martes, 1 de octubre de 2019

No culpen al videojuego, es sólo un mensajero

Hace unos meses di casualmente con una noticia que informaba que los pescadores de una aldea del norte de Noruega habían encontrado una ballena blanca con un arnés. Inmediatamente pensé en Moby Dick. Alguien, en algún sitio, estaba cabalgando ballenas blancas.

Cabalgar sobre una ballena domesticada es convertir el juego en pasatiempo. Me pregunté si la conversión del juego en pasatiempo domesticado, no era una característica propia de nuestro tiempo.
 
Desde entonces no dejó de pensar en el juego. Esta mañana he dado la conferencia inaugural de un congreso dedicado al videojuego que se desarrolla en Madrid.

Para no extenderme demasiado, recojo algunas frases de esta conferencia:
  • En un videojuego no buscamos nada que sea muy diferente de lo que buscaban los niños de hace cien años cuando se subían a un árbol y se imaginaban ante la pantalla del paisaje natural que eran protagonistas de aventuras fabulosas.
  • En todo juego, si es jugado con intensidad, el jugador pasa de la atención, a la expectación y, de esta, a la absorción, que es la antesala de la adicción.
  • Como en las viejas posadas castellanas, en los videojuegos, cada uno encuentra lo que lleva consigo.
  • Nunca, en toda la historia de la humanidad, se ha jugado a juegos menos violentos que ahora. 
  • Ningún estudio longitudinal ha mostrado un vínculo entre la violencia y los videojuegos. 
  • ¿Por qué lo que escandaliza en el marco del videojuego es admitido como cultura cuando parece en un libro?
  • Si la ley, como yo creo, tiene por misión hacernos olvidar la naturaleza. Miren lo que se prohíbe: allí asoma la naturaleza que no se quiere ver.
  • Lo que debe preocuparnos no son los videojuegos, sino las rodillas infantiles, impolutas, indemnes, sin ningún estigma de la vida. Una infancia que crece sin un arañazo en las rodillas es una infancia sin experiencia de la aventura.
  • La vida se parece a un juego Arcade porque cada vez vamos más deprisa, pero siempre vamos más despacio que el juego. No hay posibilidad de ganar. Nuestra vida actual es una experiencia de la derrota cotidiana contra el tiempo. Pero esta vida no ha sido creada por los videojuegos. Los videojuegos se limitan a identificarla.
  • La edad media de los videojugadores es de 35 años y va subiendo. El videojuego siempre fue un fenómeno humano y no exclusivamente infantil.
  • Lo trágico no comienza con el juego. Es exactamente al revés. Lo trágico cesa donde comienza el juego, aunque sea un juego triste para espectadores tristes, como cabalgar en una ballena blanca con arnés.
  • ¿Por qué desde 1980 el juego libre se ha ido reduciendo, año tras año, hasta el punto de que han desaparecido por completo los espacios en los que los niños están viviendo autónomamente sus aventuras, sin la inmediata supervisión de un adulto.
  • No culpen al videojuego. Es solo un mensajero.

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