Esta mañana el recepcionista del hotel Victoria me ha pedido disculpas, con cara compungida, por el escándalo de la noche. Yo no sabía de qué me estaba hablando.
- ¿No ha oído nada?
- ¡Nada!
- ¡Pues no sabe cómo me alegro, porque ha tenido que venir hasta la policía!
Resulta que ha habido gritos contundentes, carreras y persecuciones, portazos y lanzamientos de objetos, peleas cuerpo a cuerpo... y yo, por lo visto, he sido el único -no ya del hotel, sino de la calle- que no se ha enterado absolutamente de nada, quizás porque ayer apenas tuve fuerzas para desnudarme y meterme en la cama, tan rendido estaba.
Han sido tres días en Madrid en los que he vuelto a encontrarme con la intensidad y la cordialidad de siempre. Llegué el martes por la tarde y a las 19:30 tuvo lugar la presentación de La mermelada sentimental en la sede de la Fundación Tatiana Pérez de Guzmán el Bueno. No la olvidaré facilmente. "¡No al algoritmo!" gritó alguien". La cena posterior también perdurará en mi memoria. Me llevaron a una tortillería donde, entre otras muchas especialidades, probé -con generosidad- la tortilla de callos. Y después una monumental torrija que era una auténtica obra de arte. El miércoles, por la mañana, estuve atendiendo a periodistas. A primera hora de la tarde recibí una invitación de Pedro Herrero y Jorge San Miguel para participar en un debate en Extremo Centro al que irían también Pablo Velasco y Liz Duval. Tema: el nuevo desorden amoroso (que tiene más desorden gimnástico que de nuevo o de amoroso, pero esa es otra cuestión). A las 19:00, entrevista con una ingeniera con vocación pedagógica. A las 19:30 me reunía con un grupo de jóvenes excelentes tanto por su formación como por su actitud, para comentar su previa lectura de La abolición del hombre, de C.S. Lewis. Terminamos cerca de las 10. Entonces me di cuenta de lo derrengado que estaba. A pesar de todo, decidí, porque el espectáculo transeunte de la noche madrileña lo merecía, ir andando hasta mi lejando hotel. Piqué un par de cosas en un bar y me entregué a los brazos de Morfeo.
Mi Subjetivo de hoy, que se titula Sostener el Mundo, recoge las ideas que fui soltando al aire en la presentación de La mermelada sentimental.
B. está en su casa. Me pregunto cómo le habrá ido el reencuentro con su cotidianeidad hogareña.
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