He releído despacio, como el texto exigía, el inmenso Nietzsche de Heidegger. Jean-Pierre Faye lo tiene también por inmenso, pero por "inmensamente tramposo" (L'histoire cachée du Nihilisme, 2008). Me parece que esta reacción responde a una pataleta filosófica, de las que tanto abundan entre los que quieren desmontar la consistencia de la filosofía de Heidegger a base de mamporros dialécticos. Es una posición cómoda, pero que rehuye el problema fundamental. Hay que aceptar que Heidegger colaboró de manera entusiasta con el nazismo. Y hay que aceptarlo considerándolo como el principal filósofo del siglo XX. Es decir, como un filósofo que, intelectualmente, está muy por encima de sus críticos. Hay que aceptar entonces, sobre todo, la situación de indigencia filosófica a la que nos aboca todo esto. Me da la sensación de que con frecuencia recurrimos a argumentos falaciosos para criticar a Heidegger, haciendo así un flaco favor a nuestra crítica. Desenredar este ovillo debería haber sido la tarea de la filosofía de la segunda mitad del siglo XX. No ha sido así. Nos hemos movido entre existencialistas, marxistas y analistas y hemos dejado a Heidegger un poco de lado, sin saber muy bien qué hacer con él. Pocos han sido los filósofos que se han planteado "el caso Heidegger" como el problema filosófico fundamental de nuestro tiempo. Leo Strauss ha sido uno de ellos.
Sostiene Strauss que aunque no seamos capaces de enfrentarnos cara a cara a Heidegger, sí que podemos ponerlo a dialogar con los otros grandes filósofos, para descubrir así, entre otras cosas, sus silencios. Siguiendo esta recomendación, tras leer los dos tomos de su obra sobre Nietzsche, me he embarcado en la lectura de la interpretación heideggeriana de la Segunda consideración intempestiva de Nietzsche, en mi opinión uno de los textos fundamentales del autor de Así habló Zaratustra. Se trata del curso que impartió Heidegger en el semestre de invierno de 1938-1939 en Friburgo. Aquí sí que me ha defraudado Heidegger, no tanto por lo que dice como por lo que no dice: por la lectura de Nietzsche que no se atreve a llevar a cabo: No se atreve a pensar a fondo al relación entre verdad, historia y vida. Y esta reticencia (¿cobardía?: recordemos la fecha del curso) me parece especialmente significativa.
Añado que en los dos tomos del Nietzsche de Heidegger no aparece ni una referencia a la Segunda intempestiva. Se centran en la consideración de la voluntad de poder y el eterno retorno como fundamento ontológico de lo real. Mientras Heidegger desarrolla gran historia del Ser se olvida de las pequeñas historias de los hombres.
Luri; de nuevo.
ResponderEliminarSe te nota la pascua.(es un elogio)
Don Ignacio: Le aseguro que he vivido estos días mi propio e intransferible descenso a los infiernos, arrastrado por mi laberintitis (¡que un mal rayo la parta!). Hoy, finalmente, parece haber salido el sol, así que ¡¡¡Viva la Pascua!!!
ResponderEliminarUn filósofo al que admiro (excelente profesor, inmejorable persona) nos planteaba el caso Heidegger con perplejidad. Tiene usted toda la razón, señor Luri. Recuerdo que al final añadió: "Cómo una inteligencia como la de Heidegger pudo llegar a decir, parece que con admiración, que no había que pensar en las palabras de Hitler, sino mirar sus manos".
ResponderEliminarMe alegro de que se encuentre mejor.
En la medida que puedo decir algo sin haber leido nada de Heidegger y lo minimo de Nietzche... Me parece corto de miras someter al primero a un "boicot" (que otra palabra sino?) por su colaboracion con los nazis. Por la part de teoria: confunde filosofia con alguna virtud de uso universal que hace del buen filosofo bueno en lo que haga. Como pensar que una estrella de pop no puede ser un pederasta. Ejemplo uno mas del "halo effect".
ResponderEliminarY segundo que Heidegger esta muerto y enterrado, y solo grupos muy marginales defienden el nazismo... O sea que en terminos practicos no hay ningun peligro en elogiar las ideas de Heidegger.
