jueves, 24 de febrero de 2022

Madrileando

Mientras Putin humilla a Europa, yo madrileo.

Comencé el día desayunando en muy buena compañía y firmando libros en una terraza de la Plaza Ramales. El sol iba aposentándose de la ciudad con su cosquilleo cálido. A eso de las 11:00 me dirigí a Museo Arqueológico (2,4 km), con la intención de visitar la exposición titulada "Tesoros arqueológicos de Rumanía". En buena parte ya conocía las piezas, porque las anteriores a lo que fue la Dacia son inequívocamente tracias. Las tribus tracias posiblemente nunca tuvieron conciencia de pertencer a una misma etnia y se referían a sí mismas con diferentes nombres, pero su arte inmediatamente se reconoce por una mezcla singular de lo escita,  lo persa y, posteriormente, lo griego. Mi rencuentro con el rey tracio Kotys fue especialmente emocionante .





Del Museo Arqueológico al IES Juan de Villanueva hay 7.2 km por el camino más corto, pero decidí ir por la Puerta de Toledo y  sumarle un kilómetro más a la ruta. Me apetecía pasar por el viejo Puente de Toledo, comer un bocadillo de calamares en cualquier tasca y entrar por allí a Usera y Orcasitas. No conocía esos barrios, pero si quieres entender un centro educativo tienes que empezar por situarlo en el mapa. Estuve tres horas de charla pedagógica con los profesores del centro. Hablamos del tratamiento del error, de la carga cognitiva, de la Writing revolution y de la posibilidad de llevar adelante un proyecto riguroso y metódico de desarrollo del pensamiento que algunos llaman crítico y a mí me gusta llamar riguroso.

Al terminar me llevaron en coche hasta la Puerta de Toledo y de allí, en compaía de una profesora del IES, Teresa, me fui andando hasta la Puerta de Alcalá (3 km), porque en el Patio de los Leons había quedado con Ricardo y dos amigos más. 

A las 12, agotado, dejé a los jóvenes con su cordialidad y sus risas y me fui, caminando, claro, hasta el hotel. 2,4 km más.

Mientras tanto, Putin, a lo suyo.

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