He oído esta mañana a Ramoneda, en la Ser (por cierto: Paco González, ¡cuánto te eché ayer de menos!), quejarse de que no tenemos relato. Con eso no quería decir que la realidad se nos esté presentando caótica, sino que se quejaba de la incapacidad tanto del jefe del gobierno como del de la oposición, para interpretar los signos de los tiempos (ayer por la tarde dijo exactamente lo mismo en referencia al alcalde de Barcelona y al enorme batacazo que se dio en medio de la Diagonal). A mi Ramoneda a veces me parece enternecedor. Es el intelectual más candoroso del país. De ahí su éxito.
Poco después me dicen que lo que Obama le comunicó a ZP por teléfono vino a ser lo siguiente: Si quieres que te compren deuda, espabílate. Resulta que el Reino de España necesita crédito por valor de 76.800 millones de euros para financiarse este año. De ellos, debe conseguir 25.000 de golpe en el mes de julio. No sé si saben ustedes que entre otras cosas tenemos que pedir prestado dinero para prestárselo, a su vez, a los griegos, que, por su parte, tienen que devolver dinero a bancos franceses y alemanes.
O sea que sí que hay relato, pero no lo escribimos nosotros. Nos lo dan ya escrito.
Decía Kristol que la diferencia entre un progresista y un conservador reside, básicamente, en la menor resistencia del primero ante la decepción. El progresista, especialmente en estos tiempos de vaivenes, es ciclotímico. El conservador (y no sé si hay conservadores por España) sabe que en última instancia, el azar siempre se reserva la última palabra y que, por ley natural, el pez grande se come al chico. Sabe también que las cosas políticas, miradas de cerca, tienen algo infantil... aunque de importancia extrema (de ahí que la ciudad sea, inevitablemente trágica y la filosofía, inevitablemente irónica).
¿Y si los llamados grandes políticos son aquellos hombres capaces de mirar de frente al azar mientras logran convencer a sus seguidores de que tienen un relato? Pienso en Churchill, claro.
El problema, querido, es que la población española prefiere ser engañada a que le cuenten la verdad de las cosas. Prefieren negar la realidad y confiar en que "Dios proveerá".
ResponderEliminarSon muchos años avisando/denunciando lo que se nos avecinaba, ante la incredulidad de la inmensa mayoría, a la que no les importaba que aportase datos y más datos: eran "incapaces de bajarse del burro".
Suelo recordar el debate televisivo entre Pedro Solbes y Manuel Pizarro en las generales del 2008. El primero estuvo toda la entrevista mintiendo compulsivamente -me enervé al escucharlo, llamándole mentiroso numerosas veces en voz alta mientras la veía. Sin embargo en las encuestas fue el claro vencedor.
Días más tarde, poco más de once millones dieron su voto al PSOE de Zapatero, convirtiéndose en cómplices del engaño. Espero que tales votantes sufran más las duras consecuencias que el resto, pues son los máximos responsables (en el 2004 Zapatero era una incógnita y merecía el beneficio de la duda, mas en el 2008 no).
Termino con una pregunta: ¿aprenderá la lección la población española y dedicará más tiempo a informarse debidamente sobre temas económicos, yendo a las mejores fuentes? Mucho me temo que no, porque las nuevas generaciones están peor preparadas que sus predecesoras y son mucho más indolentes y perezosas intelectualmente gracias a la LOGSE y leyes educativas posteriores.
-> Maikelnai's Blog ¿Por qué los blogs ganan cada vez más credibilidad?
Si el pez grande se come al chico, ¿por qué hay tantos pecesines? ¿Sabía usted que el pez más grande come plancton? (Creo que me repito.)
ResponderEliminarDice un personaje siniestro de la literatura que "la casualidad es la excusa de los malos mentirosos". Supongo que sus conservadores no son buenos en nada.
ResponderEliminarComo arúspices, desde luego, los políticos no valen nada. Les tienden ante ellos las entrañas estadísticas de la realidad y son incapaces de pergeñar con ellas el relato verosímil que Ramoneda -ilustre paniaguado del CCCB- echa de menos. Si la polìtica es el arte de lo posible, no hay políticos en este país, tan dado a darse aires de grandeza y a vivir por encima de sus posibilidades. Aún recuerdo el escándalo ético que denunció Ferlosio cuando se le invitó a participar, en aquellos años felices de la beatiful people del socialismo recién instalado en el Poder, en una exposición de abanicos autografiados, por lo que se le iba a pagar un fortunón, unas 100.000 pesetas de entonces, que triplicaba mi sueldo de humilde funcionario de Hacienda. Cayó en saco roto la denuncia. De entonces acá todo ha sido un gastar alegre y desenfrenado que muchos han (y hemos, pésame) avalado con el voto. El ejemplo más claro de la imposibilidad de los políticos para "leer" la la realidad ha sido el fiasco del referendum para transformar la Diagonal. Una agrafía que nos ha costado tres millones de euros... "Leemos mal el mundo y luego decimos que nos engaña", dijo Tagore. ¿Y dónde se enseña a leer el mundo? Se ve que Hereu no aprendió en ESADE, que ya tiene delito...
