jueves, 31 de octubre de 2019

La atención

A las 6:00 aún es noche cerrada. No se oye ni un ruido. La calma es completa. Así que la madrugada me pillará entre mis cosas, dendaleando, como decía mi madre.

Hay veces en que me voy a la cama con la borrosa conciencia de que lo que acabo de escribir no ha resuelto bien el problema que pretendía tratar y al levantarme, todo está claro. Pero otras, y no son las menos, me levanto con la misma confusión con la que me he acostado.

Llevo varios días intentando comprender qué es la atención y no sé si estoy suficientemente atento al asunto, porque tiendo a descansar en formulaciones que suenan bien, pero son vagas.

La filosofía ha entendido tradicionalmente la atención como la aplicación de la voluntad a un objeto. Es una definición que está bien, pero no por lo que resuelve sino por lo que plantea. En primer lugar, porque atender a una cosa es desatender a muchas y por lo tanto algo que no es bien bien la voluntad, debe iluminar el objeto al que la voluntad se aplica. En segundo lugar, porque la voluntad, en cuestiones de atención, se encuentra siempre sitiada por un ejército de incitaciones a la distracción y no tarda en sucumbir a alguna de ellas. En la inmensa mayoría de los humanos, la voluntad atencional es débil, muy débil.

La atención, por otra parte, parece depender de la carga cognitiva que nos presenta un problema. Si es excesiva, nos cansamos pronto, si es muy liviana, lo resolvemos rutinariamente con la mente puesta en otra cosa. Pero la carga excesiva puede convertirse en rutinaria con la ayuda del hábito y, por lo tanto, la desatención puede ser la manifestación de un éxito en la resolución de un problema.

Añado, y esto me parece lo más interesante, que la creatividad parece ser un fruto de un cierto tipo de distracción. Cuántas veces hemos estados concentrados en la resolución de algo y, agotados, abandonamos la tarea para dedicarnos a cualquier labor sencilla y es entonces, cuando aparentemente estamos lejos del problema que nos ocupaba, cuando salta la chispa...

Pues con todo esto me iba a poner esta mañana, pero me he distraído en el café.

Otra cosa:  Hoy en El Subjetivo hablo de la muerte, como corresponde a estas fechas.

13 comentarios:

  1. Interesante entrada que me prometo leer más atentamente porque ahora estoy con el té de la tarde un poco distraída.

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  2. Desde hace unos meses en que encontré un video de usted, donde comentaba la necesidad de cuidar la atención, provocó mi interés a tal situación. Con más cuidado he prestado atención a mis alumnos en lo que les pasa en mis clases y en lo que supuestamente deben concentrarse. Gracias por su "atención"

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    1. Le voy a confesar algo, don Martín.
      Ese vídeo ha tenido una repercusión extraordinaria. Tanta, que un editor me ofrecio una cantidad bastante tentadora para que escribiese un libro sobre el tema.
      Antes de decir que sí, me puse a hacer el esquema del libro e inmediatamente me di cuenta de que no tenía ni idea de qué es la atención. Así que rechacé la oferta, aunque en la editorial me digeron que tampoco pasaba nada si algunos puntos no estaban muy claros.
      Desde entonces no he parado de darle vueltas al asunto. Con lo que ahora creo que sé, escribiré un capítulo sobr ela atención para mi próximo libro.
      Desde la curiosidad epidérmica, a la absorción, hay tantos grados en la atención que es "injusto" que todos tengan el mismo nombre. Item más: No es menos interesante el tema de la atención que el de la distracción.

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  3. Coincidencia con usted, lo que me preocupa ahora con mis alumnos es también la distracción...¿cómo mediar la atención-distracción en mis estudiantes universitarios en un contexto de "hiperestimulación"?... un reto. Saludos.

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  4. Atención es la suspensión del tiempo en la cosa. No hay "antes" ni "después", y ni "lo uno" ni "lo otro", sólo "eso". Eso en sus conexiones. El riesgo surge cuando esas conexiones nos reclaman hasta el punto de desconectarnos del eso.