Nietzsche, Heidegger, Strauss... es que también son ganas, don Gregorio, también son ganas.
ResponderEliminarUn poco más de banalidad ¡por favor!
El "caso Heidegger" se me antoja tan significativo por ser otra de las figuras del casi universal caso de la perplejidad de la filosofía ante la política... ¿No es el de Heidegger el repetido drama de "la tentación de Platón"?
ResponderEliminarMuy interesante planteamiento: ¿cómo es posible entender la política desde el sepultamiento de los hombres bajo la historia del Ser?
Morey nos dijo en Filosofía de la Cultura que no debíamos leer Nietzsche a través de Heidegger, sinó Heidegger a través de Nietzsche. Aún estoy pensando en esa frase -es la fuerza de Morey. ¿Qué me puede decir usted?
ResponderEliminarRespondo, globalmente, en un nuevo apunte, pero déjenme ustedes que le diga alguna cosa a geistutopie: O somos historicistas de verdad, y entonces todo filósofo (y, en general, todo hecho) debe interpretarse desde el presente (erigido por definición en el juez de la historia) o bien debemos comprometernos a entender a todo filósofo tal como él se entendía a sí mismo: Nietzsche desde Nietzsche y Heidegger desde Heidegger. Esta es la condición indispensable para ponerlos posteriormente a dialogar entre sí.
ResponderEliminarQuizá Morey, el piel roja deleuziano no estuviera tan equivocado. Ahora entiendo lo que quizás quería insinuar Morey. Lo he entendido, hoy a las cinco de la madrugada
ResponderEliminarEnrri: Por favor, expíquese. Le confieso mi aprecio por Morey.
ResponderEliminarNo voy a contestarle sobre Morey, porque entre otras cosas ya no me acuerdo de lo que quería decirle.
ResponderEliminarPero, profesor, he comprendido la relación que vincula profundamente a Heidegger con Nietzsche.
Los dos luchas, uno con más eficacia que otro, y el otro con más comprensión global que el uno, contra el tiempo de la Conciencia hegeliana.
Y le diré más, pues Heidegger, no es existencialista sino "existencia-rista". Que sea existenciarista y en concreto "existenciarista trascendental", lo acerca a Kant y lo aleja de Hegel o de Sartre, pero al mismo tiempo lo aleja también en el marco comprensivo del "existencia-lista del eterno retorno" que fue el propio Nietzsche.
Resumiendo, que la lucha de Heidegger se produce en un nivel kantiano. Mientras que la lucha de Nietzsche se produce al nivel hegeliano.
Por eso, incluso diría que Heidegger es más potente filosóficamente, que el mismo Nietzsche, si más no en su planteamiento aunque no en sus conclusiones.
¿qué cree usted?
"Mientras Heidegger desarrolla gran historia del Ser se olvida de las pequeñas historias de los hombres."
ResponderEliminarComo verá no estoy pues de acuerdo con su cita. Porque la gran Historia dle Ser, que es el olvido-del-ser por el pensamiento de la metafísica, no es en realidad un historicidad sino un análisis trascedental. Heidegger en el planteamiento originario (Ser y Tiempo) es más trascendental que existencialista. Mientras que Nietzsche es más existencialista (del eterno retorno) que trascedental.
Eso no quita, que el desarrollo de un planteamiento potentemente trascendental acabe desrrollándose en un análisis existenciario bastante pobre de lo que es el ente.
De ahí, la propia impotencia de Heidegger, intuída por el lector que haya llegado a las páginas finales de "Ser y Tiempo".
"Ser y Tiempo" páginas 470-471. Edición FCE.
ResponderEliminar“¿Cómo es un comprender el ser, en el sentido de un comprender que abre, posible bajo la forma de ser del ser ahí?”(…) La constitución ontológico-existenciaria de la totalidad del ser ahí tiene su fundamento en la temporalidad. Por consiguiente, ha de ser un modo original de temporación de la temporalidad extática lo que haga posible también la proyección extática del ser en general. ¿Cuál es la exégesis de este modo de temporización de la temporalidad? ¿Lleva algún camino desde el tiempo original hasta el sentido del ser? ¿Se revela el tiempo también horizonte del ser?”.