sábado, 20 de abril de 2024

La parte esencial del mensaje

 I

Escribo desde la habitación de un hotel para decirme a mí mismo que cumplo con el lema: "nulla dies sine linea".

II

Por la ventana veo el frondoso parque de Abelardo Sánchez. He subido a la habitación, después del desayuno, para acabar de leer un libro antes de visitar el Museo del Parque. Me aseguran que hay piezas muy interesantes.

III

Pasé hace años por aquí como el viento, deprisa y sin detenerme en nada y aun así no me gustó lo que no vi. Ahora he vuelto con otra mirada y me ha sorprendido la ciudad. No es una ciudad monumental, no tiene un casco viejo urbanísticamente interesante, no tiene casi nada... pero lo que tiene lo tiene en su lugar. Hay luz en abundancia y gentes que pasean parsimoniosamente parándose a mirar los escaparates de tiendas que venden productos a precios muy asequibles.

IV

Ayer di una conferencia en la sede de la Universidad de Castilla La Mancha. Comenzó con un cuarto de hora de retraso sobre el horario previsto sin que nadie se dignara a darme una explicación. Así que cuando, al fin, tomé la palabra, lo primero que hice fue echarles una bronca, porque siempre, pero sobre todo cuando se habla de educación, la puntualidad forma parte esencial del mensaje.

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