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lunes, 21 de febrero de 2022

Buen temple

Llevo meses sin que me duela nada. Los acúfenos parecen sosegados y los mareos, controlables. Hace buen tiempo, tengo muchas cosas para leer y bastantes más para escribir y voy entregando todo a su tiempo.

Disfrutar de las pausas de calma es una maravilla. La salud es un don, amigos. Y el sol de estas mañanas tan cordiales... Echarse para atrás en la silla del Petit Café, estirar las piernas, dejar caer los brazos y la cabeza y sentir el calor vivificante de este sol invernal. Que tu única preocupación sea si pedir un vermut blanco con patatas o una Alhambra. Los vecinos tienen, todos, su conducta predecible y tranquilizante -¡benditas rutinas!-, como las nubes y los plátanos, que ya empiezan a dejar sentir su rumor germinal. Y el mar, allá lejos, que reclama mi imaginación desde el horizonte. Todo está en orden. Todo encaja.

3 comentarios:

  1. .....................

    Nunca separa el cielo.
    Ese cielo de ahora
    –Aire que yo respiro–
    De planeta me colma.

    ¿Dónde extraviarse, dónde?
    Mi centro es este punto:
    Cualquiera. ¡Tan plenario
    Siempre me aguarda el mundo!

    Una tranquilidad
    De afirmación constante
    Guía a todos los seres,
    Que entre tantos enlaces

    Universales, presos
    En la jornada eterna,
    Bajo el sol quieren ser
    Y a su querer se entregan

    Fatalmente, dichosos
    Con la tierra y el mar
    De alzarse a lo infinito:
    Un rayo de sol más.

    Es la luz del primer
    Vergel, y aun fulge aquí,
    Ante mi faz, sobre esa
    Flor, en ese jardín.

    Y con empuje henchido
    De afluencias amantes
    Se ahínca en el sagrado
    Presente perdurable

    Toda la creación,
    Que al despertarse un hombre
    Lanza la soledad
    A un tumulto de acordes.

    (Jorge Guillén. Cántico)

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  2. Tenga usted cuidado con la Alhambra, si es verde. Es matadora si no se administra bien.

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