Escribe Paul Ludwig Landsberg en sus Reflexiones sobre Unamuno (Cruz del Sur, 1963): "No pretendamos arrebatar al español su fecundo descontento de sí".
Eso es, en todo caso, lo que separa a un secesionista de un españolista (etiquetados ambos grosso modo): los primeros son plutócratas de la identidad; los segundos, del desarraigo.Unos axiomizan; los otros, se interrogan.
Eso es, en todo caso, lo que separa a un secesionista de un españolista (etiquetados ambos grosso modo): los primeros son plutócratas de la identidad; los segundos, del desarraigo.Unos axiomizan; los otros, se interrogan.
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