lunes, 10 de septiembre de 2018

Amor Ruibal, II

Ruibal es platónico sin saberlo. 

Voy a intentar ofrecer alguna pista complementaria a la del apunte anterior.


No hay duda de que para el canónigo compostelano la realidad, toda ella, es una mixtura, una mezcla.  Esto es lo que decía también Platón, pero Ruibal intenta marcar distancias con él, debido, sin duda, a una lectura de los diálogos demasiado lastrada por la hermenéutica idealista; pero, como si, de alguna manera, se diera cuenta de su proximidad, intenta resaltar sus diferencias precisamente allí donde más cerca se encuentra de lo que explícitamente dice el discípulo de Sócrates, por ejemplo cuando explica cómo el ser de las cosas finitas lleva en sí mismo un no ser, que es lo sostenido en el Sofista (como muy bien se muestra en el comentario luminoso de este diálogo que llevó a cabo Heidegger en uno de sus seminarios).

"La razón del no ser en los entes contingentes está en su mismo ser relativo y es como el constitutivo íntimo de la relatividad." Esto es lo que dice Ruibal y podía haber dicho perfectamente Platón (y, sin duda, también Heidegger). Para Ruibal, el ser y la nada no se oponen, puesto que es posible un medio entre ellos, que es el ser de lo contingente. ¿No es esto puro platonismo?

Toda la filosofía relacional de Ruibal puede explicarse por la realidad erótica de Platón (y Eros, como daimon, es un metaxy, un entrambos). La filosofía relacional, insiste Ruibal, ha de partir del lugar en el que las relaciones se presentan al entendimiento: el de la realidad individual, que es "base fundamental de toda ciencia ontológica y psicológica, y constituye el punto de partida y el término objetivo donde comienza y acaba toda especulación filosófica". Pues bien, ¿qué es un diálogo de Platón, sino una determinada experiencia de este comenzar y acabar?

2 comentarios:

  1. https://gredos.usal.es/jspui/bitstream/10366/68815/1/Un_texto_de_Angel_Amor_Ruibal.pdf

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    1. Gracias, Alexandre. Conozco el texto, pero es un lujo tenerlo aquí.
      Si seguimos así, al final conseguimos ser media docena los admiradores de don Ángel.

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