Tengo sobre la mesa un lápiz de punta fina. En el extremo opuesto a la punta tiene una especie de capuchón metálico y bajo el capuchón, una goma cilíndrica. Mi nieto me pide el lápiz. Se lo entrego. Le quita el capuchón, le quita la goma y me da todo. Me mira expectante. Le pongo la goma al lápiz. Su atención aumenta. Está en tensión. Le pongo el capuchón. Mi nieto explota con gritos de alegría mientras no para de dar palmas. A sus ojos, por lo visto, acabo de realizar una gesta heroica. Me vuelve a pedir el lápiz y repetimos la operación una y otra vez y siempre reacciona igual. Me siento superior a Indurain. Con cada prueba superada es como si hubiera culminado un ocho mil. Y así nos hemos pasado un buen rato, completamente felices.
Pues Don Gregorio: eso es lo más Zen que se puede hacer en esta vida, y dejémonos de zendarajas.
ResponderEliminarAquí hi ha un fil interessant:
ResponderEliminarhttp://doceoetdisco.blogspot.com/2011/04/excelencia-en-el-bachillerato.html
Quienes hemos sido padres tardíos (pasada la cuarentena de la duda)bien nos podemos considerar padres-abuelos (porque como nuestros hijos hagan como nosotros, no veremos la tercera generación)y revivo en tu anécdota felices tiempos con mis hijos. ¡La de veces que me he partido las narices al pasar de la cocina al comedor! "Otra vez" es un ritornello vivo. La compulsión repetitiva, por otro lado, está entroncada con el carácter fundamental que los neurólogos atribuyen a la repetición para el desarrollo cerebral y su provechoso funcionamiento.
ResponderEliminar¿Has leído, Gregorio, la frase "lapidaria" de Martin Amis en el suplemento de El Pais? Propiamente el reverso de tu experiencia.
ResponderEliminarJuan: Ayer me pasé casi todo el día en el huerto y no leí la prensa. ¿Qué dice Amis?
ResponderEliminar"Los nietos son el telegrama de la funeraria". Congruente con el wit indígena inglés, pero deprimente hasta decir basta. Visto el rostro de la portada, en su caso más se asemejan directamente al certificado de defunción...
ResponderEliminarLos abuelos melancólicos están contraindicados a todo tipo de nietos.
ResponderEliminarAyer y hoy Don Gregorio
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