Hay un cansancio que parece surgir, como radiación, de algún punto indefinido de tu alma y adueñarse de todos tus músculos y colgar su peso de tus párpados. Es un cansancio dulce y tentador que te permite disfrutar de lo que has estado haciendo y te empuja a la cama como al paraíso. No cambiarías esa sensación de cubrirte con las sábanas para entregar tu levedad ingrávida a Morfeo, como una crisálida de paz y bienestar, por nada del mundo. Te entregas al sueño como a una disolución de ti mismo en la placidez y al dia siguiente despiertas, después de haber dormido 10 horas, como si fueras un niño que estrena el mundo. Sí, hay una felicidad honda y generosa en el cansancio.
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sábado, 16 de octubre de 2021
El santo cansancio
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Los sueños rotos
I II He cocinado rabo de toro a la cordobesa. Creo que no les diré a mis nietos qué carne es... al menos hasta saber si les gusta. Cuatro g...
La felicidad la pone usted, maestro, que sabe degustar la vida y eso es el arte de vivir que muchos nunca alcanzan porque no saben valorar los pequeños momentos que nos depara la vida y siempre quieren estar en otro lugar u otro tiempo.
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