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martes, 24 de julio de 2018

Planète sans visa


He comenzado a leer este novelón de Jean Malaquais, Planète sans visa, que se me está insinuando en las páginas que llevo leídas como una obra de arte. Hasta ellas me condujo mi búsqueda de materiales sobre Victor Serge y en ellas me estoy reencontrando con él, bajo el nombre literario de Ivan Stépanoff, con Youra (su hijo Vlady), y con Yvonne Tervielle (Laurette Séjourné, la mujer con la que comparte su exilio).

Yvonne conoce las reacciones de Serge-Stépanoff "mejor que las suyas propias, por adelantado y tan completamente como si se las hubieran explicado de una vez por todas. La clarividencia con que ella recibía sus gestos, proporcionaba a Stépanoff "une vague sensation de bien-être d'internat, de sécurité de crèche, qui parfois lui valait de courtes bouffées d'impatience. La sensation n'était pas détestable en soi, toute sa vie durant Stépanoff avait confusément aspiré à une ombre de sécurité, de quiétude platement bourgeoise, un matelas sans punaises, un morceau de sucre dans son thé, un boulet de charbon dans son pôle, ne fût-ce que pour mettre un peu d'ordre dans des idées, un peu de méthode dans ses papiers, mais ce qui le gênait c'était la façon un rien ostentatoire qu'avait Yvonne de lui manifester sa loyauté".

En esta ligera ostentación de lealtad se anuncian las turbulencias de su vida en común en México. 

La acción de la novela se desarrolla en Marsella, "l'égout collecteur de l'universelle purulence". En sus bares del Vieux Port los existencialistas huidos de París intentan aparentar que siguen en el Dôme, en Les Deux Magots, en La Rotonde, en el Flore y ensayan la recuperación imposible de los debates ético-estéticos que la derrota había interrumpido.  A su alrededor, hay quien no tiene qué llevarse a la boca y quien hace dinero. La ciudad vive una extraña opulencia, como si hubiera sido invadida por buscadores de oro. 

"Comment trouvez-vous notre café, Monsieur?"
"Excellent! fit le Colonel à haute et forte voix. "Excellent! Manquant un peu d'arôme, de même que de sucre, peut-être un rien trop aigre, plutôt réfractaire sans doute, mais à part cela ex-cel-lent. Or, dites-moi, Monsieur: êtes-vous sûr que c'est du café?"

Mi ejemplar es de 1947. Se trata, pues, de la primera edición, que salió a la luz casi a la par que Serge dejaba la vida en el interior de un taxi en las calles de México.

3 comentarios:

  1. Sus Diarios de guerra se publicaron en USA unos cuatro años que el libro del que usted habla. Curiosamente, sólo se publicaron en Francia un año antes de la muerte del autor.

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    1. Malaquais es un enorme escritor. Me he tenido que meter a huronear en sus escritos porque es un psicólogo muy fino y ve en Victor Serge cosas que ni los apologetas ni sus críticos de éste saben ver.

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    2. He leído un poco sobre él animado por esta entrada, está claro que era un genio. Y no le importaba si lo que tenía que decir molestaba a gente muy importante, de ahí la tardanza en publicarse en Francia esos diarios que mencionaba arriba.

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