Si contestamos que sí, estamos afirmando la existencia de algo que es en sí mismo y no depende más que de sí mismo para existir, mientras que el resto de las cosas depende de él. La respuesta afirmativa, en definitiva, afirma también la metafísica, o si se quiere, en la medida en que la posmodernidad ha identificado metafísica y platonismo, afirma el platonismo y, en última instancia, es una reivindicación de Dios (ya veremos cuál es la manera platónica de reivindicar a Dios).
El cristianismo contesta con un sí, entendiendo que la pregunta ya le viene dirigida por ese fundamento mismo, al que da del nombre de "ágape". Recordemos que, según el papa, en las religiones antiguas la primera potencia que domina al resto (la arkhé de los griegos) es eros y el Antiguo testamento no subvierte esta creencia, sino que la purifica para preservar lo que eros tiene de “pregusto” del fundamento del que proviene. Preservar este “pregusto” es sanear eros. Pero aquí es donde nos aparece un problema fenomenal: Si es preciso sanear eros es que en su origen hay algo insano que no puede ser "ágape". En lo que afecta al cristianismo dejo esta cuestión en manos de sus teólogos.
Lo que filosóficamente me parece interesante resaltar es que Nietzsche ha intentado no confundir las diferentes manifestaciones del principio con el principio mismo y para agruparlas todas en un único concepto, en lugar de "eros" le ha dado el nombre de “voluntad de poder”. Pero, en la medida en que afirma el principio, está, inevitablemente, afirmando también la metafísica (o el platonismo, o a Dios). Todo cuanto existe no es sino manifestación de la voluntad de poder, pero la voluntad de poder no es manifestación más que de sí misma (eso sí, en sus formas). Al Dios Uno y Trino del cristianismo Nietzsche le opone el Dios Uno e Infinito.
El cristianismo ve en el "agape" una providencia; mientras que Nietzsche entiende que la voluntad o el deseo humano de providencia (de lógica, de historia, de coherencia, de orden...) es una más de las manifestaciones de la voluntad de poder. Para resaltar su ruptura con la idea de providencia, Nietzsche sostiene que la forma original de la voluntad de poder es la del eterno retorno. A mi modo de ver el eterno retorno sólo es comprensible como esfuerzo polémico contra la providencia cristiana.
Pero afirmar una voluntad de poder no providente (entendiendo, insisto, por providencia la voluntad de coherencia, de orden, de lógica, de narración, de historia) es afirmar el sinsentido como atributo esencial de la voluntad de poder. El fundamento -la voluntad de poder- no es, pues, un fundamento del sentido, pero en la medida en que la búsqueda de sentido es real, la búsqueda de sentido ha de ser también una manifestación de la voluntad de poder.
La afirmación del sentido no es específica del hombre, sino de la vida. Estar vivo es estar sometido a la lógica del sentido (como orden estricto de sucesión: nacimiento, reproducción, muerte: la vida es el orden que le es posible alcanzar provisionalmente al caos). Lo específico del hombre es que además de sentirse biológicamente vivo, necesita sentirse existencialmente sano y su salud está asociada a la constatación del sentido (en caso contrario decimos que está enajenado). Esta es su enfermedad paradójica: es un animal enfermo porque a diferencia de cualquier otro animal (que sólo necesita afirmar su vida), él necesita buscar para su vida el cobijo del sentido (de la lógica, de la ciencia... y, en definitiva, de un tipo u otro de providencia).
Podríamos decir que en el hombre la voluntad de poder tiene piedad de sí misma en la medida en que el hombre, para poder vivir una vida humana necesita también purificar, de una manera u otra, la voluntad de poder.
En este tremendo berenjenal nos mete el papa con su referencia a Más allá del bien y del mal.
