jueves, 28 de marzo de 2024

La Isla de Siltolá

 I

Finalmente, después de varios intentos fallidos, el mensajero nos ha encontrado en casa y me ha entregado los ejemplares de Una triste búsqueda de alegría que me envía la gloriosa editorial La isla de Siltolá, con la que siempre estaré en deuda.


II
No me gusta leer mis libros, por miedo a decepcionarme. Pero este es, por varias razones, un libro muy especial. En la contraportada dice Enrique García-Máiquez, que ha tenido el amable gesto de escribirla con cordialidad y buen tino, que se trata de "una enciclopedia lurisófica". Y yo no le llevaré la contraria.

III 
El aforismo no es un ladrillo de un sistema sino, en todo caso, un cálculo en el riñón: la verdad de un instante. Y como los instantes siempre son fortalezas muy mal protegidas contra la invasión azarosa de los estados de ánimo, pues ya la tenemos liada.

IV
En este libro no he tenido miedo a ser contradictorio, porque he querido ser muy sincero.

V
No sé si escribiré otro libro de aforismo, pero ahora, pensando en los dos anteriores, creo, honestamente, que ambos fueron ejercicios de aprendizaje para llegar a este.

miércoles, 27 de marzo de 2024

Comer desde el reclinatorio

 I

En el tren de vuelta a casa. Hace frío ahí afuera. Las nubes muy bajas, besando la tierra blanqueada por la nieve. Resisto la tentación de pegarme al cristal, echarle el aliento y dibujar con el dedo lo efímero. De vez en cuando aparecen islotes de un cielo azul intenso pero muy por encima de las nubes. Es un azul inasequible.

II

Lo de ayer en la Tatiana, absolutamente memorable. Emocionante, intenso, muy vibrante. Wittgenstein decía que de lo que no se puede hablar, mejor callarse. Pero no es cierto: se puede musicar. Y eso es lo que hizo ayer Abraham Tena en su conferencia-concierto, titulada "La música de la otra orilla".

III

La naturaleza humana es la de un jilguero enjaulado. Si con su cuerpo no puede eludir los barrotes de la jaula, se escapa con su canto y al obrar así está obedeciendo a su naturaleza, que es la que lo empuja a llevar su trino más allá de la jaula.

IV

David García Bacca decía que el hombre es un  ser "transfinito" porque no importa cuántos límites deje atrás, siempre tendrá un horizonte delimitante frente a él que deseará superar. 

V

Hay una conciencia específica de nosotros mismos que solo se nos muestra en la lucha entre nuestra finitud y nuestra transfinitud.

VI

Eugenio Trías: El encuentro serio del hombre con sus límites es un "genuino acotecimiento ético". Si se elude, nos quedamos sin conocernos a nosotros mismos.

VII

Debemos aprender a ser fronterizos y a poner la oreja en el límite a ver si nos llega algún sonido del más allá y si no es así, debemos lanzar más allá del horizonte nuestro trino.

VIII

Y déjenme ahora bajar a tierra para protestar contra la gastronomía pedante. Me intimidan esos camareros que no se limitan a servirte con discreción sino que te cuentan al dedillo todo lo que ha hecho el cocinero con ese plato que te vas a zampar sin darte cuenta que engullirás al Homero de la gastronomía. Ante esos camareros uno siente que en vez de sillas deberían poner reclinatorios en las mesas, para observar el plato con religiosa reverencia y devolverlo intacto, porque no lo merecemos.


Madrid

Madrid. 

Magnífica la conferencia de hoy. Pero me voy a la cama. Mañana será otro día,


lunes, 25 de marzo de 2024

La llamada del teclado en celo

 I

¡La de gente que ha ido pasando por la plaza de Ocata a lo largo de todos estos años que la vengo frecuentando asiduamente! Podría hacer una larga lista de personas entrañables a las que el común hábito del café nos soltó la lengua y acabamos echándonos en falta en día que no venía alguno. Se han ido yendo para la otra orilla, a donde no llega, me imagino, el aroma del café. Sería terrible que llegara la añoranza del café y de las castañas recién hechas. Pero igual las almas se alimentan de aromas...

II

Desde hace un tiempo un anciano me llama cada día la atención. Por lo que deshilvanadamente cuenta, fue un investigador famoso en Zurich, pero la edad le ha ido erosionando la memoria y ahora vive dando voz a sus emociones momentáneas. Durante todo el invierno ha estado lamentado la falta de hojas en los plátanos. Creía que se habían muerto por negligencia del ayuntamiento. No podía comprender semejante arboricidio, esta conspiración municipal contra la ecología, impropia de un país europeo. Han comenzado a salir los brotes nuevos y el hombre sigue con sus lamentos. Estoy intrigado por ver cómo evoluciona la cosa.

