“Obsérvese nuestra moneda común. ¿Qué representan los billetes de 10, 20, 50 y 100 euros? Arcos, puentes, puertas, como si nuestro continente sólo fuese un lugar de tránsito, un salón de pasos perdidos, una mano tendida al resto del planeta. Han quedado fuera las figuras de Shakespeare, Cervantes, Rembrant, Vinci, Goethe, Dante, Pascal o Voltaire. Se da el caso de que todos estos DWEM (Dead White European Males, estos “hombres blancos muertos”, según la terminología utilizada en determinados campus universitarios) son sospechosos, están todavía manchados por los prejuicios que nuestra triunfante modernidad ha barrido, Europa o el triunfo de la “vacuidad sustancial” (Ulrich Beck), la apoteosis de la desencarnación”
Pascal Bruckner, La tiranía de la penitencia, p 80.
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sábado, 7 de junio de 2008
Fenomenología del euro
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Un amor perdurable a fuerza de no serlo
I En las últimas décadas del siglo XIX vivió en Oviedo un hidalgo llamado don Pepito Alegre, considerado unánimemente como «cumplido caballe...
He trabajado durante unos años manejando moneda extranjera y me he hecho siempre una reflexión parecida. Puentes que no dan a ningún lado, ventanas y puertas abiertas a nada. Un contraste muy fuerte, por ejemplo, con los dólares, que llevan las efigies no ya de grandes hombres de la cultura, sino de los hombres esenciales de los EEUU como proyecto político: Washington, Jefferson, Lincoln, Hamilton, Jackson, Grant...
ResponderEliminarJ: No hay res-pública sin mitología y sin liturgia republicana.
ResponderEliminarQuizá la moneda es
ResponderEliminarcomo estar en un aeropuerto
va de lado en lado
sin quedarse en ningún sitio.
jaja
Realmente
es un papel indocumentado
un "sinpeles",
un desgraciado,
que en su soledad
de puentes infantiles,
gobierna el mundo.
Saludos Mr. Luri.
NO había reflexionado sobre el tema, pero sí que encontraba a faltar aquellos rostros de antaño, pensaba que era una moda pasajera pero puede que sea algo más profundo, claro.
ResponderEliminar(A Almatina) La que iba de mano en mano era la falsa moneda, no la verdadera. Claro que entonces no había tarjetas de crédito.
Luri: Esta Europa vergonzante que ni siquiera en su moneda es capaz de representarse más que por una anodina descripción gráfica de sus ruinas. Sinceramente, la posmodernidad le sienta mal a esto. Derruidas las murallas del mundo, nada queda apreciable: vacío, renuncia a la iconografía.
ResponderEliminarSin embargo, me gustaría conocer el texto con que se acompañó el trabajo de diseño que concibió este papel moneda.
Europa como no-lugar
ResponderEliminarCreo que la imagen de puerta, de lugar abierto, de paso, es bastante piadosa. Pienso que la simbología es otra: veo arquitectura (gran arquitecto) y constructores (maçons). Luego, sí hay mitología y liturgia, otra cosa es que nos guste o nos ataña.
ResponderEliminar¡Oh, sí! Eso de la construcción europea es muy masón. Muy especialmente porque es muy masónico atribuirse la construcción de cosas que han hecho otros (es lo que tiene ser inútil).
ResponderEliminarPienso que la simbología es otra: veo arquitectura (gran arquitecto) y constructores (maçons).
ResponderEliminarClaro. Por eso Pepe Erre jadeó como un Yorkshire para que le dejasen meter mano en la constitución europeda. Igual que su antecesor, Benedicto XVI--, que le ofreció una "tregua" a los judíos si intercedían para hacerle un hueco a la IntBisco (International Biscuit Company, aka santa madre iglesia) en Versalles.
Pero claro, no se consiguió. Y las uvas estaban verdes. Y mira que detesto eso de la Unión Europeda...
Por cierto, me extraña la presencia de Voltaire en la lista. Quizás lo hayan puesto para poder colar a Pascal. Antes que a Pascal, tendrían que haber puesto a Newton o Galileo. Pero parece que listar a un hereje (recondenado por Pepe Erre) y a un anglicano alquimista y unitario (sí, es una ironía su vínculo al Trinity College) era "demasié". Hay que adaptar la verdad a la audiencia potencial, según parece.
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