I
Lo que está pasando en Túnez y Egipto (no en Libia y eso parecer estar pasando desapercibido a los analistas) debería proporcionar una cura de humildad a las ciencias sociales. Sin esa cura los científicos sociales serán incapaces de comprender la especificidad de las cosas humanas. Según evolucionen los acontecimientos asistiremos a la sacralización de un acto fundacional o a la crónica de una frustración. Ya se verá.
II
Sin duda los egipcios que se manifiestan contra el régimen, sean las que sean sus razones, se dejan guiar por lo que creen que es mejor para ellos. Viendo las reacciones de muchos comentaristas hispanos, parece que dan por supuesto que: (1) el pueblo egipcio ha decidido tomar las riendas de su destino, (2) lo que decide el pueblo es siempre bueno; (3) que lo que es bueno para el pueblo egipcio es bueno para nosotros.
III
El optimismo, se vuelve a demostrar una vez más, es el opio del pueblo... y de los comentaristas de la SER (especialmente).
IV
El siglo XXI está por escribir. Y todas las posibilidades son posibles. Especialmente en el Mediterráneo.
V
Sigo creyendo que hay una incompatibilidad radical entre Islam y liberalismo, porque el Islam es un sistema de leyes cuya pertinencia está dictada por Dios y no puede pasar, por lo tanto, a constituir motivo de debate parlamentario. Precisamente por eso pueden ser compatibles el Islam y la democracia.
VI
Si el Espíritu guía la historia, el Espíritu sufre cólicos, que son el verdadero motor de la historia.
Estamos todos de coronilla con lo de Egipto. Es curioso que el mundo, perdón, la Historia, funcione a base de cólicos.
ResponderEliminarAyer hablaba un amigo mío en la SER, en el programa de la tarde: la presentadora -me cae muy mal- entrevistaba a una arqueóloga española que está viviendo en Egipto y cuando esta le dijo que la gente en Egipto lo que estaba era asustada ante lo que podía pasar, la tal Nierga casi le pega un mamporro digital, porque ¿cómo no podían estar contentos de ser dueños por fin de su destino?
ResponderEliminarMe gustó el final del artículo de Douhat ayer en el NYT.
ResponderEliminar'But history makes fools of us all. We make deals with dictators, and reap the whirlwind of terrorism. We promote democracy, and watch Islamists gain power from Iraq to Palestine. We leap into humanitarian interventions, and get bloodied in Somalia. We stay out, and watch genocide engulf Rwanda. We intervene in Afghanistan and then depart, and watch the Taliban take over. We intervene in Afghanistan and stay, and end up trapped there, with no end in sight.
Sooner or later, the theories always fail. The world is too complicated for them, and too tragic. History has its upward arcs, but most crises require weighing unknowns against unknowns, and choosing between competing evils.
The only comfort, as we watch Egyptians struggle for their country’s future, is that some choices aren’t America’s to make.'
http://www.nytimes.com/2011/01/31/opinion/31douthat.html?sq=ross douhat&st=Search&adxnnl=1&scp=1&adxnnlx=1296655074-a7l9o2EYlUKGU1wKeCP60w
si los de la SER son el opio del pueblo, ¿como llamar a los de la COPE?, cafres tal vez?
ResponderEliminarAquí tenemos un problema, 'nuestro dictador' murió en la cama, mientras en el país vecino y en otros lograron echarlos, aunque ya estuviesen viejos. Ahora bien, luego se cuenta la historia como si, efectivamente, 'el pueblo unido' hubiese acabado con la dictadura.
ResponderEliminarDe este complejo y de muchos otros viene tanta mitificación 'turistica' de las revoluciones de los vecinos.
No hay derrota que una página de libro de texto -o de artículo de opinión- no pueda arreglar.
Cuando alguna de estas "revoluciones del pueblo" acaben en regímenes islámicos radicales, veremos dónde queda el optimismo de algunos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ricart: Pues me imagino (porque no los oigo) que los de la COPE repartirán otras sustancias estimulantes.
