Propósito de espuma y de ángel eres,
víctima de tu propio terciopelo,
que, sin temor a la impiedad del hielo,
de blanco naces y de verde mueres.
¿A qué pureza eterna te refieres
con tanta obstinación y tanto anhelo?...
¡Ah, sí!: tu flor apunta para el cielo
en donde está la flor de las mujeres.
¡Ay! ¿por qué has boquiabierto tu inocencia
en esta pecadora geografía,
párpado de la nieve, y tan temprano?
Todo tu alrededor es transparencia,
¡ay pura de una vez cordera fría
que esquilará la helada por su mano!
Miguel Hernández
"Tu corazón, ya terciopelo ajado,
ResponderEliminarllama a un campo de almendras espumosas
mi avariciosa voz de enamorado.
A las aladas almas de las rosas
de almendro de nata te requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero."
(Miguel Hernández. Final de la "Elegía a Ramón Sijé").
"La mocedad del año, la ambiciosa
ResponderEliminarvergüenza del jardín, el encarnado
oloroso rubí, Tiro abreviado,
también del año presunción hermosa;
la ostentación lozana de la rosa,
deidad del campo, estrella del cercado;
el almendro, en su propia flor nevado,
que anticiparse a los calores osa,
reprehensiones son, ¡oh Flora!, mudas
de la hermosura y la soberbia humana,
que a las leyes de flor está sujeta.
Tu edad se pasará mientras lo dudas;
de ayer te habrás de arrepentir mañana,
y tarde y con dolor serás discreta."
(Quevedo)