Carlos Manuel Pellecer es una de esas personas relevantes cuyo oficio principal es ser discreto y, si la discreción es imposible, ofrecer imágenes falsas y algo estrambóticas de sí mismo. Si no aparece en los libros de historia es porque hizo su trabajo muy bien.
Nació en Guatemala en 1920 y fue un importante diplomático y un miembro relevante del comunismo internacional. Fue profesor de la Universidad de Lomonosov en Moscú y conoció personalmente a Boris Paternask y Alexander Soljenitzyn.
Oficialmente rompió con el comunismo a principios de los años sesenta y su ruptura fue publicada por Costa-Amic en México en 1963 (sin duda con el amparo de Julián Gorkin) con el título de Renuncia al comunismo, que fue un libro de un gran éxito. Yo sospecho que la ruptura fue programada con la organización con la que desde hacía algún tiempo trabajaba, la CIA, para poder así participar en una operación de espionaje de altos vuelos diseñada por los americanos tras la crisis de los misiles con la intención de debilitar al gobierno cubano y que tenía como cebo una supuesta información confidencial de alto valor que Pellecer habría entregado a la CIA.
En los años 40 Pellecer colaboró estrechamente con Manuel Irujo, nombrando cónsules honorarios de Guatemala en diferentes países de Europa oriental a discretos afiliados al PNV. Irujo ayudó cuanto pudo con los norteamericanos con la esperanza de que estos supieran corresponder en el futuro a los favores recibidos y por eso puso su red de "cónsules" a su servicio.
Pero de lo que quiero hablar es de un documento de la CIA de 1954, que no me resulta fácil interpretar, porque, obviamente, es difícil de creer que vaya en serio... así que podemos suponer o que es una fenomenal broma o que lleva algún mensaje codificado:
La imagen de un Stalin fantasmal apareciéndose a Pellecer para decirle que va por buen camino, me parece digna de ser traída a este café y guardarla entre sus documentos más memorables.
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