Sigo con mis baños marinos. Desde el domingo, doble sesión, matutina y vespertina. Poco a poco voy poniéndome en forma... o, siendo más realista, desentumeciéndome. Hay algo entrañable en volver notar como tuyas partes de tu cuerpo que desde hace tiempo estaban en silencio, especialmente múculos de la espalda, que ahora sé que tenía.
Dos entrevistas. Por la mañana sobre La mermelada sentimental para un programa de radio y por la tarde, un poco sobre todo con un grupo de cordialess chilenos. Este último año he establecido sin salir de casa más contacto con hispanoamérica que en toda mi vida anterior.
Ando enfangado en un artículo largo que tengo que acabar ya y, sin embargo, se me resiste. No acabo de hacerlo mío. Es el tono, demasiado frío. A veces cuando esto ocurre, lo mejor es romperlo todo y recomenzar a partir de una nueva primera frase inicial. ¡Qué poder, el de las primeras palabras! Pero esto es más fácil de hacer con un artículo de 1.000 palabras que con uno de 10.000.
Hemos entrado de lleno en el verano. Mucho calor de día, cervezas heladas en el frigorífico, mal dormir de noche y siestas inevitables tras la comida.
Sigo dándole vueltas a la serenidad.
Serenidad: no tener nada que esconder bajo las alfombras del alma.
Que disfrutes del mar. Un beso
ResponderEliminarMi mujer te diría que serenidad es dejarlo todo en manos de Dios.
ResponderEliminarTiene usted una mujer sabia. Dele mis recuerdos.
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