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viernes, 20 de junio de 2008

Érase una vez un tabernero...

Érase una vez un señor que abrió un bar casi por ver qué pasaba. No pretendía hacer negocio, sino pasar el rato, y con no tener pérdidas se daba por satisfecho. Por allí acudía todo tipo de personas. Algunos asomaban la cabeza y como no les gustaba el lugar, se iban, con todo el derecho del mundo. Otros se quedaban y de vez en cuando decían esta boca es mía. Otros más merodeaban un tiempo de mesa en mesa y después se marchaban tal como habían venido y eran sustituidos por otros según una sucesión que no parecía obedecer a ninguna lógica. El propietario del bar intentaba tener el negocio decentito, pero tampoco se mataba y el día que no le apetecía barrer, pues no barría. Y punto. Aunque intentaba servir a todo el mundo agradecía especialmente a los que le pagaban con un punto de ironía. Siempre había pensado que la ironía es el test de inteligencia más preciso. Con el tiempo se descubrió a sí mismo apreciando profundamente algunos de sus clientes, precisamente por este motivo.

De entre los que acudían por el bar había unos pocos que lo dejaban perplejo. Parecían acudir con la única pretensión de quejarse de lo malo que era el local. Se presentaban, daban una vuelta altanera, escupían en el suelo y se marchaban, ufanos de su gesto, despotricando contra el cuchitril, su propietario y el vino agriado. Pero al poco tiempo, volvían, pedían más vino. Y lo volvían a escupir, convirtiendo su gesto en rutina.

Últimamente ha sentido varias veces la tentación de cerrar el chiringuito. Había comenzado como un juego, siempre quiso que fuera un juego, pero quizás estaba comenzando a dejar de serlo.

Pronto hará un largo viaje. Cosa de un mes. Dice que se va a California, a probar la cantina de la UCLA, pero no sé yo si lo dice muy en serio. ¿Qué demonios haría este tipo en la UCLA? En cualquier caso, posiblemente le venga bien apartarse por un tiempo del vino.

jueves, 19 de junio de 2008

Aproximación a la nueva masculinidad

No se puede mostrar la imagen “http://growabrain.typepad.com/photos/uncategorized/2008/06/16/jesus_tortilla.gif” porque contiene errores.

Lo reconozco: desde que leí que la ministra de la cosa femenina animaba al pueblo español a "trabajar por una nueva masculinidad", estoy acongojado. Esta ministra es capaz de todo. Ya ha empezado proponiendo canalizar la agresividad por medios no agresivos, idea magnífica donde las haya que, si tiene éxito, le augura un futuro prometedor como Secretaria General de la ONU. Intento imaginarme lo de la nueva masculinidad y no consigo más que convocar pesadillas. Lo peor de este asunto es que los países que según los datos de la encuesta PISA van muy por delante de nosotros en instrucción (véase el caso de Finlandia) están muy lejos de ser un modelo a imitar, porque su masculinidad, con las estadísticas delante, es mucho más criminal que la nuestra. Aquí, por lo visto, la cultura no nos hace más pacíficos.

martes, 17 de junio de 2008

Érase una vez







Sobre nobles mentiras

Lo cuenta Kostas Axelos en sus “Cuentos filosóficos” y yo os lo cuento a vosotros.

Un matrimonio de centauros contempla con dulzura a su hijo que anda trotando inocentemente, a su aire, por una playa mediterránea. El marido se vuelve hacia su mujer y le pregunta: “¿Debemos decirle que solamente es un mito?

domingo, 15 de junio de 2008

Meditacioncilla sobre el lenguaje

El hecho de que la cabeza sea “la”, o sea, femenina y el culo sea “el”, o sea, masculino, me tiene muy intrigado. ¿No habrá aquí un proyecto de manipulación sutil de las conciencias (por cierto: la conciencia también es femenina) por parte de un poder oculto femenino (pero femenino es masculino) que maneja los hilos del lenguaje? No lo afirmo, que quede claro, pero cuando el río suena... Quizás el poder sea sexualmente más ambiguo de lo que supone la ministra de la cosa femenina, pues también hay que contar con el hecho sorprendente de que “mano”, que termina en “o” y debiera ser un nombre masculino, sea una miembra femenina. No paro de darle vueltas a todo este intrincado asunto y mientras más lo meneo más me crece la sospecha: ¿Y si en el lenguaje se escondiera nuestro peor enemigo?

