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domingo, 25 de octubre de 2015

Los peligros de la incontinencia emocional

Llevo tiempo advirtiendo que el futuro de la inteligencia emocional es la incontinencia emocional, especialmente en su versión cursi.

En Madrid me preguntaron hace poco qué hay que hacer cuando se tiene un problema. "La primera alternativa es callárselo", contesté. "¿Por qué?", me preguntó perplejo el buen hombre que me entrevistaba. "Porque no está bien contribuir a la contaminación del medio ambiente", le respondí.  



Me parece que una inteligencia emocional que no incluya el sentido del pudor, de la discreción y, sobre todo, de la vergüenza (de la propia y de la ajena) es una inteligencia emocionalmente infantil.

Y para demostrar que esto de la innovación educativa se está convirtiendo en algo muy parecido a una secta, aquí tienen esta joya:


¿Se acuerdan aquellos tiempos en que los profesores de matemáticas hacían cursillos de didáctica de las matemáticas y en la Escola d'Estiu de Rosa Sensat corríamos por asistir al cursillo de subordinadas sustantivas que comenzaba a las 9 de la mañana?

Respecto a lo que se entiende por "educar desde el espíritu científico", vean ESTO.

6 comentarios:

  1. Estoy TOTALMENTE de acuerdo contigo.

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  2. Gracias, Sr. Luri (disculpe el usted, lo merece). Siempre he pensado que mi padre educó mejor mis emociones y afectividad llegando a casa con una sonrisa después de una larga jornada de trabajo que si hubiera explicado sus problemas a sus hijos y lamentado su situación. Cuando descubres lo que ha padecido y cuánto se ha aguantado tu padre (en paz descanse), y, en cambio, lo a gusto que has estado a su lado, aprendes realmente inteligencia emocional. Lo demás, son pampinflas. Es sólo por poner un ejemplo...

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    Respuestas
    1. Yo aprendí inteligencia emocional en la misma escuela que usted.

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  3. Recuerdo un comentario en una charla para padres, en el colegio de mis hijos:
    "Hay personas que tienen problemas, y los cuentan, y personas que tienen problemas y no los cuentan".

    Gracias.

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  4. A veces me pregunto si no estaremos siendo demasiado comedidos...

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