Es un lugar común y, por eso mismo, debe ser tomado en serio: ¡Qué rica sabe la salud cuando nos falta! ¡Y qué poco la valoramos cuando la tenemos toda, íntegra, para nosotros y todo lo que nos duele es una mala postura circunstancial! Hay en nosotros una tendencia permanente a querer más, a estar descontentos con lo que tenemos, a soñar despiertos en lo posible. Platón la llamaba «pleonexía», que, exactamente significa «tener más». No se le escapa que es bueno disponer de energía para empujarnos a nosotros mismos hacia arriba, pero tampoco que lo que solemos hacer con ella es ampliar caprichosamente el horizonte de nuestros deseos. ¿No es esta continua insatisfacción con lo real algo muy infantil? Acaso nunca superemos la infancia y lo que ocurre es que construimos sobre ella lo que llamamos vida adulta que bien pudiera ser el arte de darnos razones para creer que somos lo que no somos, adultos. No estoy proponiendo lo imposible, la renuncia al deseo, sino lo conveniente: desear, primero, lo que ya tenemos.
sábado, 13 de diciembre de 2025
viernes, 12 de diciembre de 2025
El hundimiento
El PSOE ha optado por el feminismo teórico. Es decir, por ser teóricamente el partido más feminista del mundo. El problema de esta opción ya lo señaló Aristóteles en la Ética a Nicómaco: está bien saber lo que es bueno. Está también muy bien querer serlo. Pero la ética no va de eso, sino de serlo efectivamente. La historia se repite y, ciertamente, lo hace como farsa. Es inevitable recordar los últimos meses del gobierno de Felipe Gonzáles, cuando las acusaciones de corrupción llovían de tal manera que no había paraguas que impidiese quedar empapado. Los personajes de la presente corrupción (económica y moral) tienen algo del landismo más rancio. El electorado aguanta mucho, pero no lo aguanta todo. Hay una línea de flotación que está marcada por su narcisismo. El elector es un Narciso que cuando mira a su líder político se ve a sí mismo. Por eso cuando la imagen del espejo le sonroja, ha llegado el final, el hundimiento.
jueves, 11 de diciembre de 2025
Una memorable reseña
Esta reseña de Ricardo Ruiz de la Serna en Alfa&Omega me la guardo en el cajón de los mejores recuerdos
Cocinar desde un taburete
Todo va evolucionando bien. Mi pierna apenas se queja y tiene la delicadeza de dejarme dormir en paz... casi a pierna suelta. De vez en cuando mi rodilla me recuerda que está allí y me suelta un ligero pinchazo de dolor, pero es poquilla cosa. Los cinco puntos de la cabeza van haciendo su labor y tampoco me dan molestias. Me cuesta un poco más la inyección diaria de heparina. Lo que no logro es reconstruir mi caída. Mi mujer me cuida con esmero, desvelo y una meticulosidad de cirujano afectivo. Y les mentiría si les dijese que no me gusta ser el único objeto de sus atenciones, sin la competencia de nietos e hijos. La gente se preocupa por lo que me pasa cuando me ve pasar asido a mis muletas y cocino sentado en un taburete. Hay reductos de independencia y soberanía que bajo ningún concepto han de ser transferidos... ni tan siquiera a tu mujer. Avanza el libro que escribo con Fausto Di Biase y el sol luce a ratos sobre la plaza de Ocata y cuando lo hace, todo encaja y hasta ser convaleciente al sol de otoño tiene sus pequeños placeres. Ya ves, querida B., humanos somos y nada humano nos es ajeno.
miércoles, 10 de diciembre de 2025
Sangre en la arena
El día de ayer, 9 de diciembre del año 2025, fue un día memorable. Comenzó viajando temprano a la Clínica del Remei porque la burocracia tiene más poder que la terapia y haber que revisar papeles. No critico al personal de la clínica. Al contrario. Hicieron lo que tenían que hacer con la mayor diligencia y amabilidad. Saben tratar a los adultos como adultos, que no es poca cosa. No me gustan nada los sanitarios que para mostrar que se preocupan de ti te tratan como si fueras el niño de una guardería que se ha caído en el patio. Hace ahora quince años pasé también por el quirófano de esta clínica y salí tan satisfecho con el trato recibido que pregunté si había manera de dejar una muestra escrita de mi agradecimiento. Pero todo lo que tenían era hojas de reclamaciones. No había hojas de felicitaciones. En esta ocasión hasta el anestesista -cubano- me trató con la mayor diligencia. Me puso anestesia total y desperté operado y dispuesto a comerme el mundo con mis muletas. Para las cinco de la tarde ya estaba en casa. Mi mujer salió un momento a comprar heparina y yo me levanté del sofá para llevar una bandeja a la cocina. Y entonces me caí dando con la cabeza contra el filo de un peldaño. Noté que perdía el equilibrio y que caía pero no recuerdo los detalles de lo ocurrido. Solo sé que me vi en el suelo sangrando por una herida en la cabeza y sin fuerzas para levantarme. Como la sangre iba en aumento intenté levantarme para que mi mujer no se asustara al verme tirado cono un guiñapo, pero no podía. Alcancé el teléfono y la llame. Resultado: 5 puntos de sutura en el frontal posterior. Pero tras las pruebas pertinentes concluí que lo que de verdad estaba herido era mi ego.
lunes, 8 de diciembre de 2025
La Obama, cancelada.
Hay un feminismo excéntrico y faltón, que, simple y llanamente, se muestra contrario a la vida adulta y se empeña en no perder ocasión de demostrarlo. El último caso: el adelgazamiento de Michelle Obama, que ha sido visto como una traición a la causa. «¿Por qué, Michelle?», se lamentaba Najat El Hachmi en las páginas de El País el pasado día 5. «Por qué tú? ¿Por qué has decidido traicionar la causa feminista?» ¿Y en qué felonía antifeminista ha caído la señora Obama para producir tanta decepción? Pues que ha adelgazado. A mi me hubiera parecido razonable que las feministas se alegraran de la pérdida de grasa corporal de la Obama, aduciendo que su cuerpo es suyo y que si se autopercibe mejor como flaca que como gorda tiene todo el derecho a materializar su autopercepción, pero no. ¡Ha sido cancelada!
domingo, 7 de diciembre de 2025
Nuestro tiempo
No sé si alguna vez existieron tiempos tranquilos. Posiblemente los tiempos tranquilos son una construcción del esfuerzo conjunto de la desmemoria y de la vanidad de la existencia. Hoy la desmemoria se ha convertido en un programa político y la vanidad de la existencia se muestra en esa jactancia del presente por sentirse el momento culminante de la historia, es decir, el tribunal frente al cual debe rendir cuentas el pasado por haber sido diferente a como nos gustaría que hubiera sido. Ahora bien, si el tiempo es aquello -decía Schopenhauer- en virtud de lo cual todo se convierte en nada en nuestras manos y pierde todo su valor real, la vanidad de la existencia y la desmemoria no serían más que dos vanos intentos de engañar al tiempo, de resistirnos a aceptar que todo presente histórico se construyó con la inteligencia que había disponible. También el nuestro. Y la inteligencia disponible siempre es muy escasa.
Desear lo que tenemos
Es un lugar común y, por eso mismo, debe ser tomado en serio: ¡Qué rica sabe la salud cuando nos falta! ¡Y qué poco la valoramos cuando la t...