Louis-Sébastien Le Nain de Tillemont (1637-1698) escribió una Histoire des empereurs et des autres princes qui ont régné durant les six premiers siècles de l'Église, dedicando un capítulo al emperador Juliano que titula de esta manera: "La Corte de Juliano se llenó de filósofos y hombres perdidos". Esa conjunción copulativa duele. Pero el dolor se convierte en herida cuando uno se entera de lo que el gran Gibbon dijo sobre este título: "resulta enojoso no poder contradecir su exactitud".
El filósofo ama la filosofía, no la posee. A diferencia de la mayoría de los hombres, el filósofo sabe que no posee la sabiduría, y sabe de lo arduo de su empresa. La mayoría de los hombres no busca nada, cree estar donde debe estar, no está perdido.
ResponderEliminarAcabo de leer que Macron estudió filosofía y que hizo una tesis sobre Hegel y ya no sé si ponérselo en el haber o en el debe.
ResponderEliminarSe lo preguntaré a Alain Minc, que creo que le ha votado.
EliminarEn mi opinión, el electorado se siente más satisfecho con un político sofista que con un político filósofo y le añadiré que no estoy convencido de que no tenga razón.