Comentar cada uno de estos puntos con el detalle que se merecen me llevaría más tiempo del que ahora mismo dispongo, por eso voy a elegir el atajo de recurrir a ciertas afirmaciones nietzscheanas de Más allá del bien y del mal. Algunas no necesitan ningún comentario. Otras, con un brevísimo apunte, tienen suficiente, y así espero aclarar un poco mi tesis. Entre paréntesis incluyo mis comentarios y el parágrafo correspondiente de Más allá...:
Entiendo que la voluntad de poder puede interpretarse como eros siempre que pongamos en analogía el eros no purificado con el eterno retorno de lo mismo; y que puede interpretarse como ágape si lo que ponemos en analogía es un eros piadoso con una voluntad de poder piadosa. Lo que buscaría la voluntad de poder piadosa no sería otra cosa que su expresión en la forma bella y, en este sentido, en la afirmación nietzscheana de la voluntad de poder habría una clara reivindicación de Dios.
- "Tenemos que incluir entre las actividades instintivas la parte más grande del pensar consciente (…). Detrás de cada lógica se encuentran exigencias fisiológicas” (y detrás de cada exigencia fisiológica, la vida misma). (1.3).
- “Yo no creo que un “instinto de conocimiento” sea el padre de la filosofía, sino que un instinto diferente se ha servido del conocimiento como de un instrumento.” (1.6). El nombre de ese instinto "diferente" es “voluntad de poder”?) (1.13), que es la última realidad (2.36).
- “A mi me parece que el instinto religioso se encuentra en un momento de poderoso crecimiento, pero que este instinto rechaza, con profunda desconfianza, justo la satisfacción teísta.” (yo también creo que nuestro tiempo se caracteriza, más que por cualquier otra cosa, por una laicización de la providencia a la que damos el nombre de ciencia y de técnica) (3.55).
- Nietzsche presenta (3.55) la historia de la religión (que es la historia de la forma religiosa de la voluntad de poder) como un proceso de refinamiento de la crueldad (contra el cual creo que conviene entender la posición del papa al reivindicar el espíritu erótico del Antiguo Testamento) que tendría tres momentos básicos: (1) En otros tiempos la gente sacrificaba seres humanos a sus dioses (aquí podríamos incluir la prostitución sagrada]; (2) después sacrificó a Dios sus instintos (no necesariamente esto es malo, ni tan siquiera para el mismo Nietzsche, ya que un sacrificio u otro de lo instintual se ha de hacer si se quiere vivir en salud) y (3), finalmente, sacrificó al mismo Dios. Nietzche añade inmediatamente una observación completamente esencial para interpretar su pensamiento: “sacrificar a Dios por la nada –este es el misterio paradójico de la crueldad suprema” (el instinto religioso no teísta culmina su movimiento sacrificando a la providencia ante el altar del nihilismo: el nihilismo es la voluntad de poder despiadada).
- "A los homines religiosi se los podría contar entre los artistas como su categoría suprema" (la poiesis, el nombre griego de la actividad artística, consiste en dar forma artística a las formas naturales de la voluntad de poder, y la forma más artística es, en este sentido, la religión; la materia de la religión es obviamente el hombre aún no humanizado por la cultura)". "Quizás no haya habido hasta ahora ningún medio más enérgico para embellecer al hombre mismo que la piedad.” (3.59) (¿está presentando Nietzsche la piedad como la mejor posibilidad de purificar la voluntad de poder?).
- “Amar al hombre por amor a Dios –este ha sido hasta ahora el sentimiento más aristocrático y remoto que han adquirido los hombres (amar al hombre en la forma en que resulta modelado por la acción artística de la piedad). Que amar al hombre sin ninguna oculta intención santificadora es una estupidez y una brutalidad” (3.60) (equivaldría a amarlo informe y, de nuevo, pienso en la moderna pedagogía).