viernes, 13 de junio de 2008

Las siete maravillas

1. En Éfeso, el templo de Diana, que construyó la Amazona Otrera, esposa de Marte.

2. El monumento al rey Mausolo, de mármol de Paros, de ochenta pies de alto y mil trescientos cuarenta pies de perímetro.

3. En Rodas, la estatua de bronce del Sol, el Coloso, de noventa pies de alto.

4. La estatua sentada de Júpiter Olimpio, que hizo Fidias de bronce y oro, de sesenta pies.

5. En Ecbatana, el palacio del rey Ciro, que hizo Mennón con piedras brillantes de varios colores, unidas con oro.

6. La muralla de Babilonia, que construyó Semíramis, hija de Dércetis, con ladrillos cocidos y azufre, unidos con hierro, de veinticinco pies de ancho, sesenta de alto y trescientos estados de perímetro.

7. Las pirámides de Egipto, cuya sombra no se ve, de sesenta pies de alto.

Higinio. Fábulas.

¿Qué por qué os cuento hoy esto? Pues porque ahora mismo me voy a Pamplona y disfrutaré de los setenta veces siete maravillosos pinchos de mi tierra.

jueves, 12 de junio de 2008

De la clarividencia amorosa

Entre los pliegos de los mitos antiguos hay historias para todos los gustos, desde las más heroicas a las más abyectas, de las más generosas a las más miserables, de las más divinas a las más humanas.

Y entre las más humanas se encuentra un pequeño relato transmitido por Eliano en su Historia de los animales que, de paso, me sirve para reverdecer un poco la zoosofía, a la que tengo últimamente bastante olvidada.

Según Eliano una foca se enamoró de un pescador de esponjas y se unió a él en una gruta marina. “El pescador era el más feo de todos los hombres, pero, para los ojos de la foca, tenía el brillo de la más singular de las bellezas”.

Y ahora permitidme un salto, de Eliano a Aristófanes.

“Yo creo -y estas son las palabras con las que Aristófanes concluye su discurso en el Banquete de Platón- que los hombres alcanzarían la felicidad satisfaciendo su amor, recuperando en el otro la mitad que les falta. Amor es nuestro médico, la gran esperanza del hombre. Con su ayuda podremos encontrar aquello que deseamos pero de lo que desconocemos el nombre. Se trata, en definitiva, de la recuperación de nuestra identidad”

Y ahora vuelvo a Eliano, porque en su foca platónica encuentro yo, esta precisa mañana de junio, la clave del amor.

miércoles, 11 de junio de 2008

Europa

Me he encontrado esta mañana, y casi al mismo tiempo, con esta fotografía, titulada “Waiting 1944 y con este poema de Goethe que no conocía y bien puede servir de comentario:

A los Estados Unidos

América, tienes más suerte

que nuestro viejo continente,

no tienes castillos en ruinas,

ni rocas basálticas.

No te atribulan,

en esta época viva,

ni recuerdos inútiles

ni vanas disputas.

martes, 10 de junio de 2008

A modo de disculpa...

Ya lo decía con sobrada razón el poeta

Un tiempo para bloquear

Un tiempo para perrear

Un tiempo para trabajar

Pues bien estoy en el último. O mejor: el tiempo de trabajar me ha arrollado, me está pasando por encima como una apisonadora y no me deja tiempo para responder a los comentarios que me dejáis en los distintos posts. Os pido disculpas. La mies es mucha y mis brazos son pocos.

Además el tiempo libre de que dispongo se lo dedico a Enid Negrete. Que es esa joya de mujer que se encuentra detrás del brazo del camarero del Café de la Ópera, justo delante del Liceo.

Como conocerla es amarla, os presento a Enid Negrete escondida, para evitar rivalidades.