III

Me ha salido un capítulo redondo. Tan redondo que, al acabarlo, he decidido que ya no escribía más en todo el día (sobre el libro se entiende). Pero a media tarde no he podido aguantar la llamada del teclado en celo.

domingo, 24 de marzo de 2024

El día del burro

 I

El domingo de Ramos se hace en mi pueblo la Procesión del burrito. Está bien pensado, porque el protagonista del día es el burro con el que Jesús entró en Jerusalén. Nada más alejado de la imagen del héroe que un hombre sobre un pollino, ese animal tan terco.

II

Soy posiblemente el único cristiano en decirlo y, por lo tanto, es más que probable que esté completamente equivocado, pero para mí el día más importante del año desde el punto de vista religioso es el Viernes Santo. Dios muere y hay que aceptar esa muerte con todo su significado, que es el de los que lo acompañaron a los pies de la cruz y nada sabían de lo que ocurriría el domingo. Para que el domingo sea el domingo, el viernes tiene que ser el viernes.

III

Armando Zerolo me invita a una casa rural en Molpeceres, cerca de Peñafield, que está a 120 km de Hoyuelos de la Sierra. El verano se anticipa interesante.

IV

No hay mayor inversión en esta vida que la desinteresada de la amistad.

V

La maravillosa generosidad de Betty M.:


Cher Gregorio, 

Je suis en train de lire le dernier roman de Paul Auster, et je tombe sur ce passage.  On dirait qu’il est écrit par vous, car vous m’avez déjà parlé, presque dans les mêmes termes, de la bizarre période qui suit l’écriture d’un livre. 

sábado, 23 de marzo de 2024

Espacio libre

 I

Con mucha frecuencia me ocurre que para tener ideas he de dejar de pensar. Por ejemplo, esta tarde estaba en un callejón sin salida de un capítulo del nuevo libro. Le he dado vueltas y revueltas y no encontraba la manera de salir del atolladero. Cansado, he dejado todo y me he ido a pasear y entonces, en el momento menos pensado, aparece, clara y distinta, la respuesta que buscaba. Y la puñetera es insultantemente evidente. Antes llevaba siempre papel y lápiz para apuntar estas cosas. Ahora las grabo en el móvil.

II

Las malas lenguas dicen del clima de Pamplona que si no te gusta, esperes un poco. Pues algo así me pasa a mí con los artículos supuestamente científicos de pedagogía. Si necesitas alguno para apoyar una hipótesis tuya que te parece arriesgada, y no lo encuentras, no tienes más que seguir buscando. Hay artículos científicos en pedagogía para cualquier hipótesis y su contraria.

III

Tengo cada vez más ganas de acabar este libro, que me está resultando agotador, y volver a leer a mis contemporáneos del XIX. Entre ellos me siento menos en casa, pero con más espacio libre.

viernes, 22 de marzo de 2024

Suena el teléfono

Anochece en Ocata
I

Me entero que en Albacete la administración educativa ofrece este curso de formación a los docentes: "Bienestar emocional a través de la astrología psicológica". No hay salvación.

II

La realidad está completamente colonizada por el sentido de lo posible. Y esto va ir a más.

III

Como no llueve y la pertinaz sequía continúa, uno se siente culpable de disfrutar abiertamente unos días como el de hoy, primaverales y acogedores, que te permiten creer que la vida es un lujo.

IV

¿Un lujo? No se acaba de entender lo de Calderón, que "la vida es sueño," hasta que la propia vida no te enseña que ese verso no es una metáfora..

V

Voy prolongando mis paseos. Parece que las inyecciones en las rodillas funcionan. Hoy el atardecer, fastuoso. Luz de terciopelo y la luna apareciendo de repente sobre el mar indefinido.

VI

Recibo invitaciones para hablar en Lérida y en Medina de Río Seco, patria del insigne Diego Fernández Magdaleno. A Valladolid voy, seguro.

Y a Lérida, también.

Un día dejará de sonar el teléfono, pero mientras siga sonando es que aún no ha llegado ese día.

Suena el teléfono...

La Isla de Siltolá

 I Finalmente, después de varios intentos fallidos, el mensajero nos ha encontrado en casa y me ha entregado los ejemplares de Una triste bú...