El séptimo párrafo de su post me ha generado un link neuronal con el cuadro D'où venons-nous? Que sommes-nous? Où allons-nous? de Gauguin, lienzo que viene a ser su "evangelio" pictórico. Preguntar por el sentido es apelar al logos. Eros y logos son como agua y aceite. Me referí a ello en un post donde comentaba la encíclica Deus caritas est. Por eso, a mi entender, Nietzsche afina más que Platón, el cual queda atrapado en la trama lógica, eidética. Demasiadas palabras matan el verdadero sentido de las cosas. La respuesta no puede estar en los esencialismos. El irracionalismo nietzscheano, ese más allá del bien y del mal que es a la vez un más allá del logos discursivo, me parece mucho más pertinente por existencial(ista). Vuelvo a Gauguin, que huyó a las antípodas despojándose del Logos Occidental (desde Platón la filosofía es un género literario, logomaquia pura), buscando la raiz primigenia de los elementos, de la vida en sí misma, sin las muletas del Verbum. El eros de las indígenas, pureza sin mácula, colores básicos. La catarsis erótica sólo tiene sentido en una Europa decadente. En Hiva Hoa no. Por eso el dios de Nietzsche es un niño: Unschuld ist das Kind und Vergessen, ein Neubeginnen, ein Spiel, ein aus sich rollendes Rad, eine erste Bewegung, ein heiliges Ja-sagen...
ResponderEliminar"la voluntad de poder puede interpretarse como eros siempre que pongamos en analogía el eros no purificado con el eterno retorno de lo mismo"
ResponderEliminarEso es analogizar excesivamente creo yo. Platón no es Nietzsche, como Sócrates tampoco es Nietzsche. La palabra de Delfos no es la música de Eleusis. Son dos oráculos distintos: el oráculo de Apolo y el de Dionisos. Solo son iguales en la medida que convergen en un mismo propósito metafísico o en la medida que conocemos algo de Jabalometría (sabiendo que la mayeútica socrática y el yambo de Arquíloco convergen en la dios Baubo).
Ay! cuantos disgustos interpretativos nos hubieramos ahorrado si el propio Nietzsche hubiera estudiado Jabalometría, pues se hubiera dado cuenta que su proyecto metafísico es un proyecto fundado alrededor del "gruñido de un cerdo" que es degollado en Eleusis.
P.D: nota interpretativa para que no se me tache de arqui+loco, el "gruñido del cerdo" es el "Yambo del Choiros".
ResponderEliminarPD2: Nietzsche con que no estudió Jabalometría pese a estudiar Filología griega, confundió la música dionisíaca de la tragedia griega, en el ritornelo del coro, con lo que era el gruñido de un cerdo degollado que es el simbolo de la fiesta como tiempo del eterno retorno.
ResponderEliminarMe imagino que es inevitable: con Nietzsche no hay manera de caer en el dogmatismo hermenéutico. Cada uno se elabora su propio Nietzsche que es, a su vez, un "work in progress", porque no se acaba nunca.
ResponderEliminarEn mi concepción de la filosofía de Nietzsche ocupa un lugar axial el aforismo 188 de "Más allá del bien y del mal", que pertenece a la sección quinta, titulada “Para la historia universal de la moral.” El concepto “universal” es aquí el determinante, porque Nietzsche está trazando un dibujo de la naturaleza humana en la que ésta aparece como sometimiento a leyes arbitrarias. Así como la coacción métrica y la tiranía de la rima y el ritmo ha dado a las lenguas vigor y libertad, la sumisión a leyes arbitrarias le proporciona al hombre “toda la libertad, sutileza, audacia, baile y seguridad magistral que hay en la tierra”, tanto en el hablar y el obrar como en el pensar. El sometimiento a “la tiranía de las leyes arbitrarias” es, entonces, la “naturaleza”, lo “natural” en el hombre. “Lo esencial en el cielo y en la tierra es, según parece, repitámoslo, el obedecer durante mucho tiempo y en una única dirección”. Es así como se obtiene lo que se considera digno de ser vivido, la virtud, el arte, la razón, la espiritualidad. Todo lo refinado y divino hunde sus raíces en esta sumisión. Esto significa que si el hombre quiere crear algo grande debe reducir su perspectiva, limitar el desarrollo indefinido de sus potencialidades a lo que puede dar de sí un proyecto determinado “Tú debes obedecer, a quien sea, y durante largo tiempo: de lo contrario perecerás y perderás tu última estima de ti mismo”, éste, concluye Nietzsche, parece ser “el imperativo moral por naturaleza!”.
Mi work in progress, es ahora un work on re-gress. De todas formas, entiendo su interpretación piadosa de un Nietzsche piadoso y cristiano sin Iglesia.
