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sábado, 27 de abril de 2024

Xàtiva

 I

Un día en Xàtiva da para mucho: saludos, besos, abrazos, conferencia, cena, paseo nocturno por la ciudad vieja, desayuno perfecto, ascensión a pie (obviamente) al castillo y patearlo de cabo a rabo, visita al sorprendente museo de la ciudad y, posteriormente, al arqueológico, callejeo menudo, un par de cervezas, comida, lectura de algunos textos de Valera, traducción de un par de páginas de La vida de Plotino, de Porfirtio...

II

La ciudad sorprende cuando la miras de cerca. El casco viejo bien merece dedicarle una atención expectante, y los museos...  guardan motivos más que sobrados para la admiración

III

Hacer muchas cosas dilata el tiempo. Parece que llegué aquí hace una semana y ahora estoy escribiendo esto en la estación, esperando el tren que me llevará a Barcelona, con la imaginación desbordante de imágenes y de los sonidos saltarines del valenciano.

IV

Giner de los Ríos ensayó una pedagogía del paisaje... que se quedó en ensayo. Merecería la pena desarrollarla porque el paisaje, como decía Amiel, es un estado del alma.

V

Lo imprescindible para que un paisaje comience a hablarnos es, primero, obviamente, tener algún conocimiento de historia que te permita hacerle preguntas, y amarlo. Los paisajes solo hablan a quien los ama. Les gustan los requiebros.

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