Cada vez me gusta más leer y menos hablar.
No sé si es bueno o malo o, simplemente, otro síntoma de la edad. Esto no significa que ya no hable con nadie, sino que me estoy volviendo muy selectivo en mis conversaciones.
Si veo a ciertas personas de lejos, doy un rodeo para no tener que pararme a ser cordial.
Conocí en México a un personaje que resultaba entrañable siempre y cuando no le preguntaras nada, pero si por un descuido se te deslizaba una pegunta de la boca, estabas perdido. Como él decía: "yo soy de esas personas a las que si les preguntas la hora, necesitan comenzar contando la historia del reloj." Era exactamente así.
Tengo un vecino que ante un "¿Qué tal?" de compromiso, te contesta de una manera tan prolija que resulta insufrible. Además tiene la manía de ir corrigiéndose a sí mismo a cada paso: "Serían eso de las 9 menos diez ... No, miento, porque en ese momento ... así que ya serían las 9 pasadas...".
Sin embargo a los ancianos que se han quedado solos en sus casas, cada vez más llenas de recuerdos y más vacías de seres queridos, no me importa escucharles el tiempo que haga falta. Nada valoran más que la misericordia de nuestra atención. Te suelen contar las mismas cosas cada vez que te detienes a escucharlos, pero cada vez lo hacen como si se agarrasen al salvavidas de sus propias palabras para seguir vivos.
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ResponderEliminarGracias
ResponderEliminarMe he ha gustado mucho lo que has escrito de principio a fin y me he sentido muy identificada con dar un rodeo para no tener que entablar una conversación que no deseo.
ResponderEliminarAh! y quizás ponga en práctica lo del mejicano, porque me fastidian mucho las preguntas.
Un abrazo
¿Qué tal?
ResponderEliminarPreguntó el recién llegado a modo de saludo y por cortesía obligada.
El saludado, un tipo poco simpático, se quedó mirando fijamente con una expresión vacía en el rostro.
—Hasta ahora bien; veremos luego—
Alguien dijo ver crecer un muro de hormigón entre los dos.
A propósito del vecino, se ajusta a una definición de "pesado" que leí hace tiempo:
ResponderEliminarPesado: es aquel a quien preguntas cómo está y va y te lo cuenta.
Muy bonito y reflexivo. Gracias
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