ResponderEliminarPero solo puedo llegar a tal pietas, si pienso en la herejía que concibe a Ie+sus como suído (sus scophra) sacrificado. Y verá porqué:
Kant y su imperativo moral se fundamenta en el concepto de que "el hombre sea su propio señor". Esto en latín, se puede expresar como "Sui Iuris" . Lo que para Kant significa que el hombre tenga algún bien-propiedad o bien-de-saber, con el que ganarse la vida. Como un artista que viviera de su obra-de-arte, en tanto creación.
Frente a este imperativo moral kantiano que tiene como marco temporal o contexto temporizable por la conciencia, el tiempo cronológico fundado sobre la Cultura, Nietzsche propone el imperativo-moral-de-la Naturaleza fundado sobre un tiempo cíclico del eterno retorno. Este tiempo de la eterna repetición de lo mismo, es sin duda, el tiempo captado por una Conciencia nietzscheana que encuentra la condición de toda acción moral, en el "Ius Sui". Esto es, el "derecho del cerdo" que es la "salsa del verrado". Del "sui iuris" kantiano como fuente de moralidad, pasamos a la inversión nietzscheana de lo moral como "ius sui". Este cambio de las condiciones morales de un imperativo moral de lo humano, se encuentra ya (según el pensamiento jabalométrico) en el Cicerón versus Verres o en el mito de Eleusis (Démeter agrícola versus Baubo cerdícola) o incluso en los textos platónicos (el caldo del verraco en la polis espartana versus la cerda de Kromión en la Atenas díscola).
Lo interesante, además, es pensar como Eleusis es la "fiesta" por excelencia. Y el tiempo-de-la-fiesta, es el tiempo del eterno retorno en la rememoración de un hecho originario como "primera vez". La conciencia subjetiva nietzscheana, se funda alrededor de dos premisas: el derecho del cerdo en Eleusis y el tiempo festivo de las Eleusinas. Estos dos acontecimientos míticos, sirven para expresar el "grito desgarrado del cerdo degollado" en la matanza del cerdo (tan nuestra, hasta nuestros días). Y este grito desgarrado del cerdo llamado Iambé o Yambo es traducido como palabra-música en la repetición como estribillo que golpea dos veces (di-thirambo) desde el coro (Choiros-cerdo). La tragedia griega tiene como origen no el lamento humano, sino el grito patético del cerdo sacrificado. El yambo-de-Choiros es el grito-del-pequeño verraco sacrificado. Pero a la vez, es el verso métrico que como poéisis yámbica reproduce artísticamente lo dionisíaco a través de la voz del poeta Archíloco.
ResponderEliminarDesde el dolor de lo Uno primigenio, que es el dolor del cerdo degollado para la matanza, se expresa la trágica sensibilidad de lo dionisíaco. Es el grito eyaculatorio del Iakjó! en las procesiones festivas de Eleusis. Ese grito expresa el sentimiento del tiempo como eterno retorno, que no es otro que el tiempo de la festividad eleusina. El tiempo de la fiesta, en tanto rememoración de la primera vez cuando el dolor-es-gritado por el suído, funda la temporalidad del eterno retorno como la repetición de lo mismo. Que destroza la línea recta del Cronos hegeliano y del imperativo moral kantiano. Si el imperativo moral kantiano transcurre sobre el vector del tiempo hegeliano en el que la historia nos conduce o bien a la paz perpétua kantiana o bien a la destrucción nihilista de la dialectica sintesis/antitesis por la conciencia de la sintesis, que es la conciencia del pantocrátor del A.T. Sin embargo, Nietzsche propondrá un imperativo moral fundado sobre el tiempo cíclico, en el que coinciden la condición de lo moral que se impone la voluntad del eterno retorno y la ciclidad de la physis siempre renacida en tanto retoño dionisíaco. Y estas dos ciclidades de lo moral y lo physico, coinciden en una conciencia que piensa el tiempo como eterno-retorno por medio de la facultad de la re-memoración de una primera vez. La rememoración de una primera vez, que es también el recuerdo de la primera vez y el deseo de que no sea la última vez. La voluntad del eterno retorno es una voluntad que quiere-en el tiempo cíclio, no ya en el tiempo lineal hegeliano, y que se impone una regla moral no en la linealidad de la historia kantiana, sino en la circularidad del eterno retorno nietzscheano. Dicho esto, no podemos confundir el Eros platónico con la Volunta de eterno retorno nietzscheano. Puesto que el Eros platónico se enmarca en un espacio de representación donde el Alma o la conciencia representa el mundo en el concepto gracias a la "anámnesis". La Anámnesis es una re-memoración, como también lo es la re-memoración de Nietzsche, pero es una memoria de aquel mundo que está antes-de la physis: el mundo del Eidos. Mientras que la memoria Nietzscheana es la memoria de una primera vez, que no quiere representar por el logos de la palabra-relato sino repetir por el logos de la palabra-música. Platón piensa su Eros como deseo de sabiduría, dentro de un espacio representacional del relato mito-filosófico, pero Nietzsche piensa su eros (no me gusta llamarle eros, en el caso de Nietzshce) dentro de un tiempo de repetición que es el acontecimiento festivo cuyo origen es la matanza del cerdo en la cultura de Eleusis. Todo y así, si Platón es el primer estado de lo metafísico, Nietzsche es el último eslabón del pensamiento metafísico.