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con Maty en que hemos de informarnos más y mejor, ahora bien, en cuanto a lo de las "buenas" fuentes hay ahí mucha tela que cortar. ¡Nada menos que "buenas" fuentes!
¿Por qué no empezamos por renunciar a las campañas electorales, ¡tan costosísimas!, y remitimos a los votantes a preocuparse por sí mismos y por la marcha de su país duante los cuatro años de la legislatura? Hasta pagaría para poner en marcha una iniciativa popular en ese sentido...
Maty: ¿Informarse? ¿Para qué queremos información si ya tenemos prejuicios?
ResponderEliminarTumbaíto: Claro, claro... y el mar es una lágrima de Cronos.
ResponderEliminarJuan: Lo ocurrido con toda esta chirigotada de la Diagonal es tan relevador de la naturaleza de las cosas políticas que su estudio debería convalidar un curso entero de la licenciatura en las llamadas "ciencias" políticas.
ResponderEliminar1.- Mire que también lo uso con frecuencia pero... para mí que eso del relato es una collonada.
ResponderEliminar2.- ¿Me puede alguien aclarar la diferencia, real, entre información y prejuicio?
3.- Por lo demás, en España no hay conservadores -quizá Valentí Puig sea el único que pudiera contradecir el aserto-, ni tampoco políticos que, como Churchill, fumen puros y lleven chistera.
Ángel, hermano:
ResponderEliminar1. El hecho de que utilicemos el relato sólo significa que lo necesitamos para convencernos. Lo que no tiene una estructura interna ordenada simplemente nos parece inverosímil. Por eso decía el gran Biorges que hay cosas que sólo pasan en la realidad. Una buena parte de las cosas que nos pasan debemos falsearlas para hacerlas creíbles en un relato.
2. Llamamos información a todos aquellos datos que se muestran coherentes con nuestros prejuicios.De hecho, nos matamos unos a otros interpretando datos.
4. Sí, hagamos una honrosísima excepción con Valentí Puig.
Àngel: Podríamos decir también que el hecho de que la historia sea el lugar en el que se manifiesta la verdad no significa necesariamente que la verdad esté históricamente construida.
ResponderEliminarDe quien seguro que no es una lágrima, don Gregorio, es de los conservadores; no lloran ni a su madre.
ResponderEliminarGregorio, hay gráficos que son extremadamente informativos que ahuyentan los prejuicios.
ResponderEliminar1. saldo-caja-zapatero-abanico-2002-2010.png
2. Deuda Administraciones Públicas, protocolo de déficit excesivo (PDE) de la Unión Europea [fuente BdE]
Fijémonos en las fechas.
Lo dicho, sobran las ideologías, creencias y demás milongas que ciegan/enturbian el entendimiento cuando son seguidas cual "verdades reveladas", impidiendo nuestro razonamiento autónomo (basado en una buena formación).
La discusión política se ha desplazado de verdades que pueden provarse a narrativas que pueden construirse. Parece que Ramoneda echa de menos que Zapatero tenga un Alastair Campbell.
ResponderEliminarLa verdad de los hechos es la que se pierde cuando un político, antes de plantear un objetivo, con cifras y todo, ya sabe cómo explicará que lo ha cumplido, independientemente de lo que pase.
Como dice David Runciman: "it is never a
question of truth versus lies; it is, at best, a choice between different kinds of
truth against different kinds of lies."
Eso no evita que la realidad acabe apareciendo (por eso la reacción que causa una llamada de teléfono), pero sí nos debilita para enfrentarnos a ella. Igual pasa cuando se dictan leyes a sabiendas de que no se cumplirán.
Churchill, cuando llegó a Primer Ministro en la Segunda Guerra Mundial, hizo algo notable: les dijo a los británicos buena parte (no toda, claro) de la verdad.
Una pregunta: la fe ciega en estadísticas y gráficos ¿no es una modalidad de superstición, o de pensamiento mágico, algo más sofisticada que las de los tiempos antiguos?
