncia el invierno y las nieves andan dando guerra por los telediarios, contra el ego aterido nada mejor que un masaje existencial:
1. Haz clic en la dirección de abajo
2. Introduces tu nombre y tu apellido
3... y la gloria.

http://www.monfestival.fr/

(gracias J.)

domingo, 8 de noviembre de 2009

Dewey y la escuela de Chicago

¿Las teorías pedagógicas que defienden una concepción optimista de la naturaleza humana... cuántos fracasos pueden soportar? Me hago esta pregunta pensando en Dewey, un fenomenal optimista antropológico, que, curiosamente, ha tenido mucha más audiencia en Europa que en los Estados Unidos. En Norteamérica sus ideas pedagógicas fueron barridas por la conmoción provocada por el Sputnik, pero de esto hablaré otro día. Hoy de lo que quiero hablar es de la aplicación de sus métodos en 1896 en Chicago, donde se creó la escuela conocida como "Escuela Dewey".

En la escuela de Dewey el núcleo de la jornada escolar no era la clase, sino la "ocupación", porque, de acuerdo con sus postulados pedagógicos, antes de teoría el niño necesitaba práctica. A medida que se fuera implicando en la resolución de problemas prácticos cada vez más complejos, iría descubriendo la necesidad creciente de conocimiento teórico. Habría, pues, un camino que podríamos llamar "natural" de la práctica a la teoría que el niño recorrería sin demasiadas dificultades si las "ocupaciones" estaban bien diseñadas. La misma vida en común en la escuela era concebida como una ocupación en la convivencia democrática.

Es importante tener en cuenta que estas ideas son de finales del siglo XIX, es decir, tan antiguas como la misma escuela. La polémica entre los métodos pedagógicos se encuentra viva en cada momento de la historia de la pedagogía. Los que intentan contraponer una escuela antigua a una escuela nueva o moderna simplemente saben poco de historia de la educación.

Los alumnos que se acogían a pedagogías como las de Dewey solían pertenecer a familias liberales acomodadas. En el caso de la Escuela de Chicago, eran hijos de profesores de la universidad. También es importante tener en cuenta esto, porque cuando se habla de comprensividad se tiende a ignorar que la misma posibilidad de un trato equitativo para todos los niños, depende del grado de complejidad de la población escolar. Cuanto más heterogénea sea ésta, más difícil será aplicar métodos comprensivos. Las razones son obvias. Las consecuencias, sin embargo, no lo son tanto. La teoría de la comprensividad fue elaborada en contextos socio-culturales muchísimo más homogéneos que los presentes (en la Inglaterra y la Suecia de los años setenta) .

Volvamos a la Escuela de Dewey. Los alumnos pertenecían a familias liberales y cultas, por lo cual accedían a la escuela con un bagaje de conocimientos bastante amplio. Aquí podríamos hablar de los famosos "conocimientos previos". Una pedagogía fundada en los conocimientos previos de los alumnos, no condena a los más desfavorecidos a la ignorancia? Pero esta es también otra cuestión.

Lo que me interesa resaltar en este apunte es que, a pesar de las condiciones tan favorables, la experiencia de la Escuela de Chicago fue un fracaso, cosa que normalmente se ignora en los manuales de historia de la pedagogía. Ni los muchos recursos materiales, ni la implicación de los padres en el proyecto, ni el elevado nivel cultural de las familias, ni el hecho de que hubiese un profesor por cada cuatro alumnos lo impidió.

Todo el optimismo pedagógico de Dewey se estrelló contra la realidad de las relaciones humanas. Fue totalmente incapaz de prever, y mucho menos de resolver, las divergencias que surgieron muy pronto entre los profesores... por el control de la escuela. Sobre estas cuestiones cualquier profesor en activo sabe infinitamente más que cualquier teórico de la educación.

Los enfrentamientos internos acabaron con la expulsión de una de las profesoras, Alice, que curiosamente era la mujer de Dewey. Y el resultado inmediato fue que el optimista antropológico Dewey se sintió despechado, dimitió de su cargo como orientador de la escuela y, para dejar bien clara su postura, se trasladó a la Universidad de Columbia.

En definitiva: Todos los estudiantes de pedagogía han oído hablar de lo moderno que es Dewey. Pocos han estudiado el fracaso de su escuela. La culpa, ya se sabe, es fea, y por eso no la quiere nadie.

jueves, 5 de noviembre de 2009

El hombre del multiforme

La vida, tan caprichosa ella, se ha empeñado en los últimas días en ilustrarme sobre Eugeni d'Ors.