Por cierto y para cerrar el círculo nietzscheano, ¿no he comenzado diciendo que Nietzshce es como un cristiano sin iglesia?
ResponderEliminarPues precisamente a los cristianos sin iglesia, se les llamó muchos siglos más tarde de Eleusis, "chretiens". Que puede ser traducido también como "cerdos". Y me pregunto aún más,por el otro lado religioso ¿no tenemos a unos judíos-sin-iglesia que fueron llamados "marranos"?
De tal modo, podemos comprender la religiosidad del cristiana-sin-Iglesi,de un Nietzsche que se constituye sobre un imperativo-moral del "eterno retorno" que es el tiempo como celebración, como rememoración de un primer sacrificio del cerdo en Eleusis, que es también el recuerdo de que hubo un sacrificio del dios Iesus que predicaba amor universal.
Y solo entonces, puedo darle toda la razón sobre su work-in-progress, ya que Eros y Ágape tienen mucho en común. El Eros platónico como deseo de saber, de episteme, de conceptualizáción que particpa por recuperación de la memoria de un Idea perdida, por causa del baño en el río Leteo, tiene mucho que ver con el Ágape, si lo enmarcamos dentro del contexto jabalométrico eleusino.
ResponderEliminarPues el banquete erótico, es una comida de placeres (vinos y jabalíes dionisiacos) que conduce a la lysimeleía de los arcaicos melosos.
Sin embargo, el banquete ateniense como comida orgíastica de placeres culinarios, es contrapuesto a la comida-de-germanor de la polis espartana, donde por supuesto se servía "caldo de verraco" o "salsa negra" (ius sus). Esa comida es lo que luego los primeros cristianos llamarán precisamente "ágape". El "ágape" se contrapone al "symposio", como la comida alrededor del cerdo sacrificado en Esparta se contrapone al banquete festivo de Atenas. El ágape de los primeros cristianos celebran precisamente la "filía" entre hijos de Jesus, al modo de la eucaristía que es la fiesta cristiana que rememora el sacrificio de Iesus en la cruz.
rectifico:
ResponderEliminarentre "hijos" de Jesus, No!
Es "entre los hermanos de Jesus"
En el cristianismo de Nietzsche, ya no hay hijos de Dios-Padre, sino hermanos de Jesus-hecho-hombre. La piedad de Nietzsche es una com-pasión para con Dionisos desmebrado o para con Jesus crucificado.
No se puede entrar en tamaña maleza. Dejo constancia de que la voluntad de poder no es algo esotérico que pueda ser metido en una marmita para la obtención del flogisto. Nace como mero resultado, es una herramienta de cada individuo vivo que la experimenta, es apenas algo que lo impulsa como manera específica (idiosincrásica) de vivir; la única que forma parte de él mismo. Nietzsche es muy concreto al respecto para mi gusto. Por eso ve claramente que la filosofía (a la que ciertos hombres le dan un valor suprahumano, más allá de lo humano, garantía de que el hombre contiene algo de divino que "le permitirá" "superrarse"... -¡y se lo dan porque el pensamiento es SU herramienta predilecta!-) es no la sustancia platónica sino el resultado al que siempre se retorna, un producto más, una herramienta más de uso. Eros, en este punto, encubre la mezquindad. Tal vez el papa pretenda a buenas horas devolverle la dignidad para... seguir siendo su administrador.