Os decía que no tengo tiempo, y es cierto. Pero no puedo dejar pasar por alto un comentario que un teclado anónimo ha dejado en un post que está dando mucha guerra, el dedicado a Pippa Bacca. Dice lo siguiente:

En Colombia se ha acuñado el término de "desechables" para un grupo numeroso de indigentes que viven en la más absoluta marginalidad. Al margen de la salud, el bienestar y la dignidad. Estas personas resultan ser, casi siempre, un subproducto de la droga y el alcoholismo. Están tan abandonados de sí mismos, que si alguien necesita un ser humano para darle vía al sadismo o por ejemplo experimentar con fármacos, van a por ellos y los "usan" hasta que se "rompen" sin mayores consecuencias.
¿Puede el europeo medio asimilar realmente la idea de un ser humano desechable? ¿Saben que existen? ¿Aceptan que existen?...¡Soy cubana y desde mi buena voluntad me cuesta convencerme a mi misma de que algo así pueda pasar!...

No tengo nada que contestar, porque todo lo que se me ocurre suena a fórmula de compromiso. O quizás pueda contestar con una frase de Gustav Mahler que recoge Bruckner en su libro:

"Europa morirá de este principio: eso no tiene que ver conmigo"

lunes, 9 de junio de 2008

Derecho a la diferencia y/o a la ciudadanía

Apunta Pascal Bruckner en su último libro (La tiranía de la penitencia) una idea relativa a la protección de los derechos de las minorías que me parece sugerente y, por ello mismo, digna de polémica. Esta cuestión de los derechos de las minorías me parece apasionante por la de contradicciones que acumula. Por ejemplo es digna de ver la actitud con que las minorías de todo tipo se dirigen al poder en demanda de reconocimiento, con lo cual juegan un papel que no carece de similitud con el que desempeñaron la burguesía y la monarquía en la edad moderna. Esta alianza tuvo como enemigo común a la aristocracia, la nueva alianza entre minorías y poder parece tener como enemigo a batir el concepto republicano de la política. Esta es mi visión general del asunto, pero Bruckner propone un análisis diferente.

La idea que esboza es que la protección de los derechos de las minorías debe abarcar también a aquellos de sus miembros que quieren dejar de ser minoría, que, por los motivos que sean, desean liberarse de los lazos de fidelidad que los ligan a su micropcrosmos para convertirse en alguien que no depende de sus raíces y que, por lo tanto, al liberarse de las mismas, está autónomamente en condiciones de darle a su vida el sentido que se le antoje. A esto Bruckner le da el nombre de “emancipación republicana”.

Me gusta la idea en lo que tiene de protesta contra esas políticas tan en boga de sufragar la diferencia con ese subterfugio llamado discriminación positiva. Se trataría de animar a los miembros de las minorías a reconocerse también en la unidad común de los ciudadanos.

Me gusta la idea, pero me temo que no vamos por aquí, sino en la dirección opuesta.

domingo, 8 de junio de 2008

sábado, 7 de junio de 2008

Fenomenología del euro

“Obsérvese nuestra moneda común. ¿Qué representan los billetes de 10, 20, 50 y 100 euros? Arcos, puentes, puertas, como si nuestro continente sólo fuese un lugar de tránsito, un salón de pasos perdidos, una mano tendida al resto del planeta. Han quedado fuera las figuras de Shakespeare, Cervantes, Rembrant, Vinci, Goethe, Dante, Pascal o Voltaire. Se da el caso de que todos estos DWEM (Dead White European Males, estos “hombres blancos muertos”, según la terminología utilizada en determinados campus universitarios) son sospechosos, están todavía manchados por los prejuicios que nuestra triunfante modernidad ha barrido, Europa o el triunfo de la “vacuidad sustancial” (Ulrich Beck), la apoteosis de la desencarnación”

Pascal Bruckner, La tiranía de la penitencia, p 80.

