Entre los regalos que me ha hecho el azar amigo últimamente, el más improbable y, por lo tanto, el más inesperado, ha sido el de montar una editorial con dos socios más a los cuales el mismo azar amigo ha tenido la generosidad de conducirme.
- ¿Qué necesidad tienes de meterte en más complicaciones? -me preguntaba mi mujer.
Necesidad, ninguna, pero si el azar amigo llama a tu puerta, lo peor que te puede pasar es que no estés en casa.
Para mi fortuna, mis dos socios son grandes profesionales. Trabajan mucho y muy bien y a mi me dejan el puesto de diletante, que entretiene sin cansar. ¡Y cómo lo estoy disfrutando!
Nos ha tocado aparecer en unas circunstancias difíciles. El precio del papel se ha disparado y no parece encontrar tope y las ventas se han reducido. Recientemente leía una estadística que aseguraba que en España el 86% de los libros que se publican no llega a los 50 ejemplares de venta. Gracias a Dios no es nuestro caso. A nosotros nos está yendo bien, si bien es cierto que, ya que no podemos prever los ingresos, hemos reducido los gastos corrientes al mínimo.
Tenemos a punto las publicaciones del próximo cuatrimestre y estoy completamente convencido de que no solo nos ayudarán a continuar navegando con vientos portantes, sino que alguno de los libros que tenemos en imprenta dará la campanada. Y, si no, al tiempo.
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