Ha bierto la ventana de par en par, confiando en que el destino me enviase el trino de algún pajarillo cercano. Pero el silencio es total, de calma chicha. Las jacarandás de la calle están desiertas y Ocata parece haber enmudecido ante el silencio del genio. Si Dios me hubiese dotado de alguna gracia para el baile, le concedería a la pantalla muda de mi ordenador el honor de un aurresku. Como no es así, me conformaré con libar sobre un hayedo imaginario unas gotas de una copa de izarra que no tengo.
¿Y si el pajarillo enmudeciera ante el ruido o hubiera optado por el mutismo? ¿Se produciría, entonces, una cofusión del efecto con la causa?
ResponderEliminarEn contraste con el silencio del film, la mejor interpretación del "Bolero" que yo conozco, dirigida en 1983 por un Sergiu Celibidache al que la obra le hace entrar en estado de trance, literalmente - y a nosotros nos hipnotiza:
ResponderEliminarhttps://www.youtube.com/watch?v=rGy2BB87gug
"Cette montée gigantesque, ce triomphe du rythme; j'ai beau l'avoir écouté souvent, à chaque fois, j'ai cette même impression de première fois."
(Sviatoslav Richter. Ecrits, conversations)