jueves, 5 de junio de 2008

The partisan



Cada vez que nos veíamos sonaba, más tarde o más temprano The Partisan. Al principio lo atribuí a la casualidad, pero poco a poco fui comprendiendo que aquello tenía otro sentido.
Finalmente se lo pregunté y él me contestó con otra pregunta.
Me miró directamente y me lo dijo con una naturalidad que me dejó pasmado.
Como tardaba en contestarle, me explicó que aún era posible ser el protagonista de aquella canción. Pero yo no quería ser el protagonista de esa -precisamente de esa- canción. Él seguía hablando de la patria prisionera y de los ancestros y de que nada lo hacía más feliz que saber que en su entierro alguien le bailaría un aurresku. Pero yo no tenía previsto morirme en los próximos mil años. Finalmente se dio cuenta de que yo no valía para eso, que no tenía sangre de héroe ni el corazón me latía apasionadamente por la patria. Se levantó, se fue, y ya no volvía saber más de él.
Sin embargo no puedo escuchar The Partisan sin recordarlo.

miércoles, 4 de junio de 2008

De vuelta a casa

I

Me apetecía volver a estirar del hilo de la rutina. Estos primeros días la madeja se muestra tan apetecible como reconfortante. Pero las pilas de la normalidad no son inagotables.

II

He ido al médico. Lo bueno de los médicos de la seguridad social es que van a lo que van. Te dicen lo que tienes y te recetan algo y si no lo saben, te remiten al especialista. En cambio, los médicos de las mutuas privadas, para demostrar que tienen tiempo para el paciente, después de hacerte lo que tenían que hacerte, se ven en la necesidad de darte conversación. Una cruz.

III

Inevitablemente tenía que reencontrarme con M. tarde o temprano. M es un vecino de Ocata muy buena gente, doy fe, pero una auténtica pesadilla logófila. Comienza por contarte lo que acaba de hacer y no acaba. Uno tiene que escabullirse de él como puede. Es de esas personas que mientras te cuentan algo se van corrigiendo a sí mismo: “Eran las 10 de la mañana… no, miento, que aún no serían las 9,30, lo sé porque me cruce con fulanito de tal que a esa hora, y etc etc etc”. Entre las buenas y las malas personas se encuentran dos curiosos grupos: el de los canallas simpáticos y el de los buenazos plastas. Prefiero a los primeros.

IV

A Valeria Fol le prometí que escribiría alguna cosa para una obra colectiva en honor a su marido. He decidido recoger las referencias de Ovidio a Tracia y a los tracios. Eso significa comenzar el gozoso trabajo de leer al poeta latino al completo. Ya me he puesto manos a la obra. Esta mañana mientras iniciaba, en la Plaza de Ocata, por supuesto, sus “Cartas de las heroínas”, una pareja de adolescentes se metía mano a mi lado con vocación de espeleológos.

Quizás los biólogos tengan razón cuando reducen eso que llamamos amor a una mistificación de un impulso natural de vaciado de cañerías eróticas, pero si creemos a los biólogos, nos quedamos sin Ovidio. Y si Ovidio nos gusta, ¿qué papel juega la literatura amorosa en la cultura humana? Cada vez lo tengo más claro: todo eso que llamamos cultura es una confabulación de la naturaleza contra sí misma. O sea: la naturaleza, esencialmente cínica, en el hombre se vuelve irónica. Eso es el arte. Esta metamorfosis del cinismo en ironía es el arte.

V

Me despido de Bulgaria con unas cuantas fotos que resumen mi viaje.

Entrada a la cámara sepulcral de la tumba de Seutes, en Shipka.

El túmulo sepulcral de Seutes visto desde el pueblecito de Shipka.

Iglesia de Shipka.

Cuidando la iglesia de Shipka hay un profesor universitario retirado... de Japón. Y lo hace con esmero. Con tanto esmero que ha dado al templo un cierto aire sintoísta muy curioso.

Uno de los hallazgos arqueológicos más notables de los últimos años en Bulgaria ha sido la cabeza del rey tracio Seutes, que se encontraba enterrada, siguiendo un ritual muy preciso, frente a la tumba que lleva su nombre. Fue cuidadosamente separada del resto de la estatua antes de ser enterrada. Del resto del cuerpo no hay ni rastro. Ruja y yo sospechamos que su tumba pudo haber devenido un santuario oracular. La foto no hace honor a la magnificiencia de la pieza. Creedme si os digo que es una de las obras grandes del helenismo.

