Estaba trabajando en casa y de repente ha oscurecido. Eran las 12 de la mañana, pero parecía de noche. Las farolas estaban encendidas y el cielo presentaba una extraña mezcla de colores: anaranjado, verde, gris. He salido a ver todo sorprendido. El mismo aire que respiraba parecía coloreado. Lo que más me ha llamado la atención no ha sido lo raro del fenómeno sino la gente que caminaba de aquí para allí como si lo que nos estaba sucediendo fuese de lo más normal. He llamado a mi hija, que es la única que siempre me coge el teléfono y hemos estado hablando sobre si el fin del mundo tendría estas tonalidades. No hacía frío. No hacia calor. No hacia nada de nada. Los coches pasaban, las personas andaban, y yo miraba boquiabierto el cielo que se nos había caído encima. Hasta que ha empezado a llover a cántaros y a los pocos minutos a comenzado a clarear.
Para más información inquietante: mi gatita estaba más que asustada. Se ha metido en el último rincón de un armario, enroscada sobre sí misma. Yo estaba en casa sola, y he pensado, "El tsunami". En el de Indonesia, se dijo que los animales (no las mascotas) habían huído mucho antes y se habían puesto a salvo. La relación de los seres con la naturaleza da para filosofar.
ResponderEliminarAh, en El Masnou alto predominaba un amarillo ocre. Mi hijo ha llegado del instituto bastante mosqueado también. Evidentemente, en un instituto la gente sí reacciona; es decir, los alumnos aprovechan todo para parar, o frenar, la clase.
ResponderEliminarEn Granollers sobre las doce y media he tenido esta misma sensación, como si el mundo fuera oscureciendo poco a poco, entre ocres ténues i infinidad de grises, rayos truenos y agua a mares, hasta acabarse poco a poco. Seria un poético final.
ResponderEliminarYo recuerdo esa sensación, tendría 11 o 12 años y volvía a casa por la tarde. El cielo se había ido volviendo de ese tono rojo sanguinolento que no presagia nada bueno. También me vinieron pensamientos apocalíticos a la mente, llegué a casa bastante asustado. Resulta un ingrediente bastante desconcertante notar que la gente sigue como si nada, como si sólo yo me estuviera dando cuenta de lo que pasaba. Pero finalmente no pasó nada. :-)
ResponderEliminarAmigos: Acabo de volver de Girona. El viaje ha sido también bastante fantasmagórico. Las nubes, cargadas y bajas, parecían empaparse de la luz de los pueblos y toda Cataluña parecía que estaba ardiendo en mil fuegos.
ResponderEliminarLola: Me alegra saber que hemos compartido inquietudes. Te dices que es un fenómeno meteorológico normal, pero una normalidad tan inquietante te empequeñece. Te hace nadear.
Pues no le hablo yo na de la administración pública, completamente de acuerdo, en mi vida habia visto un fenómeno como éste, pero como oficialmente no pasa na, pues no pasa na, como ha sido salvo la inundación de un par de edificios, aunque poca cosa. Cuando estaba cayendo la mundial, llega el fax de las alertas meteorologicas, que decia que se esperaban lluvias fuertes. Lo bueno es que funcionaba el fax????
ResponderEliminarHola, Gregorio. ¡Un aplauso para el Ayuntamiento por poner en marcha las farolas!
ResponderEliminarEn Madrid ocurrió, ayer tarde, lo contrario: se cubrió el cielo, cayó un gran tormentón que inundó todo, paró, empezó a clarear y al ponerse el sol todo estaba en paz, nuevamente.
Fernando: Me temo que hay automatismos fotosensibles para eso. Pero vaya, por mí que no quede aplaudir a quien sea. ¡Faltaría más!
ResponderEliminarSaludos cordiales.
Y yo, que con ese título, me esperaba un poema heroico a lo Marquina, en versión Maresme.
ResponderEliminar¡Cachis!
En Aranjuez pasó igual el dia 12. Me llamaba tanto la atención el color del cielo que le envié un mensaje a una amiga preguntando si en Madrid pasaba igual. La verdad es que en los cielos de aqui hay unas cosas bellísimas e inquietantes algunos atardeceres, o es que yo soy una mira-nubes sin remedio.
ResponderEliminarPara mí Ocata nunca hubiese sido Ocata sin esos cables y catenarias de ferrocarril
ResponderEliminarEse color del cielo se debe a la gran concentracion de polvo en la atmosfera. Si se hubiesen fijado en las imagenes del meteosat que mostraban en los partes meteorologicos, habrian apreciado que una masa de nubes procedente del sur se dirigia hacia el norte, de Africa hacia Europa. El viento levanta el polvo que se fija en la humedad atmosferica, el calor hace subir las particulas mas ligeras, dando a las nubes ese tono por lo que la luz que nos llega adquiere ese curioso color.
ResponderEliminarYo si recuerdo haberlo visto otras veces aunque no tan intensa como esta ultima. ¿ Recordais haber visto alguna vez que despues de llover quedan todos los coches como manchados de barro muy diluido? Pues eso mismo es lo que paso el otro dia pero como llovio tanta cantidad al poco rato el agua ya caia "limpia".
Gracias, Sonia. La explicación parece convincente.
ResponderEliminarCorro a explicárselo a mi gata.
ResponderEliminarDe hecho mi hijo vino del instituto con esa explicación exactamente, para que luego digan que no les enseñan nada. En serio.
Es que la relación de los seres humanos con la naturaleza es proverbial ... conversando con el primer comentario o conmigo misma, que da igual.
ResponderEliminarYo creo que las personas hemos perdido hace tiempo la armonía con la naturaleza, nuestro instinto animal desapareció
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