ResponderEliminarDon Carlos, si se refiere a mí, no es mi intención ser esotérico ni exotérico sino simplemente usar el sentido común.
ResponderEliminarDe sus palabras, por el mismo sentido común que me acompaña, resuelvo ver en su modo de interpretar a Nietzsche, un logos alejado de
la tradición metafísica y por tanto del propio pensamiento nietzscheano.
Yo diría, que los términos "manera específica", "idiosincrácia de vivir", "de él mismo", denotan precisamente aquello mismo que Heidegger no comprendió de Nietzsche: el ser dueño de la propia dicha.
Así mismo sus términos son profundamente heideggerianos,... así es como habla el Dasein.
Un Dasein cuyo sentimiento de individuación es intrasferible y no se puede compartir. Un Dasein que nunca podrá convertirse en artista.
Ahh, Gregorio, pero acaso no habría también una clara reivindicación del filosofo como asesino de Dios. Porque no se puede negar que el elemento fundamental de la obra platónica no es el platonismo, eso vendrá después y quizás, podría no haber llegado nunca, sino el darle la estocada final a Zeus, después de todo, no creo que haya filosofo que no se haya creído suficientemente capaz de refutar a su adversario. Y ahí se devela ese pequeño secreto, capaz de avergonzarlo. Es él el que enfrenta al dragón o ya lo encuentra convaleciente y se dedica a proclamar la buena nueva.
ResponderEliminarQue maravillosa frase la tiranía de las leyes arbitrarias. Es en ese momento, en el que un gran filosofo decide que hacer con su adversario, pues le reconoce superioridad o no.
PD. He comenzado por enésima vez la ética de Aristóteles, qué hermoso estudio de las pasiones humanas!! Jajaja!!
Monsieur Henri... creo que no hacía referencia a Ud. en particular. No me atreví ni me atrevo, sinceramente. De todos modos, a veces me caigo del rigor y caigo en meras aluciones "!discutibles" que ni yo mismo tomaría al pie de la letra (de ahí, repito, el "no me atrevo"). En cuanto a Hidegger, gracias, aunque no lo he digerido aún específicamente (lo tengo pendiente para cuando consiga una buena traducción mejor que la que tengo de Ser y Tiempo), aunque alguna conferencia y cosa suelta que leí de su mano me permiten decir que debo estar cerca de su enfoque del problema básico: la "realidad del mundo" (he dicho "problema" o sea, sólo lo he enunciado). No obstante, creo que no habré de coincidir con él en todo ni podré quedarme en él... No olvidemos que él era un profesor universitario, alemán, ilusionado con un "mundo bueno" a la manera de Sócrates, etc., y yo no tengo nada de eso en mis raíces ni ese es mi tiempo... así que... no sé hasta dónde habrán coincidencias...
ResponderEliminar¿Nada que "objetar" por tu parte, Gregorio? Hum... seguro que cometí algún desliz... je... Por cierto, tenía hace tiempo una pregunta para tí que me vino ahora a la mente: ¿qué traducción me recomiendas para Ser y Tiempo?; la que tengo no me gusta nada (Fondo de Cultura), y "tengo que meterme con ello". Por cierto (una cosa trae la otra), estoy leyendo una novela sobre la Alemania del 22 y antecedentes (18-19) en donde se cuentan hechos que es imposible que no fueran del conocimiento de Heidegger... y que me llevan a ser aún menos "comprensivo" de lo que he manifestado ser con él... Será cuestión de sangre o de visceralidad... pero aún a sabiendas de su sinsentido no puedo evitar "alzarme" contra el "grupalismo a toda costa" ("maquiavélico" en el mal sentido, se podría decir).
ResponderEliminarUn saludo y cuéntate algo...