Todo empezó el lunes de la semana pasada, cuando me compré un ensayo orsiano inédito que se acaba de publicar, La curiositat, con el que aparecí en la librería La Central el jueves, camino del Cincomonos. El Cutillas me lo vio y nos liamos a hablar del filósofo, recordando su aspiración a ser Goethe. Yo le conté unas cosas y él me contó que Franco le negó una visita que le había prometido y d'Ors, un poco despechado, comentaba así su frustración: "Es posible que yo no sea Goethe, pero él tampoco es Napoleón". Recordemos que en 1791* Napoleón recibió a Goethe en Erfurt con estas palabras: "¡He aquí un hombre!"

El martes 3 me enteré, gracias a una conversación cruzada en las puertas del IESE, que lo del desplante franquista sucedió en Pamplona, a donde había llegado d'Ors, procedente de París, a mediados de 1937. Aquí, en Pamplona, empezó a publicar su Glosario en el Arriba España. Así que durante unos meses fue el Goethe de Iruña. Me aseguraron también que sus palabras exactas fueron: "Es posible que yo no sea Goethe... Pero, 'recollons', tampoco él es Napoleón".

Una de las primeras cosas que hizo d'Ors en Pamplona fue afiliarse a la Falange siguiendo el ritual de la vela de armas, en la iglesia de san Agustín. Junto a él pasaron la noche en vela Laín, Torrente, Rosales y Ridruejo. Si lo que pretendía era elevar la anécdota a categoría, no hay duda de que puso su empeño en ello.

Esta mañana ha caído en mis manos por pura casualidad un viejo artículo de Francisco Umbral en el que cuenta que d'Ors deseaba que su gran frase a la hora de su muerte fuese: "¡Ay, que me desgloso!".

Cuenta también Umbral que cuando finalmente pudo visitar a Franco, no en Pamplona, sino en Salamanca, se mandó hacer "un uniforme heterodoxo y como churrigueresco, pero en heroico", porque, según se justificó ante los escandalizados falangistas, "me gustan los uniformes siempre que sean multiformes".

* Ver comentarios.

Nota: ¡Vaya por Dios! Hoy, día 6, me han asegurado en Gurb, cerca de Vic, que la ciudad protagonista del encuentro fallido entre el filósofo y el dictador no fue Pamplona, sino Sevilla.


martes, 3 de noviembre de 2009

La higiene del alma

"La higiene del alma -decía el pedagogo Joan Bardina- o, lo que es lo mismo, el esfuerzo y la lucha emancipadora"

Joan Bardina fue director de "L'Escola de Mestres" de Barcelona a principios de siglo. En sus "Mandamientos del buen maestro" recomendaba lo siguiente: "No te conformes con el status quo. Ten ilusiones, maquina proyectos, pugna por realizarlos." Y concluía con esta sentencia: "Maestro sin vocación, es la vida más desgraciada e insoportable que se pueda imaginar."

domingo, 1 de noviembre de 2009

Places, Loved Ones

Llevo varios días sumido en la literatura de Josep Maria Espinàs. La estoy leyendo toda, sus más de cincuenta libros (donde no se incluyen sus miles de artículos), de delante para atrás, es decir, de la obra más reciente a la más antigua. Y ahora mismo me encuentro en sus novelas de los años cincuenta. Las considero -en su mayor parte- plenamente vigentes. Son muchas, muchas, las sorpresas que me está deparando esta lectura. Por ejemplo no conocía la repercusión que tuvo "Tots som iguals" en los Estados Unidos, novela que fue traducida como "By nature equal". Se hicieron eco de la misma en los medios literarios más diversos, y siempre de manera muy favorable. Tengo ahora mismo aquí delante, la reseña que le dedican en "The New York Times" el 13 de agosto de 1961.

Me ha sorprendido también descubrir que el poeta que Espinás cita más veces es Philip Larkin, a quien el mes pasado estuvimos leyendo en Vins y Divins en la voz de su traductor, Marcel Riera. Es, sin duda, un enorme poeta. Y cita especialmente la primera estrofa de un poema titulado "Places, Loved Ones" (no me atrevo a traducirlo):


No, I have never found
The place where I could say
"This is my proper ground,
Here I shall stay;"
Nor met that special one
Who has an instant claim
On everything I own
Down to my name;

To find such seems to prove
You want no choice in where
To build, or whom to love;
You ask them to bear
You off irrevocably,
So that it's not your fault
Should the town turn dreary,
The girl a dolt.

Yet, having missed them, you're
Bound, none the less, to act
As if what you settled for
Mashed you, in fact;
And wiser to keep away
From thinking you still might trace
Uncalled-for to this day
Your person, your place.

Vehemencia

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