Había una vez una familia que vivía tranquila en su granja hasta que el marido se obsesionó con la idea de buscar oro en el curso del río que pasaba junto a la casa. Decidió no parar de buscar hasta encontrarlo, convencido de que el oro sólo se entrega a quien no desfallece en su búsqueda. Su mujer acabó buscando su propia fortuna entre los brazos de un vecino soltero y los hijos se fueron de casa dejando al padre abandonado a su obsesión. En el pueblo se rumoreaba que el hombre murió murmurando: "Soy más rico que todos vosotros juntos". Pero nadie quiso comprarle la casa a la viuda.
Me he basado en un relato de David Le Breton (Elogio del caminar)
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