Llegar a casa después de un viaje largo es reencontrarse con las tardes de los domingos y las mañanas de los lunes.
Las tardes de los domingos las puso el Señor para insistirnos en que no hay posibilidad de redención para el hombre en esta tierra.
Las mañanas de los lunes las puso el Señor para mostrarnos que, a pesar de todo, la esperanza es una rutina.
Ayer por la tarde estuve en una tertulia importante hablando de La imaginación conservadora. Un grupo de amigos, digamos que notables, se reúne en el despacho de un abogado, también notable. Invitan a hablar a alguien, que presenta un tema y después se debate, con orden, de manera educada, pero con contundencia. De despedida, le regalan al invitado una botella de buen vino -muy bueno- que tenga algo que ver o con su personalidad o con el tema discutido. Esta cosa milagrosa del debate sosegado en el que diferentes personas pueden tratar sin medias tintas un tema polémico, decía Ortega que es una de las formas de la vida feliz. Creo que no le faltaba razón.
Hoy por la mañana me he levantado con el alma heroica y he ido a comprar pies de cerdo. Ahora tengo la casa inundada de aromas culinarios. Estoy haciendo pies de cerdo con castañas y boniatos y pienso que hogar es aquel lugar en el que un guiso lento hace chup-chup. Afuera la mañana está gris, pero aquí adentro estoy blindado contra cualquier infortunio. Y todo gracias a unos pies de cerdo.
Pura prosa poética le ha salido con este escrito, casi puedo oler el aroma de los pies de cerdo desde su cocina. Buen provecho.
ResponderEliminarGracias. Iba a decirle que está usted invitado, pero me he dado cuenta de que soy un egoísta acaparador.
EliminarA veces, leyéndole, me digo que tiene usted un verdadero talento de diarista, del que no sé si es consciente. Ignoro si uno de sus proyectos de libro es reunir todos los textos del blog como el de hoy, con las fechas, en un libro titulado "Diario".
ResponderEliminarEl talento de diarista es raro en España (aunque desde hace unos años esa forma literaria esté de moda y se publiquen muchos más Diarios que en el pasado - la gran mayoría muy poco interesantes). El país de los Diarios es Francia y yo, que soy un gran aficionadio a ese género literario, tengo a veces en este blog la extraña impresión, como hace un rato leyendo el texto de hoy, de leer a un autor francés que escribe en español.
Leído desde Francia, parece usted muy poco español. Si existe la reencarnación, para mí está claro que en su vida anterior fue usted un escritor francés.
Se me olvidó acabar la frase: "Ignoro si uno de sus proyectos de libro es reunir todos los textos del blog como el de hoy, con las fechas, en un libro titulado "Diario". Si no lo es, debería pensar en ello..."
ResponderEliminarGracias, don Baltasar. Me ha descubierto usted un talento en lo que para mí es un divertimento efímero.
Eliminar¿Escritor francés? Me lo rumiaré. Es un elogio. Creo que lo que usted detecta es la influencia impregnadora que mi querida amiga B. ejerce en mí desde la Place des Vosges.
Me encantó la forma de definir a las tardes de domingo y a las mañanas de los lunes y el blindaje que espiritual que produce el olor culinario de la casa.
ResponderEliminar