Tres días intensos en Madrid llenos de conocimientos, personas nuevas y cordialidad.
Llegué a Madrid el lunes por la tarde y me dirigí directamente al Recuerdo, el colegio que los jesuitas tienen en Chamartín con más de 2.500 alumnos. Más que colegio, es una ciudad en la que, por cierto, no se ve ni un papel en el suelo ni una raya en las paredes. Mantuve un diálogo muy ameno con los padres, cené con los jesuitas y dormí en sus habitaciones. Vi mucho, escuché mucho; aprendí mucho. Conocí a Carlos Mulas Diego.
El martes el día estuvo dedicado a las buenas gentes del San Pablo-CEU. Comencé con un encuentro con los alumnos de Grados de Educación en el Colegio Montepríncipe y seguí con un desayuno con el Consejo de Dirección de este mismo Colegio; después, en la Universidad, un acto de CEU Talks y comida con profesores universitarios. Tarde de larga siesta, paseos lentos y placidez bajo un cielo inquietante, anaranjado, envuelto en una atmósfera de calima.
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