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    1. Pero. Rafael, ¿no crees que hay una atención discusiva cuando la "cosa" es un problema?

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  5. Recuerdo que en la Soberanía del Bien de Iris Murdoch hay alguna mención que liga la atención al desarrollo de una moral, me pareció muy interesante.

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    1. El doble significado de la persona "atenta" ya apunta hacia eso.

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  6. Los busdistas son los grandes especialistas de la atención:

    Satipatthana, signifie « établissement de l'attention » ou « application de la présence d'esprit ».
    https://fr.wikipedia.org/wiki/Satipatthana

    Cuatro citas a meditar sobre la atención:

    “L'attention est la source de l'éveil.”
    (Un maestro zen)

    “L’attention est une prière naturelle par laquelle nous obtenons que la raison nous éclaire.”
    Nicolas de Malebranche. Traité de morale.

    “L’attention, en tout, c’est ce qui nous sauve.”
    Bossuet. Politique tirée de l’écriture sainte.

    “Dans le domaine de l'intelligence, la vertu d'humilité n'est pas autre chose que le pouvoir d'attention.”
    Simone Weil. La Pesanteur et la grâce.


    El gran especialista francés de la atención parece ser Jean-Philippe Lachaux, "neurobiologiste, chercheur en neurosciences cognitives, directeur de recherche CNRS, laboratoire Dynamique cérébrale et cognition (Inserm)à Lyon."

    "À sa sortie de l'École Polytechnique, Jean-Philippe Lachaux décide de consacrer son temps à la compréhension de l’attention, d’un point de vue à la fois pratique, par le biais du Zen, et théorique grâce aux neurosciences. Depuis 2014, il dirige un programme d'entraînement de l’attention destiné à être diffusé à large-échelle dans les écoles."

    Sus libros:
    https://www.odilejacob.fr/catalogue/auteurs/jean-philippe-lachaux/

    L'attention, ça s'enseigne !
    Rencontre avec Jean-Philippe Lachaux
    https://www.scienceshumaines.com/l-attention-ca-s-enseigne-rencontre-avec-jean-philippe-lachaux_fr_36008.html

    Atole, premier programme d'éducation de l'attention à l'école
    https://www.youtube.com/watch?v=eXVPITxda8o

    Le cerveau attentif
    https://www.youtube.com/watch?v=GbMWsmZJM2Q

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  7. Muchas gracias, don Baltasar. Me leeré con atención lo que pueda encontrar de Lachaux. Después de darle muchas vueltas y tras haber creído durante un tiempo lo contrario, ahora no estoy nada seguro de que la atención sea algo que se pueda educar. Tengo dos argumentos para mis suspicacias:
    1. Podemos mantenernos atentos a un objeto, pero la atención, en sí misma, no puede decidir qué objetos son dignos de atención. Vemos algo que sobresale de un fondo nos fijamos en ello, pero ¿qué es lo que le permite sobresalir? Fue mi amigo Rafael, lector finísimo de JUlián Marías, el que me dio la respuesta: los proyectos vitales que llevamos con nosotros. Cada proyecto es una tensión que reclama completud. Y es esa tensión la que huronea por el entorno y consigue localizar lo interesante. Estos proyectos sí se pueden crear.
    2. A todos nos cuesta mantener la atención. Todos nos distraemos. La atencón no es tanto una capacidad de epermanencia sobre un objeto como la capacidad de retorno al mismo cuando descubrimos que nos hemos distraido.

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    1. Si la atención es un medio, un instrumento para realizar nuestros proyectos vitales, ¿por qué no podría educarse, perfeccionarse?

      La atención es como la memoria, se puede ejercitar. Yo fui un niño que aburriéndose mucho en la escuela, tenía muchos problemas de atención. Un día descubrí el ajedrez y mi capacidad de concentración aumentó de manera exponencial. Y luego, más tarde, ya en la universidad, idem con la práctica del yoga. Y unos años depués con la del Zen, que podría definirse como el arte de la atención.

