Les aseguro que intento mantenerme relajado y educado en las discusiones pedagógicas, pero a veces me rindo al pronto que me domina y acabo echando sapos y culebras por la boca. Este fue el caso cuando recientemente alguien hizo mención en un debate de la "pirámide del aprendizaje" con la intención de demostrar que la escuela tradicional no enseña nada porque se basa en el papel transmisor del maestro, mientras que la escuela constructivista, activa, que trabaja por proyectos, es la repera. A la gente que utiliza estos argumentos no les puedes preguntar por qué si es tan buena hay tantas que obtienen resultados mediocres, porque entonces te critican por resultadista y se quedan tan anchos. Así que hay que criticarlos por clasistas, que eso les escuece mucho.
Si ustedes quieren buscar por internet información sobre la "learning pyramid" se encontrarán con diferentes versiones de la misma (varían los porcentajes asignados a cada acción e incluso el orden de las acciones) y con abundantes artículos a favor y en contra.
Yo no tengo inconveniente en aceptar los argumentos a favor. Parece que tiene sentido defender que uno comprende bien las cosas cuando se ve en la situación de discutirlas ante un público crítico. El problema es que para demostrar, discutir, practicar y, sobre todo, enseñar algo a alguien, tienes que tener algo que demostrar, discutir, practicar o enseñar. Si no es así, te limitas a enseñar bobadas.
Es decir, la escuela progre, tan moderna ella, cae tan contenta en la trampa del famoso "Efecto Mateo". Recuerden el Evangelio: "Al que tiene, se le dará, y al que no tiene, aun lo que tiene, se le quitará". Quiero decir que esta pirámide funciona de maravilla con los niños que llegan al cole sabiendo cosas. Y funciona tanto mejor cuantas más cosas traen aprendidas de casa. Si poseen un vocabulario amplio y una cultura general extensa, adelante con ella. ¿Pero qué ocurre con los niños de medios culturales desfavorecidos a los que ponemos en situación de explicar lo que no saben? ¡Pues que cometemos un tremendo fraude pedagógico, claro!
Si queremos que nuestros alumnos enseñen lo que saben, asegurémonos antes que les hemos dado conocimientos, cuantos más, mejor.
Yo no entiendo las etiquetas que se usan en estos asuntos, ni me importan.
ResponderEliminarConozco en cambio los hechos principales relevantes: el hecho principal relevante es que en España la inmensa mayor parte del tiempo escolar se dedica a explicar en la pizarra, es decir, a la actividad del vértice de la pirámide. Eso es todavía más cierto en las enseñanzas secundarias.
No comprendo por qué se refiere a la enseñanza escolar en España como "constructivista", y a la vez a los que han inventado la ilustración de la pirámide como "constructivistas", porque las dos cosas reflejan escalas de valores opuestas según cualquier criterio.
Da igual lo que quiera decir "constructivista" y que sea bueno o que sea malo para lo que quiero decir: simplemente los que hayan elaborado el criterio de esa pirámide y lo defiendan es completamente im-po-si-ble que compartan nada con el noventa por ciento de los profesores y los centros de secundaria españoles, en cuanto a sus criterios y valores en la enseñanza
(Y muy poco también con quienes elaboran leyes y curriculos, planifican y deciden sobre la enseñanza obligatoria, porque esa pirámide es incompatible en si misma con dichos elementos)
Una cosa que sería buena es empezar a dejar de ser Humpty-Dumpty y de llamar a las cosas como nos viene bien y porque nosotros lo valemos.
¿Qué narices tiene a ver esa pirámide invertida con trabajar por proyectos?
ResponderEliminarTengo una intuición al respecto de la "escuela tradicional" y las pedagogías modernas. Desde mi punto de vista todas adolecen de un mismo problema: A la que tienes más de un maestro y cada uno va a lo suyo repetimos cosa inútiles y olvidamos cosas importantes.
Pero no me hagan caso, hoy desbarro y la libertad de cátedra es sagrada.
Estos americanos..les chiflan las pirámides, que si las nutricionales, que si la de las necesidades humanas, las de las Vegas y las de las estafas (Madoff). Los críos están tanto rato con esos portátiles antiergonómicos que saltan de alegría cunado toca dibujar, previa clase magistral tradicionalísima.
ResponderEliminarA mi me preocupa que le llamen pirámide a un triángulo.
ResponderEliminarEstos americanos..les chiflan las pirámides,
ResponderEliminarHablando en general, les chifla explicar las cosas para que se entiendan, utilizar todo el apoyo gráfico que venga al caso, ser breves porque el tiempo del auditorio es valioso, y ganarse la atención del público con talento, en lugar de obligándolo o intimidándolo.
Por eso son tan buenos en divulgación científica (y tan abundantes), aparte de otros usos más mercantiles de esas habilidades.
Es el producto de haberse creído la democracia hace doscientos años (es decir, de creerse que el que está en la tarima no es superior per se al auditorio, y por eso estar ahí arriba le obliga a ofrecer algo) y de creer también que lo que recomienda un discurso a la atención de los demás no es la bobaliconería de cuanto-más-abstruso-más-importante, sino el puro pragmatismo de que sacarán algo en limpio a cambio de su atención.
Con estos dos principios se obtienen las conferencias TED. Con los contrarios, se obtienen auténticos latazos inútiles, y también cosas como los artículos periodísticos de "opinión" y los libros de texto españoles.
Respecto al debate sobre el modelo de escuela y el método pedagógico, sólo puedo hablar desde la experiencia, más que desde el conocimiento. La experiencia como alumno, claro, pues maestro nunca he sido. Y la experiencia me dice que una buena enseñanza depende de dos únicas variables; buenos profesores y recursos económicos. Parece una perogrullada, pero no lo es. Nada hay mejor que un buen profesor; sabio, que estimule, con pasión por la enseñanza. Y lo segundo no atañe a recursos audiovisuales, pantallas táctiles, visitas guiadas o colegios premios FAD de arquitectura (como era el mío, por cierto). Los recursos económicos evitan la aglomeración en las aulas, o sea, clases con 30 o 40 alumnos. Lo dicho, un buen profesor con pocos alumnos. No hay más secreto que ése.
ResponderEliminarOriol
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