La gente que me rodea está entusiasmada con lo ocurrido en el norte de África. Yo estoy intranquilo. La democracia no abarata el precio del pan por sí misma, ni crea más puestos de trabajo, ni tiene soluciones milagrosas, ni tan siquiera educa demócratas. En el mundo ha habido más de una democracia que se ha suicidado democráticamente.
El entusiasmo, siempre, siempre, como el opio del pueblo.
Viva, evidentemente, la democracia. Pero los que saben que esto de la política es (también) el arte de soportar la frustración tienen mucho, mucho trabajo por delante.
Me pregunto como después de los golpes de la historia todavía nos gustan tanto los mitos, los cuentos y las revoluciones de los otros.
ResponderEliminares que no aprendemos, ¡ay estos siervos del Conde Feudal que nos creemos libres!. . .y seguimos pagando diezmos.
ResponderEliminarUn amigo me resume su visión de la jugada: La democracia pondrá los medios y los Hermanos Musulmanes los fines.
ResponderEliminarLola: Ese es mi miedo, claro.
ResponderEliminarhttp://www.thenation.com/blog/158333/comic-relief-sarah-palin-egypt
ResponderEliminarDios la bendiga.
El miedo es libre.
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