Tumba (o templo) de Starosel. Se encuentra en el interior del túmulo artificial del fondo. A su alrededor hay varias tumbas notables.

Bosque de la Iglesia de Boyana, en las faldas del monte Vitohsa, frente a Sofia. ¿Qué joya!

"Studio Shatali for health end beauty". Sin comentarios.

Un antojo fotográfico.

Interior de la sinagoga de Sofia.

Así se despidió Sofia de mi, como una amante posesiva y encelada.

martes, 3 de junio de 2008

Alexander Fol

Mi relación con Bulgaria comenzó cuando estaba preparando la tesis doctoral sobre la República de Platón, diálogo que se inicia con la descripción del descenso de Sócrates de Atenas al Pireo para rezar a una diosa cuya fiesta se celebraba por primera vez, Bendis. De hecho todo el libro primero es, explícitamente, un banquete filosófico en honor a esta diosa. Para mi sorpresa, nadie en España tenía ni idea ni de quién podía ser esta deidad ni de por qué el diálogo se abre con una ofrenda en su honor y no, por ejemplo, en honor a Atenea. Al entender, finalmente, que era una diosa tracia, solicité una beca al Ministerio de Asuntes Exteriores para ir a estudiar a Sofia. Y así empezó todo.

Alexander Fol

Tuve la fortuna de conocer muy pronto a Valeria Fol y, por intermediación de ella, a su marido, Alexander Fol, el padre de la tracología (la disciplina histórica que se ocupa de la cultura tracia). Alexander Fol fue el fundador dels Instituto de Tracología y uno de los intelectuales más respetados de Bulgaria. Poseía la distinción más elevada del país, la orden de “Stara Planina”.

Era un personaje fascinante, de una fuerte presencia y de un carisma reconocido por todos. A mí siempre me dio muestras de una profunda cordialidad. Nunca olvidaré sus abundantes gestos de generosidad.

Recuerdo especialmente una cena en su casa con una botella de vodka por en medio de la que había que dar cuenta por imperativo categórico, en la que me habló de sus tiempos como ministro de cultura del régimen comunista búlgaro. O un largo paseo nocturno por Barcelona, cuando el cáncer ya lo tenía casi vencido, en el que me hizo confidencias de las que sólo después he comprendido su relevancia.

Alexander Fol murió el primero de marzo de 2006. Sus amigos le han erigido un monolito frente a la sede del Instituto de Tracología, en uno de los rincones más hermosos de Sofia, cerca del bar del Museo de Arte Contemporáneo. Le hice una emocionada visita acompañado por Valeria.

Esto es lo que dice la inscripción del monolito:


En la parte posterior del monolito se encuentra este signo, con el que Alexander Fol firmaba algunas veces. A los interesados en su significado los remito a este post.

lunes, 2 de junio de 2008

El monasterio de Zemen y el bogomilismo

A veces las maravillas las encuentra uno donde menos las espera. Este ha sido el caso del monasterio de San Juan Evangelista en las afueras de la pequeña ciudad de Zemen, a donde me he dejado llevar por la amabilidad de Valeria Fol y de Ruja Popova, sin saber muy bien con lo que iba a encontrarme.

Este monasterio, de finales del siglo XI, está situado en las faldas de la montaña de Konyavska, en el curso alto del río Strouma, el antiguo Strimon de los griegos, a 76 km al sud-este de Sofia.

Se trata de un modesto edificio cúbico de dimensiones reducidas (9.18 de largo por 8,71 de ancho y 11.20 de alto con cúpula central. La fachada oriental tiene tres ábsides semicirculares. El conjunto es único en toda la península balcánica, no entra dentro ni de los cánones del estilo bizantino ni del de los estilos imperantes en Bulgaria. Pero siendo singular su arquitectura, lo asombroso son sus pinturas murales, que mantienen la fidelidad al periodo preiconoclasta. Esta fidelidad se manifiesta en la riqueza de los detalles, la singularidad de cada personaje, la viveza del movimiento y la armonía del conjunto. Os pido excusas por la calidad de las fotos, que no hacen justicia al esplendor de los frescos. Pero esto es lo que hay.






