miércoles, 9 de marzo de 2022

Pundonor

Sigo sintiendo la necesidad, casi el imperativo moral, de entregar un artículo o una colaboración periodística varios días antes de la fecha que me han marcado. Y, si puedo, me adelanto varias semanas. La voz de mis padres insistiéndome en no dejar nada para el último momento, sigue viva en mí. Y siento que, con mi anticipo, me concedo a mí mismo un premio y les rindo un pequeño homenaje a ellos. Es un gozo íntimo y gratuito que me temo que no comprenderá mucha gente, pero que es real y se llama pundonor.

1 comentario:

  1. Que bello, señor Luri. A veces pienso con tristeza en los tesoros morales de nuestros antepasados que se habrán perdido y los jóvenes ni siquiera sabremos que existieron...

    ResponderEliminar

La Isla de Siltolá

 I Finalmente, después de varios intentos fallidos, el mensajero nos ha encontrado en casa y me ha entregado los ejemplares de Una triste bú...