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sábado, 2 de abril de 2011

Congreso de la AEC

He pasado dos días agotadores y magníficos en Sitges, invitado por la AEC (Agrupació  Escolar Catalana) a su primer congreso tras 15 años de vida. Me cursaron la invitación porque (supongo) creían que tenía algo interesante que aportarles; pero acepté porque tengo mucho que aprender. El sentido del huroneo se me está afinando con la edad. 

El jueves me correspondió moderar una mesa en la que estaban presentes Xavier Marcet, Begoña Román y Anna Sans. El viernes tuve el honor de cumplir con el encargo específico que me encomendó la organización : llevar a cabo la "lectura e interpretación del congreso". Doy por supuesto que todo el mundo entiende  que si acepto hablar es para ser sincero conmigo mismo delante de los que me escuchan, sin preocuparme si ganaré o no sus complacencias. Una de las mejores cosas de hacerse viejo es que uno se libera del yugo del curriculum. Ya no tienes que agradar a nadie. Ya no te preocupa molestar a nadie (aunque, evidentemente, intento por todos los medios no faltarle el respeto a ninguno). Puedo intentar escuchar mi propia voz mientras hablo a ver si, ya que no puedo garantizar que interese, lo que digo sea al menos genuino y esté bien argumentado.

Vuelvo a casa con la memoria de alguna confidencia cruzada con Javier Elzo, con la de un paseo nocturno con Jacint Bassó, con el recuerdo del reencuentro con distintas personas, con la promesa del pronto encuentro con otras, con la admiración por la firmeza de las convicciones de Coral Regí, y con la convicción de que el futuro, con permiso siempre de la madrastra naturaleza, es de quien está dispuesto a pleitear para reclamar sus derechos sucesorios sobre el mismo. Pero vuelvo también con una extraña sensación: en este mundo nuestro en el que todos nos animan a ser creativos y críticos, hemos recluido la ambición en el baúl de la vergüenza (una vergüenza paradójica y algo morbosa, pero real). Hasta que no la dejemos libre para que vuele alto no nos reencontraremos con lo mejor de nosotros mismos.

Un abrazo a todos, amigos. Muchas gracias por haberme invitado. Estoy en deuda con vosotros.

12 comentarios:

  1. por eso nunca aceptaría yo esas cosas, aquí por estas tierras odian la sinceridad

    saludos

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  2. Gregorio, jo no he anat al congrés, però vaig recomanar que no es perdessin la teva intervenció. Dijous vaig dormir sol, però ahir era al llit amb una persona feliç d'haver-te conegut. La teva sinceritat genera fruits. Només volia que ho sabessis per si tenies algun dubte sobre l'interès de la teva intervenció.

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  3. J.G.: Hay gente que entiende que el pensamiento crítico no tiene por qué ser el que coincide con sus prejuicios.

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  4. Enric: Redimonis! No se com prendre'm les seves paraules...

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  5. La ambición no tiene nada de malo.
    Ambición,¿para qué?.
    Esa es la cuestión.
    Creo.

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  6. Ja, ja, ja... Només jugava una mica una mica amb les paraules. La meva dona i jo som professors. Ella va anar Sitges. No et coneixia, però jo li vaig dir que segur que seria gratificant escoltar-te. La feina que t'havien encarregat era molt interessant; i també difícil perquè tenies molt poc temps per analitzar tot el que s'havia dit, el que no s'havia dit, el que calia haver dit, el que no tenia sentit i el que sí en tenia. Feina agosarada que demana tenir davant gent amb una bona dosi d'humilitat i amb ganes d'escoltar (no escoltar és un dels grans vicis de la nostra societat).

    Res, que m'hauria agradat ser-hi, però em vaig haver de conformar amb el relat en diferit.

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  7. Karl: Ambició -en aquest cas- per millorar.

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  8. Enric: Dons: el meu agraïment a la teva dona per la seva generositat.

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  9. D. Gregorio:

    Disculpe si este comentario no está en el sitio que debiera, pero, como la filosofía al decir de Hegel, he llegado tarde una vez más. QUería -a cuento de su texto anterior- felicitarle por el magnífico libro que nos ha regalado (y en mi caso no es metáfora) sobre Platón. El libro se lee como un verdadero diálogo, y ha conseguido ser fiel a su propia visión de la filosofía de Platón como, más que un conjunto más o menos trabado de verdades, una invitación a la experiencia del debate.
    Quería, después de esta felicitación, preguntarle también sobre algo que me ha, en cierta manera, sorprendido en la lectura, por lo menos hasta el momento. Creo suponer que, al no hacer referencias a las "doctrinas no escritas" de Platón, usted ha querido guardar fidelidad a lo único que nos ha dekjado, que son sus escritos. Sin embargo, el mismo Aristóteles y otros ya hablaban de esas doctrinas como algo fundamental en el pensamiento platónico. ¿Cómo comprende usted esas supuestas doctrinas y cuál cree que es su luigar en el pensamiento de Platón? Me pregunto si el anhelo de buscar una filosofía esotérica en Platón, ahora en boga a partir de los estudios de Reale y otros, no es, precisamente, un intento de dar la espalda a lo que efectivamente está en los diálogos: la experiencia de lo problemático, de la ironía y el juego, de la búsqueda y su frustración. AL postular un resultado final del pensamiento de Platón -aunque sea un resultado secreto-, ¿no se intenta en cierta manera cerrar esa dimensión problemática que nos participan los diálogos?
    Tómese esto como una simple reflexión y no se sienta obligado por ella. Que quede, eso sí, la felicitación sincera por el libro y la envidia hacia los sevillanos que verán su presentación.

    Saludos

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  10. Querido Borja: Un placer hablar contigo aunque sea en esta forma tan sui generis.
    Durante un tiempo yo también estuve interesado por las ágrafa dógmata platónicas, hasta que me di cuenta de que no nos dicen nada (insisto: nada) que no nos diga Platón en sus diálogos. Lo que ocurre es que como leemos a Platón desde lo que el platonismo nos dice que tenemos que encontrar en él, sólo encontramos lo que buscamos.
    A Platón, más que a ningún otro filósofo, hay que leerlo sin prejuicios. Él, de hecho, no era platónico. Y hay que rumiarlo mucho.
    Platón se da perfecta cuenta de que la realidad de las cosas se encuentra en su articulación (su ser es un ser articulado). Pero para analizar lo articulado en ellas (los primeros principios, que a diferencia de las cosas, son siempre) hay que recurrir a lo que las cosas no son. Este es el drama de la filosofía que Platón pone en escena.
    A ver cuando vienes a Barcelona y montamos un banquete platónico.

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  11. Muchas gracias por la respuesta y por la invitación , D. Gregorio. QUizás en verano podamos compartir ese symposio, aunque no le digo nada porque esto de la familia y el hijo recién venido -para un padre inexperto como yo- proyecta sobre todo lo futuro una incertidumbre tremenda. Pero se hará, de eso no cabe duda.

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  12. Admito que estoy enamorado de Begoña Román.

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