ResponderEliminarY una afirmación: los conservadores tenemos, o tuvimos, madre. Y la lloramos. Claro que sí. Tenemos nuestro corazoncito. Pequeño, pequeñito. Pero está ahí. Haciendo frente a los infartos que nos provocan los progresistas.
Ah, por ahí no, don Ángel: No le permito que me rebaje a segunda división histórica a la Sibila de Delfos.
ResponderEliminarY ahora pasemos a la cuestión: ¿La estadística pone de manifiesto un saber o una ignorancia?
ResponderEliminarSi el mundo se comportara deterministamente (como el reloj cósmico cartesiano) y tuviéramos la inteligencia infinita de un genio capaz de determinar la posición y trayectoria de todas sus partículas, no recurriríamos a la estadística, sino a fórmulas ciencia.
La estadística, por lo tanto, lo que pone de manifiesto es que no somos capaces de controlar el azar (dejo ahora sin considerar si el fundamento de esta incapacidad es epistemológico u ontológico).
Es decir, hacemos estadística allá donde el ruido es real.
Este es un tema que en un tiempo me interesó mucho. Hasta llegué a estudiar con bastante detalle una cosa que los físicos y estadísticos llaman la "K" de Kolmogorov. Lo cual pone de manifiesto hasta qué punto mi trayectoria vital ha sido errática (y no sé si no dar gracias a Dios por ello).
Las estadísticas sirven para conocer el pasado y prever el futuro a corto plazo con bastante exactitud (siempre muy incierto en economía, que es más una sabiduría que una ciencia).
ResponderEliminarAy, ay, ay... el determinismo cartesiano es la prehistoria de la ciencia. Por si acaso no te hubiese entendido, encuentro vía buscador:
Raimon Panikkar El Concepto de naturaleza
[ En El concepto de naturaleza, encontramos un dominio y un gran aprecio por la filosofía griega, sobre todo la aristotélica, y por la escolástica; predilección que se deja ver en las numerosas páginas y abundantes citas que dedica a Aristóteles y Santo Tomás. De ahí su polémica con el pensamiento moderno, particularmente con el determinismo cartesiano, que considera la naturaleza como contrapuesta al espíritu, viéndola como un conjunto de seres regidos por un total determinismo. La crítica contra el racionalismo, el idealismo y lo que llama “reacción irracionalista” posterior, es rotunda, convencido el autor de que se trata de una evolución del pensamiento que no es otra cosa que la expresión de una autosuficiencia de la razón humana que “se derrumba en el irracionalismo” y la separación de Dios.
Frente a estos filósofos, le seduce más a Panikkar el concepto de naturaleza de las nuevas ciencias físicomatemáticas (la relatividad, la mecánica ondulatoria, etc.), que ve como “el último peldaño en la evolución del concepto de naturaleza”... ]
Relatividad General y Especial, Mecánica Cuántica... se aproximan mucho más fielmente a la realidad física.
Tienes que actualizarte (y no entro en la Teoría de Cuerdas, harto compleja).
Déselas, créame.
ResponderEliminarNo era mi intención rebajar a la Sibila y menos en las actuales circunstancias crediticias.
Uy, uy, uy. Pues no hay lío ni nada con lo de los estados vibracionales.
ResponderEliminarMaty: ¡Si, hombre, actualizarme! ¡Con lo que me está costando remontar la historia en dirección a Platón!
ResponderEliminarPor cierto (créame) todo el misterio de la naturaleza está presente en el Timeo platónico.
todo muy interesante, aunque yo si que no tengo relato ante este nivelazo filosófico.mmmm..bueno, sólo que a las madres ni tocarlas, eh!
ResponderEliminar¡Hola Gregorio!
ResponderEliminarSoy tu ex-alumno Jordi Iglesias. Te mando este vídeo porque cuando lo he visto he pensado que te podría interesar: http://www.youtube.com/watch?v=ib-j87eAnCU y http://www.youtube.com/watch?v=12lsUJId7ic (son dos partes).
No sé si ya lo conocías.
Un fuerte abrazo y muchas felicidades por el blog.
Yo me lamento ante el altar de la santísima madre patria, de que aparezca el señor Camps todos los dias, con esa sonrisa de haber visto al Pato Donald, mientras al señor Gabilondo se le ignora en virtud de unas peticiones maximalistas como esas que tienen los niños en Disneyland, precisamente. Qué cambio para peor, de la mayéutica, a la estadística. Esta última parece la madre de la política, para que viva de prestado.
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