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sábado, 26 de febrero de 2022

De vuelta a casa

En estado de descompresión.

Mi hábitat es el sofá, mi querido sofá, tan hecho a mi cuerpo, y mi estado vital, el de la modorra y el sueño.

Vegeto felizmente en el duermevela de mis cosas, sin hacer otra cosa que pasar la vista por ellas, disfrutando de la levedad de nuestra copresencia.

Me han pedido de El Mundo 525 palabras, pero no me apetece escribir nada. Hoy 525 palabras se me antojan más extensas que la Iliada. Mañana tendré que despertar de este dulce limbo de calma y pereza y ponerme a recuperar el pulso de los días.

Putin sigue haciendo de las suyas. Mi amigo K. me informa diaramente de la situación en Moscú. Y ese es mi único contacto con la deprimente realidad exterior.

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