No hay manera de anticipar la repercusión que tendrá algo que estoy escribiendo. A veces tengo la clara sensación de que el artículo que firmo es interesante y que será celebrado como tal al meno por mis amigos y, sin embargo, pasa completamente desapercibido; otras veces escribo artículos de compromiso con la intención de quitármelos de encima lo antes posible para que no estorben en mis proyectos, y tienen un eco inesperado.
El artículo para El Debate de Hoy no fue, desde luego que no, fruto de un compromiso, sino de una pertición de una persona a la que admiro y aprecio y a la que me complacía satifacer escribiendo algo corto en forma casi aforística, porque, como tengo bien comprobado, es la literatura que mejor se recibe en las redes sociales. No creía estar diciendo nada especialmente inteligente o relevante, aunque sí intentaba que fuera, al menos, interesante, y, sin embargo, ha tenido una repercusión fenomenal que me ha dejado un poco perplejo porque me ha empujado a preguntarme si acaso mis lectores me conocen, para bien y para mal, mejor de lo que creo conocerme yo a mí mismo.
A mi me pareció muy bueno. Hay en él cosas que ya había dicho otras veces, y creo que ahora ha coincidido con un momento en que más gente puede estar más receptiva al mensaje; son éstos tiempos, desgraciadamente, interesantes.
ResponderEliminarEs que he descubierto la importancia de repetir. Y lo voy a practicar mucho más.
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