ResponderEliminarLo del optimismo como opio del pueblo desgraciadamente no es mío, sino de Kundera, que de ésto (del agrupémonos todos en la lucha final)sabe mucho.
Estoy con Juan Antonio: me temo que hay posibilidades de que en Túnez no triunfe el islamismo radical en unas hipotéticas elecciones libres, pero pocas de que eso no suceda en Egipto o en otros países que comienzan a verse contagiados. Recuérdese que en Argelia o Turquía tuvo que ser el ejército quien salvara la democracia, dada la victoria, parece que en elecciones limpias y libres, del islamismo radical.
ResponderEliminarExcelente, por cierto, el artículo que nos trae Claudio del NYT.
Esque Claudio es el aroma de este café
ResponderEliminarJuan Antonio: ¡Qué indigestos pueden ser un par de euros de Rousseau!
ResponderEliminarDe aquellos lodos liberales, estos cólicos revolucionarios. El liberalismo empieza a ser ya incompatible con la vida, el islam es un polvo enamorado, y por lo que se ve, tiene la palabra.
ResponderEliminarO dicho de otra forma, a ver si somos capaces, nosotros, los pijitos de occidente, de echarle un pulso al liberalismo radical y partirle las piernas.
ResponderEliminarAl-Juarismi: Yo soy más de Al di Meola.
ResponderEliminarA mi lo que más me impresiona de todo esto es que cuando visité Egipto en 1988 el país rondaba los cincuenta millones de habitantes y ahora , con toda esta fronda, me entero que anda por los ochenta.
ResponderEliminar¡Glup!
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ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=vuY0_JCHaF4
ResponderEliminarAnte todo, respeto, no se turbe Don Gregorio, segura que esta entrada si le gusta.
Karl Mill: Sí parece que hay un componente demográfico muy importante en estas algarabías, lo cual contribuye a lo revuelto del río.
ResponderEliminarAl Juarismi: Efectivamente, me gusta. Pero esto, esta simple posibilidad de decir "me gusta", es la esencia del liberalismo, que antes que cualquier otra cosa es una cuestión estética (es decir de educación de la sensibilidad). Por eso me tempo que no hay manera de partirle las piernas al liberalismo sin olvidar a Hobbes y a Locke... y mire usted, yo no estoy por la labor. Esto, y no otra cosa era lo que le intentaba decir. Y creo que usted me ha entendido.
ResponderEliminar¡ Algarabías !, qué palabra hermosa. El video es la danza egipcia, del ínclito Al di Meola. Yo espero que sean algo más que algarabías, señor Luri. En este caso, su análisis, me va a permitir, me parece un poco manso.
ResponderEliminarEso procuro, entenderle siempre, en sentido recto, pero estimo que estamos olvidando esa "especificidad del ser humano", que consiste justamente en "estar harto de...". Creo que eso es lo que siente el pueblo egipcio ( si pudiera invocarse aún la palabra "pueblo" sin que parezca uno periodista ), una profunda humillación y ganas de ir a alguna parte, en cez de quedarse quietos criando malva.
ResponderEliminarAlgarabía, en su primera acepción, es la lengua árabe.
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ResponderEliminarMe imagino que leer esto que acaba de escribir usted es el precio que tengo que pagar por intentar ser amable en este café.
ResponderEliminarEso mismo pensé yo, cuando puse el primer comentario, en el que en ningún momento le falté al respeto, o lo subestimé. Sólo di mi opinión. Entiendo por tanto que no fue de su agrado. A nadie le gusta que lo tomen a broma, ¿verdad?.
ResponderEliminarNo da la sensación que sea esta una revolución islámica, más bien es una revolución mimética 2.0 que no llegarà muy lejos, pondrán a otro igual que el anterior ligeramente tamizado en su comportamiento democrático
ResponderEliminarSi he entendido bien el fragmento V, ¿no estará diciendo usted que la democracia y el liberalismo son incompatibles?
ResponderEliminarEstoy diciendo que el liberalismo no puede vivir sin democracia, pero que hay formas de democracia no liberales. Se puede ser -y los ejemplos abundan- demócrata y antiliberal.
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