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viernes, 30 de octubre de 2015

Oración a una hoja de rúcula que queda en el plato

Tú rúcula, no estás meramente ahí como está el aire. Ni te limitas a contemplar desde tu condición residual mi ser-ahí. Estás ahí como testigo, como mojón, como brújula, rúcula. Estás ahí para recordarme que eres mí último bien. La última esperanza de mi ser en el mundo. Con tu humildad has desbancado al jamón, a la butifarra, a la chistorra, al chorizo, a la morcilla, a la hamburguesa con bacon. Tú, ridícula rúcula, pura epifanía de la sinsubstanciación, deberías ser la sagrada forma de la comunión laica, porque no es un drama haber matado a Dios si nos queda tu presencia.

Santa Rúcula
ora pro nobis

11 comentarios:

  1. Es que ayer comí en un restaurante vegano... y me pregunté si ese era el futuro.

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  2. O sea que usted solo se acuerda de Santa Rúcula cuando truena.

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  3. ¡Qué tristeza, amigo, la de un plato en el que todo lo que queda para untar es una hoja de rúcula! ¡Y después hablamos de progreso!

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  4. Imagino la escena, don Gregorio, la imagino y no sé si empatizo más con usted o con la rúcula.

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  5. A decir verdad era el segmento mutilado de un cadáver de rúcula.
    Veo que se acuerda usted del de la inteligencia emocional de las plantas (porque las plantas también lloran). El ejercicio que desarrolló el científico era interesante: para que las plantas tuvieran inteligencia desarrolló un concepto de inteligencia que ningún e humano (espero) querría tener. ¡Pero cómo se emocionaron algunos al descubrir que las plantas tenían aquella inteligencia! Pues ya ve usted, mucha inteligencia y al final acaban en el fondo de un plato.
    Le añado (que esta mañana estoy dicharachero) que conocí a un eminente profesor de filosofía en la Universidad de Barcelona que defendía que debíamos comer el cerebro de los difuntos inteligentes porque nadie podía descartar que no hubiera alguna posibilidad d transmisión de su saber por vía gástrica. Creo que la transfusión de inteligencia vegetal a los humanos por esta vía está comenzando a dejar notar sus consecuencias.

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  6. O sea, que lo de ayer fue una experiencia gastronómica "gore" en toda regla. Sic transit gloria mundi, debió pensar su rúcula...

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  7. Se me había pasado lo más sustancioso de su último comentario: el añadido, la anécdota del profesor de filosofía. Lo que aprende uno en este café...

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    Respuestas
    1. Claro que el tal profesor también aseguraba que en su juventud había experimentado levitaciones místicas y ponía a Arzallus, el del PNV, como testigo. Ambos en aquel momento compartían jesuitismos.

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    2. Le voy a decir una cosa: con un guión así, Álex de la Iglesia se inventaba una película en un pispás. Lástima que el gran Álex Angulo no podría interpretar ya el papel de profesor de filosofía...

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  8. Uy, uy... que me parece que este profesor me suena. Mejor no decir nombres.

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