I
Amanecer en Atocha. Todos estamos de paso. Las estaciones son monumentos al desarraigo, especialmente a esta hora de la mañana, cuando aún llevamos pegado a la cara algo del calor de las sábanas.
II
Quinta sesión del Seminario Después de la orgía. Continúa la satisfacción. Cuando vino Abraham Tena a interpretarnos su "música de la otra orilla", recordé en su presentación aquello de Wittgenstein: "De lo que no se puede hablar, mejor callarse" y lo desmentí diciendo que nada de callarse, porque se puede gritar, bailar, llorar, gemir, musicar, poetizar... Ayer recuperé este hilo para establecer una conexión entre Wittgenstein y San Agustín.
III
En uno de sus comentarios a los salmos, en concreto, al 101, el que comienza con "Aclamad con júbilo al Señor la Tierra entera", san Agustín se detiene a analizar el "júbilo". "El que se llena de júbilo", dice, "no pronuncia palabra. El júbilo es la voz de un corazón inundado de alegría" que necesita manifestar sus sentimientos, pero no encuentra palabras para ello y "emite ciertos sonidos o gritos de alegría, no palabras", se halla "repleto de alegría y no puede explicar con palabras su regocijo". Cuando no puedes expresar lo que sientes, concluye san Agstín, no te calles, expresa tu sentimiento con júbilo.
IV
Lo que san Agustin dice el júbilo también se puede decir del dolor, de la angustia, del desconsuelo...
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