Aquí, en estas tierras, nació el bogomilismo, predicado en tiempos del zar Pedro (927-969) por el sacerdote ortodoxo Bogomil. Esta herejía ha sido descrita de muchas maneras, y todas han sido sesgadas. Lo que sabemos de la misma es lo que nos han transmitido sus enemigos. En conjunto parece tratarse de una radicalización extrema del dualismo latente en el cristianismo con componentes gnósticos y, quizás, órficos, como lo sugiere su pacifismo extremo y su vegetarianismo.

Bogomil hizo de Dios y del demonio cristiano los dos principios supremos, el Bien y el Mal. Dios creó todo lo espiritual y sublime; el demonio, todo la material e infame. Dios fue el creador del cielo, de los cuatro elementos y de los ángeles. Uno de estos, Satanael, fue expulsado del cielo tras fracasar su sublevación, siendo el autor de la materia, y por lo tanto del cuerpo humano, pero no del alma, que es obra divina. Unido con Eva, fue el padre de Caín. Para combatir sus perversas maquinaciones, Dios envió a la Tierra a su Hijo, que enseñó a los hombres el camino del bien.

El bogomilismo era una apuesta por Dios en contra de Satanael que rechazaba todo lo material, incluyendo en este rechazo el poder temporal. Renunciaron a las jerarquías eclesiales, a los sacramentos, a la Cruz, a la guerra, a la riqueza… es decir, a todas las obras de Satanel.

Esta religión sin jerarquías, que reconocía la igualdad de derechos de hombres y mujeres, se expandió pronto por todo el área balcánica y, gracias a las cruzadas y al desarrollo del comercio en el Mediterráneo, sus ideas fueron recogidas en Italia y Francia, donde germinaron fértilmente entre los cátaros. Algunos estudiosos consideran el bogomilismo como "the first European link" de una cadena milenaria que se inicia con el maniqueísmo mesopotámico y concluye con la Cruzada contra los Albigenses. En Bulgaria se considera que las ideas del bogomilismo perduraron, de manera más o menos soterrada, hasta el siglo XVII.

Pero lo que poca gente sabe es que los agotes del valle navarro del Baztán, que pervivieron hasta bien entrado el siglo XIX, pudieron ser descendientes de los cátaros o albigenses.

domingo, 1 de junio de 2008

Ruja Popova


Este post está dedicado a Ruja Popova, porque en gran medida gracias a ella -y a su Pegaso, el coche indómito- Bulgaria forma un capítulo esencial de mi biografía. Decía Byron que el paisaje es un estado del alma, pero hay que añadir que los estados del alma no son una creación autónoma nuestra, sino que, más bien, somos nosotros los que en cada momento estamos recreados por nuestros estados de ánimo, de ahí que les debamos tanto a las personas que nos ayudan a contemplar paisajes memorables, por ejemplo los cielos infinitos de Bulgaria. Los amaneceres en este país milenario son cosa muy muy seria. No en vano están regidos por el capricho de Boreas.

A lo largo de los años hemos recorrido juntos muchos, muchos kilómetros de Bulgaria. Gracias a Ruja conozco el Rodope, Tatul y Perperek; Plodiv, Burgas, Kabile... Sobre Pegaso hemos atravesado ríos y cruzado montañas mientras hablábamos de todo lo humano y lo divino, desde los mitos tracios hasta los agotes del Baztán, y hemos cantado canciones de Nino Bravo y antiguos romances de ciego castellanos. A Ruja es imposible conocerla y no amarla.




En el fondo, valemos lo que valen nuestros amigos.

Y de despedida un trabalenguas:

Shishe sas ushi

Na soshe se sushi

Vehemencia

 I Tras tres días sin poder separarme de Benjamin Labatut y su Maniac , pero ya he cerrado la última página. Y como suele ocurrir cuando has...