      Pero es posible que aunque usemos la misma palabra no estemos hablando del mismo concepto. ¿Qué es la atención para usted? O más bien ¿a qué clase de atención se refiere?

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    2. La atención es el mantenimiento del encuentro de un proyecto personal con su objeto. Si el Osasuna es uno de mis proyectos vitales (uno de mis intereses, si quiere) inmediatamente encontraré resaltado sobre el fondo anónimo de la desatención todo aquello que tenga que ver con el Osasuna. Los proyectos son las perspectivas desde las que veso el mundo y al verlo desde ellas, se resalta inmediatamente lo que tiene que ver con ellas. Si esto es así -el condicional importa-, la atención no puede crear su propio objeto. Una "educación" de la atención sería entonces, en primer lugar, una educación de los objetos del conocimiento valioso.

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  8. Si la atención es el medio de concentrarnos en los temas que nos interesan en la vida, está claro que "la atención no puede crear su propio objeto" y que "una "educación" de la atención sería entonces, en primer lugar, una educación de los objetos del conocimiento valioso."

    Pero eso no quita para que se pueda ejercer, independientemente de los objetos a los que se aplica, como se ejercita el cuerpo haciendo deporte - lo cual beneficia a la mente, e indirectamente a la atención. A un adolescente al que le apasiona el ajedrez o el yoga le será mucho más fácil estar atento en clase que a uno que sólo ve la TV, juega a juegos violentos con su ordenador o pierde 4 o 5 horas al día ocupado con su teléfono móvil (1).

    Mi concepción de la atención es mucho más "espiritual" que la suya. Es la concepción budista, zen, mística. La atención es una actitud ante la vida, una manera de estar más "despierto" de lo que solemos estar, no sólo ante los temas que nos interesan sino ante todo lo que nos rodea. Para alguien que practica el zen fregar platos o estudiar a Platón requieren la misma calidad de atención. Y en el zen el objeto de la atención es la ausencia de objeto.

    (1)
    Presentación del libro de Michel Desmurget "La fabrique du crétin digital. Les dangers des écrans pour nos enfants" (Le Seuil, 2019).

    "La consommation du numérique sous toutes ses formes – smartphones, tablettes, télévision, etc. – par les nouvelles générations est astronomique. Dès 2 ans, les enfants des pays occidentaux cumulent chaque jour presque 3 heures d’écran. Entre 8 et 12 ans, ils passent à près de 4 h 45. Entre 13 et 18 ans, ils frôlent les 6 h 45. En cumuls annuels, ces usages représentent autour de 1 000 heures pour un élève de maternelle (soit davantage que le volume horaire d’une année scolaire), 1 700 heures pour un écolier de cours moyen (2 années scolaires) et 2 400 heures pour un lycéen du secondaire (2,5 années scolaires).

    Contrairement à certaines idées reçues, cette profusion d’écrans est loin d’améliorer les aptitudes de nos enfants. Bien au contraire, elle a de lourdes conséquences : sur la santé (obésité, développement cardio-vasculaire, espérance de vie réduite...), sur le comportement (agressivité, dépression, conduites à risques...) et sur les capacités intellectuelles (langage, concentration, mémorisation...). Autant d’atteintes qui affectent fortement la réussite scolaire des jeunes.

    "Ce que nous faisons subir à nos enfants est inexcusable. Jamais sans doute, dans l’histoire de l’humanité, une telle expérience de décérébration n’avait été conduite à aussi grande échelle ", estime Michel Desmurget. Ce livre, première synthèse des études scientifiques internationales sur les effets réels des écrans, est celui d’un homme en colère. La conclusion est sans appel : attention écrans, poisons lents!"

    (Tengo el libro en versión digital. Si lo quiere...)

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